Es una cuestión realmente controvertida; limitar mi opinión a un «estoy de acuerdo» o «no estoy de acuerdo» sería demasiado reduccionista, por lo que daré mi opinión general sobre el tema sin posicionarme claramente.
– En principio, el hecho de silenciar la voz de un representante político elegido democráticamente por el pueblo me parece un atropello contra la libertad de expresión; algo que no concibo para ninguna democracia y sociedad que se considere madura. En este sentido, creo que cualquier ciudadano con capacidad para acceder a estas redes ha de estar educado en los valores democráticos, y, por ende, ser capaz de discernir mensajes que atenten contra estos valores e ignorarlos o condenarlos. En principio, por lo tanto, creo que cualquier sociedad madura debe tener acceso a todas las opiniones siempre y cuándo esté formada y educada para saber discernir lo bueno de lo malo.
– Ahora bien, ¿estamos educados en estos valores que promulgan la cultura ética y democrática? ¿Son capaces todos los seguidores o lectores de las redes sociales de discernir la verdad de las fake news? ¿Somos capaces de reflexionar? O, por el contrario, ¿nos estamos convirtiendo en fanáticos aislados en comunidades digitales alimentando nuestra fe/religión política leyendo única y exclusivamente lo que concuerda con nuestros apriorismos?
– Eliminar opiniones/silenciarlas no es el método, a mi juicio para construir una sociedad democráticamente madura. Es una forma de tratar como niños a adultos sin capacidad de juicio. Pero, sin embargo, no sé hasta qué punto estamos preparados o formados para ello; no sé hasta qué punto somos capaces de leer a los «nuestros» y decir que no estamos de acuerdo con su opinión por mucho que seamos fieles a este partido. El seguidismo sin reflexión, en este caso, puede dar lugar a las revueltas ocurridas estos días, alterando el orden público y poniendo en jaque a una de las mayores potencias del mundo.
– En definitiva, creo que silenciar/eliminar voces que inciten al odio o a la insurrección no es la solución al problema; creo que debería haber un paso previo a esta medida, y no es otra que la de formar y educar en valores democráticos a la ciudadanía desde la niñez, para que cuando lean mensajes racistas, homófobos o incitadores a la violencia, sean capaces de silenciar esa cuenta ellos mismos.
– Además, como bien sabemos, cualquier prohibición no hace más que aumentar el deseo de obtener lo prohibido; hoy en día hay múltiples vías para llegar a la misma información; no importa que Google no informe sobre ciertos medios…El Dark Social está ahí. Y seguirá estándolo. De ahí la importancia de educar desde la base, la infancia, en estos valores. Para que el Dark social se llene de mensajes que pivoten sobre los valores democráticos.