Guerra en Ucrania: propaganda y censura en la era Tik Tok

JORDI SARRIÓN I CARBONELL 

Decía el maestro Sun Tzu en El arte de la guerra que la guerra es el arte del engaño. Sería imposible comprender los conflictos bélicos sin tratar de entender los vehículos a través de los que se juega la batalla por la moral y el relato. Por ende, sería imposible saber qué ocurre verdaderamente en Ucrania sin analizar las claves de la guerra mediática que se está disputando. En un contexto como el actual, en que cada vez contamos con un mayor volumen de información, de medios de comunicación y de contenidos en redes sociales, nuestra atención se convierte en uno de los objetivos más codiciados por instituciones y políticos de todos los colores, como explica el profesor Tim Wu. Más todavía en un conflicto como el que se vive a día de hoy en Ucrania.

Desde un meme como analizan los compañeros Álex Comes y Noelia Capapé hasta un vídeo de Tik Tok de apenas 20 o 30 segundos, pasando por un comentario polémico en Twitter o un discurso emitido en directo a partir de Facebook. Lanzar discursos al resto del mundo nunca había sido tan accesible y sencillo. Todos los recursos valen en la batalla de la propaganda. Un conflicto que, en muchos casos, se juega a miles de kilómetros de la frontera entre Rusia y Ucrania. Y, lo más complejo: ya acabó aquello de la propaganda unidireccional y masiva. Ahora se trata de segmentar lo mejor posible y llegar al mayor número posible de públicos que puedan estar interesados. 

Propaganda en tiempos de Tik Tok. Dos narrativas antagónicas

La importancia de la imagen: al tiempo que Zelensky se vindica como un presidente cercano que comparte sus penas y glorias con su Pueblo, Putin se muestra como un semidiós, en mesas que parecen no tener fin, y que escenifican distancia, poder y dominio.

La propaganda contemporánea es omnipresente, con mensajes segmentados para cada público, y, en muchos casos, anónimos. Su característica fundamental es la adaptación de aquello que se quiere transmitir a las narrativas de los diferentes canales y formatos, en un mundo en que la mayor parte del contenido propagandístico se ha disuelto en los mares del poder blando y se ha sofisticado. 

Y, lo que es más importante. Un mundo en el que la propaganda ha dejado de ser unidireccional y los usuarios (reales y ficticios) se han convertido en auténticos vehículos de creación y transmisión de esta. Todo ello, aderezado por algoritmos cada vez más eclécticos, como los de YouTube o Tik Tok, redes en las que tus hijos pueden comenzar viendo vídeos de gameplays y acabar viendo tutoriales en que un soldado ruso hace funcionar un tanque Su-35.

Y es que, en una época donde la proximidad y la empatía son atributos que cotizan al alza, los directos que hace el presidente ucraniano Zelensky en Facebook son cualquier cosa menos inocentes. Tampoco son, para nada inocentes, los memes que emplea el gobierno ucraniano desde sus canales oficiales. La imagen que están construyendo de su presidente es la imagen del héroe de guerra: un representante que, cuando su país pasa por sus momentos más amargos, no lo abandona, sino que se queda en Kiev, convertido en el primus inter pares. Esta imagen cercana bien le ha valido al presidente ucraniano pasar de poco más del 35% de popularidad a un 91% en apenas un mes

La imagen de Zelensky contrasta enormemente con la de su homólogo ruso, Vladimir Putin. Este ha proyectado desde el Kremlin una imagen de tipo duro, exagente de los servicios de inteligencia soviéticos de la KGB, frío, distante e implacable. Y lo hemos visto de manera reiterada —como toda buena propaganda— a través constantes imágenes donde se veía al presidente como un auténtico macho alfa: desde fotos con osos, montando a caballo o con gafas de sol de aviador. Esta imagen trabajada por Putin, unida a una  reindustrialización y consiguiente mejora de las condiciones materiales de los rusos, a un discurso que apela al orgullo patrio o la grandeza histórica y a la represión de los disidentes lo han convertido en uno de los líderes más longevos de la era contemporánea, ya que lleva en el poder  como presidente o primer ministro desde el año 1999.

Propaganda y medios de comunicación: el caso de Russia Today

Vista del canal oficial de Russia Today después de que la Unión Europea prohibiese la emisión y todos los vídeos de Russia Today en Internet. 

Dice un proverbio muy popular que, en ocasiones, un árbol impide ver el bosque en su conjunto. Pese a su aparente simpleza, es una frase muy acertada para explicar algunas de las medidas que la Unión Europea ha emprendido contra Russia Today y Sputnik, los medios públicos de Rusia que emiten en el extranjero. Medidas que, en definitiva, no son más que parches para un problema global en un contexto de globalización que, por tanto, requiere de soluciones globales. 

Y es que, dejando a un lado consideraciones morales o legales que recuerdan al caso de Twitter y la prohibición de la cuenta de Donald Trump—, huelga que lancemos algunas reflexiones. Porque… Si bien la información que lanza Russia Today sobre Rusia tiene un carácter propagandístico, ¿no desinforman e insultan a la verdad ciertos “medios” que defienden posiciones negacionistas o la connivencia con agresiones homófobas o xenófobas? ¿No vemos casos de malas praxis y desinformación a diario en medios de todo signo?

El panorama actual es muy diferente al del pasado. En un mundo donde las redes sociales consiguen imponer lo que se dice y la forma en que se dice, mirar hacia un medio de comunicación, por muy propagandista que sea, parece algo obsoleto. Porque existiendo ejércitos de trolls, grupos de WhatsApp y Telegram, cientos de webs de fake news, bots capaces de desestabilizar unas elecciones… 

Quien piense que la solución pasa por censurar un medio público con el precedente tan peligroso que supone, quizás esté ciego. Como explica Mariana Moyano, que ya lleva unos años investigando sobre los algoritmos de las redes sociales, los algoritmos se han convertido en la línea editorial de las redes sociales. ¿Acaso pensaste alguna vez que los contenidos te aparecen de forma neutral?

Tik Tok: la otra gran guerra

Hay quien se reía hace apenas dos años de Tik Tok. “Es una red social para críos” o “no pienso entrar en una red social de bailecitos” eran dos de las consignas más repetidas sobre Tik Tok que llegaban desde el mundo de la política. Mientras tanto, esta red social de origen chino ya ha superado con creces los 1.000 millones de usuarios. Es como si la totalidad de la población de la China Popular o de la India se instalase esta aplicación.

Sin embargo, al tiempo que muchos la menoscababan, multitud de representantes de la nueva derecha radical la emplearon de manera exitosa para acercarse a los jóvenes. Así, desde Bolsonaro a Matteo Salvini pasando por el chileno José Antonio Kast, convirtieron Tik Tok en un laboratorio a través del cual transmitir sus mensajes populistas: mensajes cortos, generación de la frontera de un “nosotros” frente a un “ellos”, humanización, celebrificación del candidato e interacción con sus seguidores fueron algunos de los motivos. Paulatinamente, las izquierdas comenzaron a entender Tik Tok, y muestra de ello son los kpopers que boicotearon un acto de Donald Trump o el equipo de campaña de Gabriel Boric en Chile, que consiguió convertirlo en uno de los primeros presidentes influencer.

Del doble de Putin al Washington Post: por qué Tik Tok es tan importante para entender el conflicto en Ucrania

@simpleputinДелай как я♬ оригинальный звук – Просто Путин

En un mundo ávido de nuevas narrativas, los vídeos sobre el conflicto en Ucrania funcionan a la perfección en Tik Tok. Tanto es así que la cuenta del doble de Putin que lo humaniza alcanza ya los 5.5 millones de seguidores en esta red social. Al tiempo, vídeos sobre el heroísmo de Zelensky, historias de guerra contadas de la mano de los propios soldados, tutoriales para aprender a usar armas, imágenes de los bombardeos y vídeos satíricos o emotivos son los contenidos sobre la guerra que más impacto tienen. Vemos de nuevo lo que comentábamos anteriormente: resulta muy complejo saber quién está detrás de cada una de las cuentas, y la frontera entre el humor, las historias personales y la propaganda se difumina. A esto hay que añadir la facilidad que tiene el algoritmo de la aplicación de llevarte de un vídeo de salchipapas a otro donde se bombardea a población civil en apenas segundos.

Si algunos de vosotros seguís sin comprender la grandeza de Tik Tok, tengo un último cartucho. El mismísimo Washington Post, como explicó Mariana Moyano en su podcast, fue capaz de anticiparse y vislumbrar que Putin estaba a punto de atacar a sus objetivos en Ucrania. De hecho, usaron vídeos de Tik Tok en los que se advertía a vehículos de combate rusos acercándose a sus posiciones en Ucrania. A continuación, buscaron a prestigiosos expertos para que analizaran los vídeos y determinaron lo que, poco más de una semana después, sería un hecho: Rusia se estaba preparando para invadir Ucrania. Es un imperativo moral para todo comunicador político que se precie seguir conociendo más si cabe esta herramienta. ¿Alguien puede continuar pensando que las redes no son parte del “mundo real”?

@help_ukraine_._ #foryou #ukraine #russia #today ♬ dźwięk oryginalny – 𝔸 𝔾 𝔸 𝕋 𝔸

 

Jordi Sarrión i Carbonell es periodista y politólogo. Fundador y director de la revista Mirall País Valencià. Colaborador de medios de comunicación. Actualmente en el master @compolin de la UPF (@srcarbonell)

Imagen: Screenshots de vídeos de TikTok de @aleksandrsmoke32, @martavasyuta y @moneykristina. Vía Hiperallergic.