Turismo Político en Florencia

MANU RODRÍGUEZ

Florencia es conocida por ser la ciudad del arte y la belleza. Florentinos eran Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci o Donatello (Rafael, la última tortuga ninja, era de Urbino); pero también eran florentinos Dante Alighieri, Giovanni Bocaccio, Girolamo Savonarola, Francesco Guicciardini y, por supuesto, Niccolò Machiavelli. Insignes actores políticos en su tiempo, con una notable influencia posterior. Dado que los lugares protagonizados por los primeros –la Galleria dell’Accademia, la Galería de los Uffizi, etc. – son de sobra conocidos, en este artículo haremos un breve repaso de los lugares donde hacer turismo político en la ciudad del Arno.

Comenzamos nuestra ruta en el Palazzo Vecchio o Palazzo della Signoria, probablemente el lugar con mayor carga política de Florencia. Fue sede del gobierno de la República, del Gran Ducado de Toscana y del gobierno del Reino de Italia tras la reunificación. Aún hoy sigue siendo el Ayuntamiento de Florencia (Comune di Firenze). Por sus puertas entró y salió Maquiavelo como Canciller de la Signoria en misiones diplomáticas y cuando organizó la milicia popular florentina. En su fachada principal estuvo el David de Miguel Ángel (hoy hay una copia) y a su lado está la Loggia della Signoria (o dei Lanzi), donde en su día se leían los edictos y hoy es un museo al aire libre (no se pierdan el Perseo con la cabeza de Medusa de Cellini o El Rapto de las Sabinas de Giambologna). En la Piazza della Signoria tenían (y siguen teniendo) lugar los grandes eventos, entre ellos las ejecuciones: en una placa frente al Biancone (Fuente de Neptuno) se rememora la hoguera donde ardió Girolamo Savonarola, el fraile dominico que instauró una teocracia en la Florencia del Renacimiento.

Continuamos la ruta conociendo dos calles impregnadas de historia política. Una de las mayores controversias de la historia de Europa fue la polémica entre los partidarios del Papa y los partidarios del Sacro Imperio Romano. Esto tuvo una gran importancia en la historia de Italia, ya que los diversos estados se dividían entre güelfos (partidarios del papado) y gibelinos (que apoyaban al emperador). Aunque Florencia fue mayoritariamente güelfa, lo cierto es que la pugna entre guelfi e ghibellini adoptó una categoría propia dentro de la propia ciudad, marcando las luchas de poder por el control del gobierno local.

Hoy día hay dos interesantes calles que marcan esta diferencia: la Via Guelfa está al norte del centro histórico y la rodean importantes monumentos: la Basílica de Santa Maria Novella, cuya fachada de Leon Battista Alberti influyó en parroquias de toda Italia y de medio mundo; la Galleria dell’Accademia, donde reside el David de Miguel Ángel original; el Mercato di San Lorenzo; y, por supuesto, lugares enormemente marcados por los Médici: el Palazzo Medici Riccardi y la Basílica de San Lorenzo. Esta última, si bien puede parecer bastante sosa por fuera, contiene en su interior maravillas de Brunelleschi, Michelozzo, Donatello y Miguel Ángel, quien nos dejó la Sacristía Nueva, una de sus obras cumbre como arquitecto y escultor. Por su parte, en la Via Ghibellina se encuentra la Badia Fiorentina, un precioso y anacrónico convento frente al Palazzo (hoy Museo Nazionale) del Bargello, un antiguo cuartel-prisión que hoy alberga una de las colecciones escultóricas más importantes del mundo: Donatello, Giambologna o Miguel Ángel. Hablando de Michelangelo Buonarrotti, uno de los mayores genios de la historia, en Via Ghibellina 70 podemos visitar la Casa Museo Buonarrotti. Y llegamos a la joya de la corona, la Piazza di Santa Croce. Pero antes, volvamos a la historia política de Florencia…

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Los güelfos expulsaron a los gibelinos, pero posteriormente se dividieron en dos partidos: los güelfos blancos (guelfi bianchi) y negros (guelfi neri). Dante Alighieri, además de uno de los máximos exponentes de la literatura italiana, fue entre otras cosas un activista de los güelfos blancos y embajador de la causa ante el papado. La alianza de Roma con los negros motivó su exilio perpetuo, causa de que su cuerpo no esté en Florencia sino en Rávena. Con todo, los intelectuales del Risorgimento intentaron resarcirse de esta injusticia histórica trayendo de nuevo los restos del poeta a Florencia: es por esto que la Piazza di Santa Croce está presidida por una imponente efigie del rapsoda que cruzó los infiernos. Por ello, Roberto Benigni ha representado su monólogo sobre la Divina Comedia en la plaza. Estas disertaciones sobre el texto dantesco están disponibles en Youtube y son dignas de ver. En esta plaza, además, cada año por las fiestas de San Juan, patrón de Florencia, se celebra el campeonato de Calcio Storico o Calcio in Costume, una singular – y brutal – muestra de deporte como se practicaba hace siglos en el que vale casi todo. En dicho certamen compiten los cuatro barrios históricos de Florencia: Santa Maria Novella, San Giovanni, Santo Spirito y Santa Croce. Cada equipo tiene un color: rojo, verde, blanco y azul, respectivamente.

En dicha plaza se encuentra la Basilica di Santa Croce. Una iglesia franciscana del siglo XV íntimamente ligada a la historia de Florencia. Alberga obras de Tras la reunificación italiana, los intelectuales del Risorgimento quisieron convertirla en el panteón de la historia de Italia, motivo por el cual hoy alberga los restos de algunos de sus personajes más prominentes: Nicolás Maquiavelo, Galileo Galilei, Giorgio Vasari, Michelangelo Buonarotti, Lorenzo Ghiberti y muchos otros. Como indicamos anteriormente, la tumba de Dante está vacía, pues su cuerpo sigue en Rávena. Además de lo meramente político, merece la pena admirar las obras de Giotto, Donatello, Brunelleschi, Miguel Ángel, Antonio Canova y otros. La exuberante belleza de este espacio motivó que en 1817 un conocido escritor sufriera un jamacuco importantísimo para la historia de la medicina: el llamado síndrome de Stendhal.

Al sur del Arno se encuentra el Palazzo Pitti, mandado construir por el banquero Luca Pitti. Dicho palacio sufrió idas y venidas a lo largo de la historia, incluyendo pasar por las familias Pitti y Médici y ser residencia de Napoleón durante su campaña italiana. Uno de los detalles más particulares de este lugar es su conexión con el Palazzo Vecchio mediante el Corredor Vasariano (Corridoio Vasariano). Cosme de Médici pidió a Vasari que uniera la Signoria con su residencia con un pasillo secreto para no tener que mezclarse con el vulgo. Dicho corredor pasa por la Galería de los Uffizi y el Ponte Vecchio. Dicho puente en aquella época estaba plagado de carnicerías que inundaban de olor el pasillo, por lo que nuestro Cosme ordenó su desalojo y sustitución por joyerías y orfebrerías, que aún continúan. Política, lujo y olores, todo en uno. Otra anécdota política sobre el Ponte Vecchio: el 4 de agosto de 1944 los nazis abandonaban Florencia y por el camino destruyeron todos los puentes… menos el Ponte Vecchio. Según la tradición, esto se debe a una orden expresa de Hitler, que quiso respetar su belleza e historia.

A unos 8 kilómetros de Florencia se alza, nunca mejor dicho, la ciudad de Fiesole. Se trata de un municipio situado en la montaña aledaña a la capital toscana, desde la que pueden verse impresionantes vistas. Los fiesolanos se vanaglorian de ser los fundadores de Florencia, villa que estuvo a su sombra durante siglos. Sin embargo, en 1125, Fiesole es conquistada por los florentinos y su nobleza y clero obligados a vivir entre los muros de Florencia. A partir de entonces la “madre” pasa a estar a la sombra de la “hija”. Con todo, merece la pena visitar el entorno fiesolano y aprovechar las vistas de Florencia. Además, en las inmediaciones se encuentra San Domenico di Fiesole, convento dominico que hoy es sede del Instituto Universitario Europeo. Esta institución es un centro de posgrado e investigación de la Unión Europea con importantes contribuciones a las ciencias políticas y sociales desde una perspectiva europea.

Finalmente, en la otra punta tenemos la Basilica di San Miniato al Monte, en uno de los puntos más altos de Florencia (inciso: por el camino es parada obligada parar en el Piazzale Michelangelo, aunque no tenga carga política) y el Cimitero delle Porte Sante, cementerio plagado de historia: de víctimas del cólera, a soldados americanos de la Segunda Guerra Mundial.

 

Manuel Rodríguez Morillo es politólogo y codirector de Cámara Cívica (@ManuRodriguezCC)

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