CONSTANZA PAREDES
Portada de las mundialmente reconocidas revistas Vanity Fair, Time y Rolling Stones y con dos documentales a cuestas llamados “Hombre de Palabra” y el “Papa Rebelde”, el Papa Francisco ha hecho lo que pocas cabezas de la Iglesia católica pudieron hacer durante su pontificado en muy poco tiempo: captar la atención positiva de los medios de comunicación.
El Sumo Pontífice no solo ha logrado lo anterior, ha logrado también construir la imagen de un líder carismático y sencillo, así como dar luces en torno a la renovación de la imagen de toda una institución religiosa.
Más aún, ha logrado identificar y segmentar muy bien sus espacios de comunicación y los públicos objetivos a los que dedica sus discursos. Esta fuerte combinación entre los gestos, la imagen y el discurso son claves para entender el cuerpo y alma comunicativa del Sumo Pontífice.
El cuerpo comunicativo
Ortega y Gasset (1) enfatiza la gesticulación como forma de comunicación y un liderazgo de gestos es como se podría describir principalmente la comunicación del Papa Francisco. Para el autor la gesticulación es un conjunto de usos, es decir es el modo en que funciona silenciosamente la historia social acumulada.
El cuerpo comunicativo del Sumo Pontífice se compone por la tipificación de la identidad del colectivo al que se dirige, el contacto o la proximidad física con el público al que se dirige y el uso del lenguaje fluido, rico en matices y sinónimos.
Estos gestos del cuerpo comunicativo se quedan impregnados en la realidad palpable a través de las distintas formas expresivas que adopta Bergolio. Su quehacer en el cuerpo comunicativo se caracteriza por ser rupturista y eso es un enganche sin pierde en los públicos jóvenes, que a través de sus redes sociales lo impulsan a la palestra de los medios de comunicación tradicionales.
Afirmar que su deseo es el de volver a los inicios humildes de la iglesia y acompañar esta afirmación de acciones que están cargadas de un alto simbolismo (para los feligreses como no feligreses), tales como rechazar los lujos que se reservan a los pontífices, eliminar el trono en el que se sentaban por décadas los pontífices y colocar uno de madera (este es un foco comunicativo visual desde el cual se proyecta la imagen del Sumo Pontífice para todo el mundo); así como cambiar su vestuario altamente ornamentado por un sencillo vestuario blanco o besar, en una de sus audiencias públicas, a un enfermo de neurofibromatosis (gesto que fue comparado por los medios de comunicación con la acción de San Francisco de Asís al besar a un leproso) son puntos de contacto comunicativos que llevan a reforzar el alma comunicativa (que veremos más adelante) del Papa Francisco.
Estos puntos de contacto comunicativo, llevan indudablemente a reformar una imagen pre-establecida en el imaginario social y se activan cuando el cuerpo comunicativo del Papa Francisco está claramente marcado por una cercanía nunca antes vista.
Así mismo, lo interesante de esta cercanía es que es un comportamiento coherente y sostenido en el tiempo desde el inicio de sus labores en Argentina. Por lo cual, la consistencia en estos valores y su práctica aportan una cuota de veracidad en un mundo dominado por la imagen y los gestos, pasando así de la famosa política de los gestos a la política de los hechos. En resumen, el lidera y encarna “una iglesia pobre para los pobres”, siendo esta una combinación muy poderosa en una de las industrias culturales más importantes del siglo XXI: la política pop.
El alma comunicativa
Latinoamérica es un terreno de constante pérdida para la Iglesia Católica y el Papa Francisco lo sabe. No en vano uno de sus primeros viajes oficiales fue a Brasil durante la Jornada Mundial de la Juventud (2). Ahora, en el 2019, nuevamente una Jornada Mundial de la Juventud se realizará en un país latinoamericano: Panamá.
Las Jornadas Mundiales de la Juventud son espacios de comunicación que congregan a jóvenes millennials o post millennials en torno a la celebración de la fe católica. No obstante, sean o no devotos, los jóvenes de estas generaciones son quienes acompañarán al Papa Francisco en sus discursos o gestos, puesto que son un público que están ampliamente expuesto al alma comunicativa del Sumo Pontífice.
En ese escenario, la construcción de un discurso emocional que recoja todas las sensaciones de los feligreses o simpatizantes de la iglesia católica es necesaria. Así mismo la determinación o uso de espacios o campos comunicativos, asociados tradicionalmente con actividades mucho más sociales (como los conciertos de rock en las playas de Copacabana), así como la elección de los canales de comunicación, son lo que conforma la denominada alma comunicativa.
Vanguardista y moderno, el alma comunicativa del Sumo Pontífice no solo se comunica de forma tradicional con sus feligreses: tuitea, sube fotos y videos en donde comparte en tiempo real su quehacer a nivel mundial; siendo que la cuenta de redes sociales por excelencia es la de Twitter, con más de 20 millones de seguidores (3).
Al ser Twitter la cuenta principal, se han implementado en ella cambios que se unen a los gestos del cuerpo comunicativo, tales como que la Sagrada Penitenciaría Apostólica, por encargo del Papa Francisco, considere brindar “indulgencias plenarias” vía Twitter o, por ejemplo, lanzar un disco de rock progresivo denominado “Wake Up” (2015), con motivo de masificar el mensaje de paz, fe y unidad.
No obstante, si analizamos a profundidad las intervenciones discursivas del Papa Francisco obtenemos que existe un discurso altamente emocional, carismático, sencillo, lleno de imágenes mentales o asociaciones simples que el público puede interpretar en su día a día, pero que puede quedarse en la política de los gestos y no llegar a los reales cambios que se esperan en la política de los hechos, muy relacionada a la expectativa de renovación y cambio en el sistema.
Y es que quizá, el mayor reto de la gestión del Sumo Pontífice, es construir confiabilidad una vez que esta ola de intensidad comunicativa acabe. Puesto que la intensidad emocional de los movimientos no logra construir proximidad sostenida y, sobre todo, aumentar las adhesiones jóvenes que la iglesia católica necesita hoy en día.
Ya lo decía Adriana Amado en su libro “Política Pop. De líderes populistas a telepresidentes” (4), la repercusión mediática de una celebridad tiene mucho de emocionalidad y la emoción no permite construir a largo plazo.
Constanza Paredes es comunicadora para el Desarrollo. Master en comunicación política (c.) (@Constipidi)
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Ver todo el monográfico 10: Vaticano, política y comunicación
- Ortega y Gasset, José. Obras completas, Madrid, Revista de Occidente, 1983.
- Un evento organizado por la Iglesia Católica que convoca a los jóvenes. Aunque se realiza de forma anual, cada dos o tres años se realiza un encuentro internacional presidido por el papa. Tiene como duración casi una semana, antes de la ceremonia final.
- Sin contar sus perfiles en Facebook. Youtube, Google+.
- Amado, Adriana. (2016). Política pop. De líderes populistas a telepresidentes