Daenerys Targaryen y la gestión del poder

DIANA RUBIO CALERO

Las series de televisión se han convertido en una de las mayores tendencias de consumo actualmente. Capítulos más cortos que una película, pero con guiones e imágenes como si lo fueran, junto con una multitud de plataformas donde poder visualizarlas y todo un amplio abanico de temáticas diferentes que las hacen para todos los gustos, son aspectos que han terminado de ganarse al público, y que hacen que vayan ganando adeptos día a día.

En muchas de ellas, los argumentos nos recuerdan a situaciones reales, haciendo de éste un recurso de cercanía y empatía con la sociedad, aunque la manera de innovar y de jugar con nuevos escenarios idealistas y futuros a partes iguales, son elementos que ayudan a visibilizar problemas y realidades escondidas que necesitan salir a la luz. 

En un mundo en el que las tomas de decisiones y juegos de poder son responsabilidades que han caído tradicionalmente sobre figuras masculinas, las series de televisión se convierten en un respiro de aire fresco al introducir personajes femeninos protagonistas con actitud, aptitud y carisma, responsables de tomas de decisiones y aderezados con una gran carga dramática. Uno de esos ejemplos, es el papel de Daenerys Targaryen en la aclamada Juego de Tronos.

Los que hemos visto la serie completa podemos hablar de los giros que la mayor parte de los personajes tienen, donde los guiones se equilibran hacia un lado o hacia otro, pero sin perder en ningún momento un enfoque dentro de las luchas de poder, de la estrategia, del ganar o el perder.

Daenerys Targaryen está considerada como uno de los mejores ejemplos de un rol televisivo de liderazgo femenino, los cuales escasean, demostrando como el personaje se hace a sí mismo, cayendo en errores y superando retos que la hacen aún tener mayor poder y carisma ante los espectadores.

Su perspectiva de líder pasa por diversos giros, aunque sus actuaciones están basadas en un objetivo: hacerse con el trono del Rey Loco y así unir los Siete Reinos, para lo que debe crear un plan estratégico en el que le ayudan sus asesores.

El liderazgo se puede definir como el proceso de dirigir las actividades de los miembros de un grupo y de influir en ellas.

Las personas que ostentan un liderazgo también deben cumplir las cinco C:

  • Capacidad: los líderes deben mostrar su capacidad organizativa y acreditar sus habilidades y conocimientos para obtener su posición, sin perder la visión de realidad que los rodea.
  • Credibilidad: para sostener una misión u objetivo es necesario creer en las posibilidades de conseguirlo para afrontar la adversidad y superar el fracaso. La credibilidad apoya la fidelidad a las convicciones y a la justicia, ya que se espera que los líderes sepan las reglas, normas y códigos de la comunidad a la que lideran y las respeten, al igual que a las personas que conforman el grupo en el que se desarrollan, demostrando valores interpersonales e interiores que le hagan ser respetado.
  • Confianza: denostar seguridad en las acciones que realiza, lo que ayuda a darle crédito y así sentirse respaldado. Saber inspirar a sus seguidores, luchar por sus ideales y no imponerles pensamientos, influyen decisivamente en esta característica del liderazgo. Se debe ser sensible a las necesidades de la gente a la que se pretende liderar y dedicar tiempo a escucharles y entenderles.
  • Carácter: un líder debe saber reaccionar positivamente, firme, dejando entrever su personalidad de manera constructiva ante las situaciones a las que deba hacer frente.
  • Comunicación: transmitir correctamente sus objetivos y lo que quieren conseguir. Deben saber difundir su visión y persuadir a la comunidad para alcanzar las metas, sin cruzar la línea del miedo o el chantaje, donde los demás decidan por voluntad propia.

Conociendo estas características, vemos que este personaje sin duda cumple con ellas.

Bajo mi punto de vista, el personaje, que se hace a sí mismo con sus vivencias, sufre una de las mayores transformaciones de la serie, engrandeciendo su posición de líder conforme van pasando las temporadas y demostrando cómo pasar de una actitud de víctima y no significar nada como persona, a ser la llamada Khaalesi, una posición matriarcal a través de la cual sus creadores proyectan multitud de valores y emociones hacia el público.

Un perfil de líder transformador que deja entrever valores como la resiliencia (capacidad de recuperarse ante el fracaso), su engrandecimiento como madre de dragones, la resistencia y la ética hacia el pueblo que la sigue y al que gobierna. Su carisma viene añadido por su firme creencia de reaprender de sus asesores, dejándose asesorar por personas con talento, valor que no entiende de racismo o, en el caso de esta serie, de familias o tronos, a los que le unen una relación de lealtad mutua. Se deja llevar por la razón y el corazón a partes iguales, activando nuevos estilos de ejercer no vistos con anterioridad en la serie, nuevos valores, prácticas y costumbres que hacen aún más visible el carisma de este personaje.

Aunque su legitimidad como líder con los dragones que posee y el poder del fuego siempre ayuden en positivo, incluida su resistencia a la autoridad coaccionadora, que a mi particularmente me recuerda a otra princesa de película como es Leia, Khaleesi pasa por diversos estadios que engrandecerán su leyenda, pero que también dejan entrever como aun estando en posiciones de liderazgo, una mala decisión puede suponer el ocaso o una derrota en la lucha de poder.

La furia por la que se deja llevar en algunos momentos nos muestra un personaje despiadado, hasta el punto de aniquilar a quienes no son justos. La prepotencia que en ocasiones se apodera de ella por el orgullo de pertenecer a la casa Targaryen, el despotismo con el que trata a algunos personajes conforme va avanzando la trama o su firmeza para invocar con un “dracarys” a los dragones y así arrasen con todo, son sólo algunos ejemplos del equilibrio del poder que este personaje ficticio representa.

Estas cuestiones me llevan a poder hacer una comparativa de los estadios del liderazgo por los que pasa el personaje con los pecados capitales, estando cada uno de ellos presente en todas las temporadas publicadas hasta ahora, roles que va asumiendo temporada por temporada y que nos hace contemplar una transformación de 360º.

Por tanto, Daenerys Targaryen pasa a ser Khaleesi, en un ejemplo de cómo se transforma el liderazgo invisible hacia un personaje lleno de valores positivos y enseñanzas que apuntan a la visibilidad de la mujer en roles de poder, lo que contempla bajo mi punto de vista un nuevo significado del término liderazgo: una mujer alfa, con cualidades femeninas, que rompe estereotipos sin imitar roles masculinos de toma de decisiones y aportando nuevos elementos a la transformación del liderazgo tal y como lo conocíamos anteriormente.

Lujuria, ira, gula, avaricia, pereza, envidia y soberbia encuentran su lugar en los pasos que la madre de dragones da a lo largo de todo su camino como líder en dos vertientes no excluyentes: femenino, reforzado por los malos momentos vividos, e inspirador, a partir de su emergencia de los fuegos.

No vino a ser reina de las cenizas. Tyrion a Daenerys.

Diana Rubio es consultora en comunicación, protocolo y eventos a nivel internacional (@driecel)

Descargar en PDF

Ver el resto del monográfico “La política y Juego de Tronos