GLADYS PÉREZ
Huma Mahmood Abedin fue la mano derecha de Hillary Clinton durante el periodo de las campañas presidenciales de 2016. Con 40 años de edad, un reciente divorcio y con la derrota en una de las elecciones más polémicas en la historia de los Estados Unidos, Huma, se convirtió en una de las consultoras políticas más reconocidas a nivel internacional.
Huma ha sido la confidente inseparable de Hillary Clinton desde el año 1996, cuando llegó a la Casa Blanca con una plaza de pasante comisionada a la oficina de la entonces Primera Dama. Desde ese momento ha acompañado a Hillary a lo largo de su extensa trayectoria política, en campañas electorales, en el Senado, en la Secretaría de Estado de los Estados Unidos e incluso como asesora en la Fundación Clinton.
La cercana labor de Huma Abedin con Clinton abre paso a diversas reflexiones que podrían ser de gran utilidad para los profesionales dentro de la esfera política. La primera de ellas, y una de las más importantes, es que las aspiraciones políticas personales deben siempre separarse del asesoramiento a un político, más aún si el político tiene proyección internacional.
Por lo anterior es que difiero de diversos medios y analistas que describen a Abendin como “la sombra” detrás de Hillary. Probablemente lo fue durante varios años, pero en un momento tan clave como lo fue la contienda presidencial de 2016, a Huma se le expuso constantemente a los medios de comunicación. Fue la vicepresidenta de la campaña de Clinton, un puesto de bastante relevancia política. Y con esto, mucho se especuló sobre las aspiraciones personales que podría tener Abedin dentro del gabinete presidencial o en el Senado en un escenario con Hillary como presidenta.
Al exponer a un asesor o un consultor ante los reflectores, evidenciamos parte de nuestra estrategia, es decir, le damos herramientas de ataque a la oposición. Diversos analistas concluyen que lo mejor es tener consultores con bajos perfiles y sin resonancia o injerencia en el entorno político en el que se desenvuelven.
Lo anterior es de suma importancia debido a que la exposición mediática de terceras personas, además del candidato en una contienda electoral, siempre abre flancos de ataque. Cualquier persona con aspiraciones políticas abiertas siempre será un foco de atención.
En este sentido Huma no sólo fue un blanco estratégico por la cercanía que tenía a la entonces candidata demócrata, sino también por la relación con su esposo Anthony Weiner, ex congresista demócrata implicado en escándalos sexuales que involucraban a menores de edad y que le costaron dos de sus candidaturas y el fin de su carrera política. Asimismo, en el auge de la polémica, Huma tuvo que renunciar a su puesto como jefa de Gabinete del Departamento de Estado.
El hecho de que un asesor se encuentre envuelto en escándalos representa una amenaza para el político con el cual trabaja. Y el caso de Huma no es distinto. Además de los escándalos sexuales de su marido por los que terminó divorciándose, semanas antes de la elección presidencial de noviembre, James B. Comey, director del FBI, anunció al Congreso la reapertura de la investigación de los escandalosos correos de Hillary Clinton gestionados desde un servidor privado, ahora ligados a Huma Abedin y Anthony Weiner.
Este fue el balde de agua fría que paralizó a todos en la campaña de los demócratas. El gran golpe conocido como “la sorpresa de octubre”, y que tuvo un vínculo directo con una de las personas más cercanas a la candidata. A pesar de que el tema se politizó y finalmente no se dieron resultados de la investigación en días previos a la elección, el daño colateral fue un hecho.
Huma ha sido señalada también por algunos políticos estadounidenses por presuntos vínculos con grupos yihadistas. Congresistas republicanos la han denunciado como una “infiltrada” de los Hermanos Musulmanes (organización islamista), y catalogada como un peligro para la seguridad nacional por sus conexiones familiares con Arabia Saudí. A pesar de que la nacionalidad de Abedin es la estadounidense, los ataques sin fundamento queriéndola vincular al pasado de sus padres de origen pakistaní e indio no se han hecho esperar.
Por otro lado, dejando a un lado la exposición mediática de Huma, es importante también destacar aspectos muy dignos de reconocimiento. Es una mujer muy preparada que con trabajo duro logró ganarse de un modo muy profesional un lugar en la familia Clinton.
Con el tiempo, Huma también logró ganarse su afecto. Personas cercanas a la familia dicen que es como la hija adoptiva de Bill y Hillary. Celebra cumpleaños con la familia e inclusive, Bill fue quien la casó con Weiner.
Además, Huma fue reconocida recientemente por la revista Time como una de las 40 figuras menores de 40 años a tener en cuenta en el panorama político en Estados Unidos.
Es egresada de la Universidad George Washington e hija de un reconocido intelectual indio y una madre dedicada a la academia. Huma dejó de lado sus aspiraciones en el periodismo por adentrarse al complejo mundo de la política estadounidense y logró rápidamente ser acreedora de la confianza de su mentora y amiga Hillary Clinton.
En su defensa, Hillary declaró hace algunos meses lo siguiente:
“Huma Abedin tiene la energía de una mujer de 20, la confianza en sí misma de una mujer de 30, la experiencia de una mujer de 40 y la gracia de una mujer de 50. No tiene fin, su combinación de equilibrio, amabilidad e inteligencia es incomparable y tengo suerte de tenerla en mi equipo”.
Clinton es ahora la política más reconocida de los Estados Unidos y algunos expertos concuerdan en que difícilmente habría llegado tan lejos sin el apoyo íntimo, psicológico y político que le ha brindado Huma por más de veinte años.
Gladys Pérez es Coordinadora de Proyectos Estratégicos en el Gobierno del Estado de Jalisco y Directora de Comunicación Institucional en la Consultora Acciones Estratégicas.
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Publicado inicialmente en Beerderberg