Susana Díaz, remasterizada

ALBERTO GARCÍA

En el mundo de los videojuegos el sentimiento de nostalgia, del que tanto se habla últimamente, se materializa en remakes de los grandes clásicos. Una gran modernización en el aparatado gráfico y en la jugabilidad para adaptarlo a la tecnología actual. En otras ocasiones, con videojuegos relativamente recientes, se opta por una remasterización, es decir, el juego es prácticamente el mismo, pero se mejoran levemente los gráficos para continuar vendiéndolo en la siguiente generación de consolas.

El próximo domingo los militantes de la mayor federación del PSOE, la andaluza, tendrán en sus manos decidir la candidatura a la Junta. La líder de los socialistas andaluces, Susana Díaz, se medirá en duelo con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y el profesor Luis Ángel Hierro. Lógicamente también decidirán quién resulta vencedor en este nuevo duelo entre Díaz, a la que se ofrecieron varios cargos para facilitar una transición tranquila, y Pedro Sánchez.

Cuatro años han pasado desde las imágenes de caras largas de la líder andaluza y su equipo tras la derrota sufrida contra Sánchez, y tres años de la versión institucional de aquella estampa. A partir de entonces Díaz se hizo – al menos de cara a la galería – más sanchista que Sánchez, para mantenerse en el liderazgo del partido en Andalucía y posteriormente tratar de emular a Guillermo Fernández Vara cuando tras cuatro años en la oposición consiguió recuperar la presidencia de Extremadura.

Desde que cedió el testigo de la Junta al popular Juanma Moreno – y quién haya seguido su actividad en redes sociales lo habrá comprobado – se dedicó a patearse día sí día también las agrupaciones socialistas andaluzas. No sin antes renovar su imagen personal con un cambio de look y utilizando outfits más informales, que ahora en campaña completa con camisetas estampadas con lemas motivacionales como Positive energy, Choose empathy, Kindness is Golden o In women we trust. Atrás quedó la ropa más institucional y la antigua Susana Díaz, o eso quieren hacer ver en su equipo.

A la nueva Susana es frecuente escucharle en campaña palabras como renovación y cambio. Una gran disonancia entre el mensaje y los hechos, en tanto que es secretaria general del PSOE-A desde 2013 y fue presidenta de la Junta entre 2013 y 2019, que está por ver si termina surtiendo efecto.  La que estuvo llamada a ser todo en el Partido Socialista por la futurología oficial del momento insiste en no ser la misma y haber aprendido de los errores del pasado. Además, asegura querer lejos a los “palmeros”, antiguos colaboradores a los que acusa de regalarle los oídos.

Aprendiz de Pedro

En 2017 a Pedro Sánchez le funcionó presentarse como el candidato de las bases del partido a las que el aparato – controlado por una gestora afín Díaz – había traicionado facilitando un nuevo gobierno de Mariano Rajoy absteniéndose en la investidura. Díaz presentó entonces su candidatura rodeada de las grandes figuras del socialismo español. Antiguos ministros, los dos expresidentes del gobierno y la mayoría de los barones territoriales no faltaron a la cita. Mientras tanto a Sánchez no se le veía con personajes de renombre, a excepción de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que le mostró su apoyo en Sevilla.

Las tornas han cambiado, y Díaz parece haber tomado nota. Ahora es ella la que quiere ser vista como la candidata de los militantes de a pie, aquellos “que no tienen grandes apellidos, ni cargos, ni son ministros o ministras, pero son gente trabajadora, honesta y entregada”, como dijo recientemente. Enfrente, Juan Espadas, al que quiere marcar como el candidato de Ferraz mediante sutiles declaraciones como cuando aseguró en Mijas que dirigirla con mando a distancia a ella “es muy complicado”.

Al igual que Sánchez en su momento, el relato de Díaz es el del triunfo de la voluntad de las bases sobre aquellos que quieren controlarlo desde fuera y acabar con su autonomía. Ya no se rodea de nombres importantes, ahora quiere “encontrar a los mejores en las casas del pueblo”.

Otra parte relevante del relato de Díaz, que ha causado perplejidad en el PSOE, es la acusación de machismo hecha por la expresidenta andaluza contra el partido, insinuando que no han facilitado su reelección como candidata por ser mujer. Palabras que le han afeado sus compañeros de partido, como la ministra de Hacienda María Jesús Montero que aseguró que “nadie prejuzga por razón de género”.

Es cierto que a lo largo de los años la lideresa andaluza ha dejado víctimas políticas que ahora querrán cobrarse su venganza, y también que muchos votantes del PSOE le dieron la espalda en la última cita electoral, pero quién vota este domingo es la militancia del partido. Un partido del que conoce perfectamente sus engranajes.

Lo de Susana es una remasterización, una creación del anterior ciclo político que quiere continuar presente en el nuevo mostrando ciertos cambios que podrían resultar convincentes para su electorado.  Muchos la dan por amortizada y creen que el día 13 será su tumba política. Pero cuando un videojuego tuvo éxito en el pasado, y se renueva, a veces puede resultar más atractivo que un videojuego nuevo que no llama excesivamente la atención.

 

Alberto García. Estudios internacionales y comunicación política (@algg96)