Mary Matalin

IGNACIO DÁVILA

Para quienes nos apasiona el mundo de la política y lo que sucede tras bambalinas, resulta interesante y enriquecedor conocer las historias, perfiles, anécdotas de quienes se encuentran muy cerca: aprender, encontrar referentes, tomar ejemplos para el ejercicio de nuestra profesión, la comunicación política, de quienes se encuentran cerca del centro de la toma de decisiones y del ejercicio del poder. Comunicación y política siempre han ido de la mano y los grandes cambios y la evolución de la sociedad no se podrían entender sin el acompañamiento de profundos procesos de comunicación.

La política norteamericana es un escaparate perfecto que nos ha permitido conocer a un sinnúmero de consultores de distintos signos ideológicos, diferentes perfiles y personalidades. Entre todos estos, destaca el de una mujer que con su peculiar estilo ha formado parte de los equipos y ha estado muy cerca de tres Presidentes de la Unión Americana, su nombre Mary Matalin.

Nacida el 19 de agosto de 1953 en Burnham, Illinois, sus abuelos paternos inmigrantes croatas, hija de Eileen Emerson de ascendencia irlandesa, quien dirigía salones de belleza y Steven Matalin, trabajador en fábricas de acero; Mary Matalin estudió en la Thornton Fractional North High School y asistió a la Western Illinois University y a la Hofstra University School of Law.

Considerada una de las 25 personalidades más influyentes del Partido Republicano, Mary Joe Matalin tiene en su haber un largo recorrido en la política norteamericana. Ha sido consultora política del expresidente Ronald Reagan (1981-1989), directora de campaña de George Herbert Walker Bush (1989-1993), asistente del presidente George Walker Bush (2001-2009), así como asistente y consejera del vicepresidente Dick Cheney. Estas últimas dos responsabilidades la convirtieron en la primera funcionaria de la Casa Blanca en tener ese doble título.

Sus primeros pasos en la política los dio en su natal Illinois, en 1980, después de graduarse en la Western Illinois University, cuando Matalin se unió a una campaña de reelección para el vicegobernador David O’Neal por petición de un profesor. Después de ello llegó la oportunidad de desempeñarse en las grandes ligas al lado del cuadragésimo presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan.

Es bien sabido que un líder no trabaja solo. A su lado siempre habrá un equipo de gente dispuesta a apoyar y aportar a favor de la causa. Junto con ello, un líder desarrolla una gran capacidad de escucha, se rodea de gente con el talento, habilidad y perspicacia suficientes para brindar consejos y soluciones. En suma, trabajar en equipo y saber escuchar son dos virtudes –entre otras tantas–, que todo líder debe poseer.

En 1984 fue nombrada directora nacional de contacto electoral para la Campaña Reagan-Bush y en 1988 asumió el cargo de jefa de gabinete del presidente del Comité Nacional Republicano, Lee Atwater.

En un mundo donde la disputa por el poder es cosa de todos los días, donde en ocasiones lo urgente prima sobre lo importante y lo estratégico, tener la capacidad de hacerse escuchar representa el reto más importante para cualquier consultor político. No cualquier persona está preparada para ello: se requiere lealtad, profesionalismo, inteligencia, capacidad de análisis y un altísimo grado de compromiso personal que no le permita traicionarse a sí mismo y a sus ideales.

Ser honesto, nunca establecer compromisos que sean imposibles de cumplir, no mentir, ser directo, emplear el menor número de métodos de juego posibles y no manipular a la gente son los principios que han orientado a lo largo de los años el trabajo de Mary Matalin, principios éticos que sin duda conservan su vigencia hoy en día.

Siguiendo con nuestro personaje, en 1992, el presidente George H. W. Bush la nombra vicepresidenta de operaciones políticas de su campaña por la reelección, lo que significó convertirse en la principal estratega y responsable de organización de las operaciones electorales en los 50 estados de la Unión Americana. La campaña fue un desastre, se diseñaron los mensajes, se estructuró el relato, sin embargo la indisciplina y la desorganización provocaron que la estrategia y el mensaje no fuesen respetados y que todos los días estuviesen hablando de su adversario, Bill Clinton.

Esa campaña significó para Matalin la oportunidad de viajar a lo largo y ancho del país al lado de Bush, lo que la llevó a convertirse también en la voz defensora de las políticas del Presidente. Desde ese momento se convirtió en voz autorizada del Partido Republicano, apareciendo frecuentemente en televisión como comentarista político. Defendiendo las políticas conservadoras, y siendo colaboradora habitual en Meet the Press de NBC y presentando en CNN el aclamado programa Crossfire, sus posturas y opiniones al exterior son valoradas. Con un estilo directo que desarma a sus oponentes demócratas, incluido su esposo, el consultor demócrata James Carville, Matalin se ha convertido en una referencia obligada.

1992 representó también un reto fundamental para la consultora nacida en Illinois. Un año antes, Matalin conoció e inició una relación con quien más adelante se convertiría en su esposo y padre de sus hijas, James Carville, creador de la multicitada frase “It’s the economy stupid” y asesor principal de su contrincante político, Bill Clinton. Ello significó críticas y sospechas al interior de los sectores más duros del GOP (Grand Old Party), sin embargo, la consultora conservó la confianza del presidente Bush. Lo anterior es, sin duda, una muestra de que en política, como en la vida, tu adversario no tiene que ser tu enemigo.

A pesar de las diferencias ideológicas y partidistas, un año después, en 1993, James Carville y Mary Matalin contrajeron matrimonio y fueron capaces de formar una familia, de participar en proyectos periodísticos defendiendo la posición política de sus partidos y de publicar un par de libros All’s Fair: Love, War and Running for President (1995) y Love & War: Twenty Years, Three Presidents, Two Daughters and One Louisiana Home (2014). Incluso han dado vida a sus propios personajes en la serie televisiva de sólo diez capítulos K Street, producida por Steven Soderbergh y transmitida por HBO en 2003, en la cual representan a una firma consultora bipartidista ubicada en la famosa calle del Distrito de Columbia que alberga a numerosos despachos de lobby y consultoría.

Como consultora política, Matalyn considera que las mejores campañas son aquellas de contacto directo, en las que el candidato y su equipo tienen la capacidad y posibilidad de tocar a la gente, ya que el contacto con la base y las pequeñas acciones individuales pueden marcar la diferencia. En una entrevista concedida a la revista Campaigns & Elections en 1992, Mary Matalin recuerda como una gran experiencia formadora la campaña primaria de 1988.

De la mano del cuadragésimo tercer presidente de los Estados Unidos, George W. Bush y del vicepresidente Dick Cheney, el año 2001 representó el regreso de Mary Matalin a la casa ubicada en el 1600 de la Avenida Pennsylvania en Washington DC. En esta ocasión su labor fue tan cercana que se convirtió en la única mujer presente en las reuniones que el vicepresidente Cheney sostuvo en Medio Oriente durante 10 días, visitando 12 países en plena guerra de Irak.

Los ataques del 11 de septiembre de 2001 marcaron un antes y un después para la política a nivel mundial. Los Estados Unidos de América decidieron realizar una incursión militar en Afganistán y al mismo tiempo, buscaron de manera incesante capturar al dictador iraquí Sadam Husein. Las operaciones militares fueron duramente criticadas y la popularidad de George W. Bush día con día se veía afectada por las críticas de la comunidad internacional y por la falta de resultados de la guerra.

Llegó el año 2004 y el partido demócrata se presentó a las elecciones representado por el senador John Kerry, quien fue un activo opositor de las políticas belicistas del entonces presidente Bush. La campaña se tornaba complicada, sin embargo, Matalin, junto con el equipo de asesores republicanos, diseñaron el relato perfecto para la situación que los norteamericanos vivían: lo que necesitaban era un comandante en jefe firme, que velara por su seguridad, y no un político rico, que no tenía claras sus posturas. Kerry era el candidato flip-flop, que se movía para donde iba el viento, ya que en 2003 el senador por Massachusetts había votado a favor de la invasión de Irak y posteriormente criticaba la guerra. Al final, el resultado benefició a los republicanos, convirtiéndose ésta en la última elección donde el partido del elefante ha ganado en votos populares (62.040.610) y del colegio electoral (286).

Querida u odiada, pero siempre respetada por su franqueza y su agudo sentido del humor, Mary Matalin considera que las campañas son un proceso de comunicación en el que los electores tienen derecho a saber todo sobre los políticos, en particular sobre los contrincantes, antes de emitir su voto. Por ello es necesaria la comparación y el contraste, el cual no es necesariamente negativo, sino definitorio.

En 2008, el matrimonio Carville-Matalin decide abandonar Washington DC y trasladar su residencia a Nueva Orleans, sin dejar de lado sus controversiales colaboraciones para diversos medios de comunicación. Mary Matalin decidió enfocar sus esfuerzos en tareas académicas y altruistas, es miembro del Consejo Rector de la Universidad de Tulane, ha recibido la distinción como profesor visitante en ciencias políticas en la Universidad Loyola de Nueva Orleans, es oradora distinguida del Washington Speakers Bureau, entre otras. Junto con su esposo forma parte del comité para los festejos del tricentenario de la ciudad de Nueva Orleans, que tendrán verificativo este año. 

En enero de 2016, un par de días después del ascenso no oficial de Donald J. Trump a la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos de América, Mary Matalin se registró como simpatizante del Partido Libertario, uno de los institutos políticos marginales de la política estadounidense, que en las elecciones de noviembre de ese mismo año, obtuvo su mejor resultado desde su fundación en 1971, alcanzando más de 4 millones de sufragios, lo que representó el 3,29 % de la votación.

Matalin desea aprender a cocinar durante un verano en Francia e Italia, abrir un bistro en Nueva Orleans y se declara una amante de la buena música. A sus 64 años le relaja correr, leer, escuchar el toque de las campanas de las iglesias y una copa de vino tinto.

Por ser una férrea defensora de los ideales democráticos, por sus logros y aportaciones a la consultoría política, por su trabajo dedicado, en muchas ocasiones silencioso pero efectivo, por su altura de miras y visión estratégica, Mary Matalin merece un lugar especial en la historia de la comunicación política y en las listas de consultores políticos que marcaron una época.

 

Ignacio Dávila Mora es candidato a Doctor en Comunicación, Máster en Comunicación Política y Corporativa por la Universidad de Navarra y ha trabajado en campañas electorales y gobiernos en México. (@idavilam)

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