Ha habido un problema de comunicación». «No nos hemos sabido explicar bien». «No hemos comunicado correctamente una buena gestión». ¿Les suena? Es la excusa recurrente que gobiernos de todos los colores ponen muy a menudo cuando quieren esquivar una crisis política. ¿Pero tienen razón? Solo en parte.
Obama, Sarkozy, Berlusconi, Merkel, Cameron, Rajoy y Zapatero. ¿Qué tienen en común? Su adaptación a los dictados de la democracia mediática. Porque la sociedad del espectáculo y del entretenimiento exige convivencia con el ritmo y el lenguaje de los medios de comunicación. Mensajes simples, directos, muy centrados en caras y con apelaciones constantes a las emociones.
Los liderazgos políticos son cada vez más compartidos, más mediáticos. Están cada vez más expuestos al escrutinio constante de unos medios ante los cuales necesitan entrenamiento y asistencia por parte de equipos de profesionales que van a más en número y en capacidad de influencia. Es necesario saber que existen y qué hacen, para entender del todo la política que tenemos.
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