La isla: “Todos quieren vivir eternamente”

MIREIA CAMPINS

El avance de la ciencia hoy en día es cada vez más rápido. El empeño del ser humano en superarse es cada vez mayor. Si eso se junta al instinto de supervivencia, fácilmente nos podemos encontrar con La Isla: un destino prometido dónde mandan a nuestros clones para una mejor vida, y luego son “sacrificados” para poder proporcionarnos, a los humanos, sus cuerpos y sus órganos para una larga (¿e infinita?) vida.

El hecho que se refleja en la película de La Isla es la voluntad de los seres humanos de la vida eterna. Eso supone muchos frentes de discusión y debate, aunque alargar demasiado la vida, cambiando el ciclo de la naturaleza, podría acabar siendo negativo. Conservarnos bien, jóvenes, e intentar alargar la vida al máximo exige un desarrollo mucho más rápido y profundo de la ciencia y la tecnología. Pero a su vez, también, podría comprometer la sostenibilidad del planeta. Viendo esto, es cuando me planteo: hacer clones para alargar la vida de las personas, es sostenible? Y ético?

Antes de responder, voy a descartar un tema de debate muy interesante que se plantea en La Isla en cuanto a la no-humanidad de los clones. Este planteamiento daría mucho de que hablar des de un punto de vista moral y ético sobre qué es ser humano. A partir de aquí, y siguiendo con la pregunta planteada, la sostenibilidad la relaciono rápidamente con dos conceptos estrechamente ligados: los intereses económicos y los recursos. Pero creo que es importante definir la sostenibilidad. Este concepto es protagonista de muchos temas de debate, estando en la agenda del día, tanto política (nacional e internacional), como social. Entonces, ¿qué es la famosa sostenibilidad? Yo voy a utilizar la propuesta de las Naciones Unidas definida en 1987: “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Es decir, ser capaces de cubrir nuestras necesidades básicas teniendo en cuenta el medio ambiente y el desarrollo económico.

A partir de aquí se pueden plantear algunas cuestiones bastante interesantes. Teniendo en cuenta los intereses económicos, la clonación de un humano en La Isla está valorado en 5 millones de euros. Primeras conclusiones: los ricos son los de la vida eterna; los pobres (considerados todos aquellos que no disponen de 5 millones de más para pagar la vida eterna) siguen como hasta ahora. Sin tener en cuenta la clonación, estas conclusiones ya las tenemos en mente a día de hoy en nuestra sociedad (viendo la sanidad pública y la sanidad privada, por ejemplo). Pero lo que hace más controvertida la pretensión de vida eterna es que no se tiene en cuenta la cantidad de recursos que una vida humana consume desde que nace hasta que muere (la esperanza de vida es de 81 años en la UE, imagina). Especialmente, en los últimos años de vida, por necesidades derivadas de la salud. A esto hay que añadir que el consumo de recursos es proporcional a los ingresos percibidos.

Por suerte o por desgracia, la industria de la salud es una máquina de hacer dinero. Muchas más veces por desgracia, ya que normalmente se pone el interés económico por encima que el de la propia persona. Pero aun así, el hecho es que el dinero incentiva a promover una mayor investigación, desarrollo y un número más grande de descubrimientos que ayudan al ser humano a vivir mejor.

La clonación para alargar la vida plantea algún dilema: ¿qué es mejor, prolongar la vida, añadiendo días a la supervivencia, o mejorar la calidad de vida, cosa que ya se ha demostrado que suma años? Si respondemos desde el punto de vista de la sostenibilidad, depende de la cantidad de beneficiados de la existencia de clones alarga-vidas, y de cuán prolongadas fuesen esas vidas. Desde el punto de vista de la ética, los grupos sociales que pudieran pagarse un clon, tendrían la posibilidad de alargar su vida, y los que no se lo pudieran pagar, no.

Lo que ya se sabe porqué nos lo han repetido en casi todos los medios, es que los recursos del planeta son finitos. Tener más consumidores (los humanos eternos y sus clones) necesitados de más atención y cuidados, en definitiva, consumidores de recursos, haría aún más inviable la supervivencia del planeta. Lo que podría llegar a plantearse en un futuro no muy lejano es que la clonación estuviera disponible sólo para una parte de la sociedad, las élites. Si la clonación fuera masificada, disponible para todo tipo de estrato social, la sostenibilidad del planeta no sería planteable. Aunque ninguna de las dos opciones sería sostenible, la segunda aceleraría el colapso. La primera, llevaría al mismo destino, pero introduce además el tema ético: que la clonación sea sólo para las élites.

El Doctor Merrick, en La Isla, sabe que la idea de regenerar el cuerpo humano ha sido la obsesión de la ciencia des de siempre. Éste es el dirigente de la empresa, que básicamente controla el estado de los clones. Los revisa y estudia su evolución, para ver que se conservan correctamente, hasta que el comprador lo necesita para utilizar cualquier órgano o parte del cuerpo. En el filme, se ve la falta de moralidad del Doctor ya que su objetivo está básicamente enfocado hacia los beneficios propios, que son los económicos, en vez de tener en cuenta el avance de la ciencia y la salud, en beneficio de la humanidad. Entonces, que la clonación sólo esté disponible para la élite de la sociedad provoca que el objetivo de la investigación científica, que es la salud del ser humano, provoca que se vea amenazada por los intereses económicos de aquellos que la promueven.

En mi opinión no es imposible tener un futuro como el que se refleja en La Isla. La clonación de órganos humanos se está ya desarrollando, y en un futuro muy próximo se podrán clonar órganos del cuerpo a partir de células propias. La clonación de seres humanos completos lo veo distópico. Básicamente por el hecho de que si se clona una persona, pasaría a ser un humano, y consecuentemente tendría que adquirir todos los derechos que éste posee. Aun así, como se refleja en la película, es muy probable que la ciencia intente clonar a una persona, y conseguirlo. Por eso, deberán hacerse leyes muy estrictas para controlar la producción y prohibir completamente la comercialización de órganos clonados, ya que deberá considerarse un beneficio de carácter público, no privado.

 

Mireia Campins es estudiante de Relaciones Internacionales (@mireiacampins)

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