Escrita antes de la irrupción de los partidos totalitarios, La democracia y los partidos políticos (1912) conserva toda su vigencia una vez desaparecidos los totalitarismos. Un siglo de lucha por la democracia, los derechos humanos y la ciudadanía ha dado una justa medida a lo que su autor consideró a veces, en sus planteamientos, «exageraciones». Moisei Ostrogorski insiste en que los males que los partidos políticos pueden acarrear a la democracia tienen su curación en la democracia misma y mediante procedimientos democráticos, y no fuera de ella. En la amplísima literatura sobre los partidos políticos que desde entonces se ha producido, la descripción empírica y, de hecho, la aceptación conjunta de la democracia y de los partidos políticos no han logrado sepultar del todo una convicción mucho más existencial que sociológica.
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