Jeremy Corbyn: Un rockstar en un mundo pop

ÀLEX COMES

“Oh, Jeremy Corbyn. Oh, Jeremy Corbyn” al ritmo de la canción “Seven Nation Army” de White Stripes, vociferaban las más de 135.000 personas que abarrotaban el padre de todos los festivales musicales europeos, Glastonbury, el pasado 24 de junio de 2017, en el arranque del concierto de uno de los grupos de rock más conocidos del panorama internacional, Radiohead. Pocas horas antes, el líder laborista inglés se marcaba un speech a dúo con el organizador del festival, Michael Eavis, en el que evocaba el espíritu que llevó al exdirigente de Greenpeace a montar uno de los mayores eventos musicales alternativos del mundo. Un espíritu libertario y pacifista que rememoraron los dos en primera persona.

Dos señores de 67 y 81 años, respectivamente, reventaban el escenario Left Side, ante el que se congregaban más de un centenar de miles de jóvenes entregados a la causa, con un discurso en el que recordaban sus años “hippies”, evocando al pacifismo sesentero y lanzando una oposición frontal contra cualquier tipo de discriminación de raza, de sexo o de orientación sexual, y enmarcado en un mensaje de apoyo a los jóvenes del país. Se consolidaba el llamado “efecto Jeremy Corbyn”, un efecto que alzaba a los cielos del mundo pop de la política a un viejo político defenestrado por aquellos con los que comparte profesión y, además, partido.

Este “efecto Jeremy Corbyn” se acuñó en la prensa británica en septiembre de 2016, cuando, contra todo pronóstico y con las cifras más bajas de intención de voto, el veterano político se hizo con el poder del Partido Laborista generando una corriente de ilusión y un aumento de participación política muy importante en el país.

Pero, para ponernos en contexto, hacemos un break para preguntarnos, ¿quién era Jeremy Corbyn?

Este “dinosaurio marxista” tal y como le apodó Oliver Cooper, diputado tory, no era ningún outsider de la política, más bien, todo lo contrario. Concejal del distrito londinense de Haringey desde 1974, se hizo con un escaño en la Cámara de los Comunes en 1983 y, desde entonces, continúa siendo representante, a su manera, claro.

Conocido como uno de los parlamentarios británicos más rebeldes del Reino Unido por las múltiples veces que ha desobedecido públicamente las órdenes del Partido Laborista, llegó a denunciar las actuaciones de Tony Blair cuando éste era el Prime Minister. Corbyn siempre se ha mantenido en el ala izquierda de los laboristas y ha sido un activista contra la energía nuclear, el racismo, la homofobia o a favor de los la unidad de Irlanda, la autodeterminación del pueblo palestino o la defensa de los derechos humanos.

Pero fue, en 2015, tras unos pésimos resultados del Partido Laborista bajo el liderazgo de Ed Miliband, cuando le llegó su momento, y no por el respaldo de los miembros de su partido. En unas primarias en las que partía con las cifras más bajas de apoyo, consiguió erigirse como el líder del partido gracias al nuevo sistema implantado de 1 persona – 1 voto. Un apoyo que continuó una vez se hizo con el poder del partido, llegando a registrarse más de 15.000 nuevas afiliaciones en las primeras 24 horas de su mandato. Unas afiliaciones que llegaron al medio millón durante los primeros meses en los que él era, por primera vez, el líder de los laboristas, y que muchos analistas británicos señalaron como un mecanismo de defensa de muchos partidarios suyos para evitar que su liderazgo interno no fuese lo suficientemente débil como para que sus contrincantes forzasen repentinamente otras elecciones internas.

Volviendo al sur de Inglaterra, a “Glasto”, Corbyn se presentaba pocos días después de conseguir unos resultados esperanzadores para el futuro laborista del país, con un 63% de apoyo entre los votantes de entre 18 y 29 años, evitando la mayoría absoluta de los tories y siendo el político británico con más followers en las redes sociales. Corbyn era vitoreado en un festival en el que era “trendy” llevar merchandising suyo, ya sean caretas, pósters o las camisetas que le hizo una marca de ropa a su gato en las que rezaba “I’m voting El Gato”, refiriéndose a la mascota que tiene con su tercera esposa mexicana, de ahí que esté en castellano.

Unos meses más tarde, a finales de septiembre, otra de las grandes citas que tuvo Corbyn fue en Brighton, en un skatepark. Pero, curiosamente, ese mismo evento estaba previsto, según The Daily Mail, que fuese en una plataforma construida sobre el agua del Pier de la ciudad sureña para que Corbyn pudiera realizar su discurso desde el agua, por lo de Moisés en el mar Rojo. Delirante.

Pero, ¿cuál era el motivo de que una persona de 67 años, con más de 40 años con cargo público, conectase tan bien con los sectores más jóvenes de la población británica?

Más allá del discurso anti establishment en el que se apelaba a la necesidad de escuchar a la mayoría –“For the many, not the few”, así rezaba su eslogan– y un giro a la izquierda, los laboristas dejaron el socioliberalismo para virar a posiciones situadas, tradicionalmente, más a la izquierda.

Probablemente por este motivo hay un punto de inflexión con el vínculo de unión entre el nuevo Partido Laborista liderado por Corbyn y Momentum, una asociación de personas de izquierdas que surgió en 2015 para apoyar al líder laborista y que tiene un gran predicamento entre los más jóvenes de la sociedad.

Esta unión fue realmente importante, puesto que Momentum fue el encargado de la ultra movilización de activistas en todo el Reino Unido y la principal causa de la alta participación que tuvieron los jóvenes en la campaña. Una campaña de activistas que, por cierto, contó con una fuerte colaboración por parte del equipo de grassroots de Bernie Sanders.

Además, la comunicación que viene realizando Corbyn desde que se presentó a las primarias laboristas, tanto tradicional como online, ha jugado un papel determinante por los siguientes motivos:

– Una de las principales diferencias que se ha realizado en la comunicación es la inmersión de actos narrativos en todo aquello que comunica el líder. La mayoría de personas contamos primero qué nos sucede y luego qué nos hace sentir lo sucedido. No se puede caer en el error de contar una historia sin decir cómo ha acabado.

– La estandarización del lenguaje y del vocabulario en todas sus comunicaciones contrastan con el elitismo lingüístico de muchos compañeros de profesión, que caen en el constante error de utilizar un vocabulario y unas expresiones excesivamente formales y/o vinculadas con otros espectros políticos.

– Una de las principales características que tiene la comunicación, especialmente digital, de Corbyn es que suele tener un alto porcentaje de contenidos simpáticos y casuales, en los que el político se muestra como una persona “normal”, como las fotos que aparece en Glastonbury sirviendo cerveza a los asistentes.

– Otro de los elementos diferenciadores de la comunicación digital de Corbyn es su omnipresencia en las redes sociales siendo perfectamente conocedor del público al que se dirige en cada una. Un buen ejemplo es su canal de Snapchat en el que llegó a grabar un vídeo con el rapero JME, habituando así mensaje y tono a la red social en particular.

– Una de las mejores apuestas de su equipo de comunicación digital fue el aumento del uso del vídeo, consiguiendo así un alcance orgánico mucho mayor que el de sus principales competidores.

– Probablemente, aunque ya la hayamos mencionado antes, uno de las principales causas del éxito de Corbyn en Internet, va intrínsecamente ligada al fuerte activismo generado en torno a su campaña. Se crearon auténticas legiones de seguidores en redes sociales que interactúan constantemente en sus perfiles, aumentando exponencialmente su engagement orgánico.

 

Àlex Comes es politólogo y periodista. Director de Estudio LaBase (@alejandrocomes)

Descargar en PDF

Leer el resto de artículos de la  revista bPolitics número 02