Gisela Rubach

RAFAEL VARGAS PASAYE

Más allá de la formación académica, con su licenciatura y maestría en administración de empresas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, lo que hace como consultora política es administrar los recursos para ganar la guerra electoral.

A donde llega se nota. Es sobre todo estratega. Tiene una visión aguda para detectar posibles conflictos y apagarlos antes de que crezcan, sabe como pocos que el deseo de ganar no se alimenta solamente de intenciones, sino de acciones, de trabajo, de arrastrar el lápiz y gastar la suela del zapato.

Le agrada citar a Quinto Tulio Cicerón con la frase “Nada convence más que el candidato te mire a los ojos, te salude de mano y te llame por tu nombre”. Aunque también ha adoptado su grito de guerra “A darle” al argot del mundo de la consultoría.

Trata de estar actualizada, se le puede ver en diversos seminarios, congresos o cumbres, no solamente como ponente, sino como escucha. Su impulso por hacer más profesional la materia la llevó a crear el Diplomado en Mercadotecnia Política y el Seminario Internacional de Estrategias Electorales y Política, el primero ya con veinte años de tradición y el otro con diez ediciones a cuestas.

Sus opiniones han quedado plasmadas en diferentes espacios, que van desde la compilación o memoria de algún encuentro, hasta las revistas de circulación nacional, la televisión y por supuesto la magia de Internet y las redes sociales. Aunque todavía queda a deber el libro, seguramente sus memorias serán huésped en la lista de los más vendidos.

Quizá su espacio natural sea el de las ponencias o capacitaciones. Allí se adueña de la escena, se roba al público, siempre deja una enseñanza, transmite un hallazgo, contagia con su buen humor.

O tal vez sea el llamado war room, el salón de operaciones donde las decisiones deben tomarse con frialdad y con seguridad, pero también con información. Por eso es experta leyendo estudios de opinión, ya sea encuestas o grupos de enfoque. No se fía del afinado olfato que tiene, pues sabe que no es suficiente.

Es dura cuando debe serlo, y cruda cuando se necesita. Inolvidables las charlas con las esposas de los candidatos, les dice lo que se avecina, cómo deben tomarlo y que las sorpresas no hagan cambiar la estrategia o bien, formen parte de ella.

Desde la trinchera que le toque sabe que el objetivo nunca debe perderse. Ella misma lo dice: “Las elecciones se ganan con votos y estrategia”. Por eso su claridad en definir que una cosa es la campaña y otra el día de la elección. En esa jornada pone un especial empeño y atención.

El llamado “día D” es otra cosa: fluye la presión, las llamadas, el ritmo y el volumen cambian. Hay gritos, sí. Hay emoción y adrenalina. Sólo viviéndolo puedes saberlo.

Los toros desde la barrera son una cosa, pero aquí a veces es la barrera la que se debe utilizar para guiar el paso de los toros. Lo que haga el torero es otra suerte.

Durante el proceso, es común verla tomar decisiones. Supervisar de primera mano que las cosas se hagan y se hagan bien. Ya el diseño de la propaganda, los colores, la frase de batalla, las capacitaciones, que todo fluya pese a que todo está a un click de ser o hacer crisis.

Y para eso también está preparada. Hielos en la cabeza para saber qué hacer mientras otros se pierden entre los nervios y la inexperiencia. Temple para salir avante de toda situación, capacidad y raciocinio, siempre dura pero efectiva. Así se le puede ver sin reflectores en algún evento para darse cuenta si todo va bien como dicen los reportes.

Platica con la gente, el otro pulso de la realidad, la que no ven las encuestas ni los focus group, la que siempre ayuda para ampliar el horizonte, la que huele, late, y sabe diferente al escritorio y al papel. La que siente el clima y percibe la sensación de la gente, ya el ánimo, ya el miedo, ya la frustración. Luego viene el proceso para la propuesta, la toma de decisiones, el reflejo.

Fuera del terreno electoral se le puede ver en el terreno de la academia y en el familiar. En ambos se luce: adora a sus nietos y siempre tiene una enseñanza para sus alumnos. Sus clientes le tienen una estima especial. A quienes ha enfrentado es común que después la busquen para contratarla. La fama esta vez no está construida en castillos de arena, sino en el sólido asfalto y el inquebrantable hierro de la mano dura.

Una de las muchas enseñanzas es que la estrella y por lo tanto lo único que debe brillar, es el candidato o el gobernante, y que una consulta no debe regalarse, hay que ponerle valor y pasión a lo que hacemos, y más en un área tan competida.

Apasionada como ninguna, tanto en su profesión como en su vida. Contagia con el ejemplo, está empeñada desde hace algunos años en cumplir varios sueños: comprar un castillo, darle la vuelta al mundo en motocicleta, y contagiar para que más mujeres y más jóvenes tengan espacios de decisión en la vida pública y así las cosas puedan mejorar.

Síganla en sus redes sociales, seguro que algo les contagia de su buena vibra. O al menos se le envidia de tanto paisaje que comparte en sus viajes.

 

Rafael Vargas Pasaye es Consultor político, profesor universitario, periodista, conferencista. (@rvargaspasaye)

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