Gestionar las emociones políticas

ANTONI GUTIÉRREZ-RUBÍ

Los estados de ánimo se han convertido hoy en día en auténticos estados de opinión y tienen una repercusión importante tanto en la política como en las elecciones. Las emociones pueden provocar resultados inesperados, pues votamos cada vez más con el corazón y esto pone de manifiesto los límites de las promesas electorales y de la racionalidad. Saber entender la atmósfera emocional en la que se desenvuelve lo político deviene crucial para poder interpretar nuestro presente. Poner el acento en la recepción y no en la emisión política implica nuevas lógicas y nuevos desafíos.

Necesitamos un nuevo lenguaje que sea capaz de explicar la nueva realidad que nos envuelve, el desprestigio de la política, la desafección, los miedos que hoy contaminan los escenarios políticos de todo el mundo. Y para ello, es imprescindible que la política democrática se rearme con mayores fundamentos de psicología social y neurociencia.