Entrevista a Juan Verde: «La victoria de Trump es uno de los peores errores de Estados Unidos en la historia»

Juan Verde Suárez (Telde, Gran Canaria, 1971) es un reconocido estratega internacional para el sector privado y público. En el ámbito político, ha trabajado con algunas de las personalidades más importantes del mundo como los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton, la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton, el ex Vicepresidente Al Gore, el fallecido Senador Ted Kennedy y el exsecretario de Estado John Kerry. A nivel de gobierno trabajó con los gobiernos de Lituania, Gibraltar y Estados Unidos, así como numerosos gobernadores y alcaldes en Hispanoamérica. En el ámbito corporativo, ha asesorado a varias y prestigiosas empresas como Google, Cisco, SAS, el Banco Santander en Estados Unidos… Además, ha colaborado con instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Universidad de Harvard o el Banco Mundial.Durante la administración del presidente Obama, Juan Verde ocupó el puesto de Subsecretario Adjunto para Europa y Eurasia en el Departamento de Comercio del Gobierno de los Estados Unidos.

Entrevistado por Marina Isun

Muchos analistas afirman que cuando la economía americana va bien, como pronosticaban los indicadores a principios de año, no se dan alternancias de poder, un factor que jugaría a favor de Donald Trump. La pandemia y sus consecuencias habrían desmontado sus planes. ¿Cree que las consecuencias de la pandemia pueden acabar con el proyecto económico del ejecutivo americano y afectar a la reelección?

Es muy cierto que cuando la economía americana va bien y el presidente se presenta a la reelección, tiene muchas más posibilidades de salir reelegido. Sin embargo, esto está directamente relacionado a que los votantes crean que ese crecimiento económico nacional, que por cierto se tiene que traducir en crecimiento económico a nivel individual (lo cual no ha sucedido), es producto de la gestión de ese presidente. 

Este cuatrienio ha sido anómalo en Estados Unidos. Si bien es cierto que la economía había continuado creciendo y que se habían recuperado finalmente todos los empleos perdidos durante la última recesión, también es cierto que no había consenso sobre por qué había mejorado o quién era el responsable. El bando de Trump estaba convencido de que las políticas del presidente habían traído este periodo de prosperidad mientras los economistas y el resto de la nación sospechaban que más bien se trataba de un Trump subido a la ola de prosperidad que inició la administración Obama y que ahora empezaba a dar resultados… Obviamente, como parte de esa administración del presidente Obama, no soy imparcial… pero sí sé que durante la administración de Obama tomamos muchas medidas sabiendo que eran las correctas a pesar de que el impacto lo veríamos a más largo plazo… No estábamos trabajando solo para asegurarle una victoria al Partido en las próximas elecciones…  estábamos trabajando pensando en las próximas generaciones. 

Sin embargo, todo este crecimiento desapareció abruptamente con la llegada del COVID19 y la paralización total de la economía a nivel global. Actualmente, el pueblo americano esta inmerso en una tormenta perfecta causada por tres crisis, la sanitaria causada por el coronavirus, la económica como consecuencia de la sanitaria y la social causada por las tensiones raciales. Esto ha hecho que para un segmento importante de los indecisos la falta de liderazgo proveniente de la Casa Blanca, les esté llevando a querer votar por Biden el 3 de noviembre. Lo que es sorprendente es que los índices de aprobación del presidente Trump no sean mayores porque históricamente, cuando el país se enfrenta a grandes crisis, el electorado tiende a cerrar filas a favor del presidente. Este tipo de situación no es nada nuevo. Sucedió el 11 de septiembre de 2001 con los ataques terroristas, sucedió en 2003 con la Guerra de Irak, sucedió en 2011 cuando Estados Unidos mató a Osama Bin Laden y si nos remontamos en el tiempo, ha sucedido siempre ante las grandes crisis como la guerra del Vietnam, la de Corea, o el ataque a Pearl Harbor durante la segunda guerra mundial y sucedió en marzo de este año cuando comenzó la pandemia del COVID19. Lo que sí es nuevo es el efecto que ha causado. Generalmente estas situaciones producen un aumento vertiginoso en el apoyo al Presidente de turno por algo llamado ¨rally round the flag¨ o ¨reunirnos alrededor de la bandera¨ y es un fenómeno por el cual el patriotismo y la unidad nacional ante un evento extraordinario se vuelven más importante, de manera temporal, que el partidismo. Trump no ha tenido esa suerte. El apoyo a Bush tras el 11 de septiembre subió a 90%… el de Obama tras la muerte de Bin Laden subió a 53%… Trump ni llegó al 50% y este apoyo solamente le duró unos días volviendo a caer rápidamente a 43% y, hoy, ya va por 39%…. y, según las últimas encuestas, Biden tiene 12 puntos de ventaja en cuanto a la intención de voto para las elecciones presidenciales.

¿Qué ha sido diferente con esta crisis? Todo. La gestión del presidente ha sido nefasta y desde luego, no ha sabido proyectar una imagen de líder contundente que lograra controlar la situación y velar por los intereses de sus ciudadanos y su país… Todo lo contrario, hemos tenido un presidente que desde el principio ha optado por una actitud divisoria y agresiva hacia los que no piensan como él, irresponsable y hasta criminal al no actuar antes y cuando finalmente lo hizo, sin medidas contundentes y sobre todo, haciendo caso omiso a las recomendaciones de la comunidad científica. La falta de liderazgo y seriedad con la que Trump ha afrontado la crisis de la COVID19 ha agravado la misma y alejado las posibilidades de una contracción económica global en forma de ¨V¨. Cuando comenzó esta crisis la comunidad global estaba convencida que el efecto económico sería duro pero corto… esto cambió cuando Estados Unidos decidió no hacer nada… el riesgo de crisis global y el impacto económico aumenta vertiginosamente día a día y esta situación no cambiará hasta que Estados Unidos no empiece a actuar de forma más responsable y contundente. 

Sin lugar a dudas el efecto será político y no solamente económico… Los estadounidenses ya han comenzado a pasarle factura al presidente y me atrevería a decir que en esta ocasión sí ha perdido incluso alguna parte de su base… No creo que estos incondicionales vayan a votar por Biden, pero muchos de ellos se quedarán en casa y no saldrán a votar en noviembre porque, moralmente, ya no se sienten alineados con Trump. La imagen de Trump ha sufrido un enorme desgaste este año cayendo su nivel de aprobación general a 39% estas semanas… Sin lugar a dudas su gestión de la tensión social ha tenido muchísimo que ver tras las revueltas de las últimas semanas en toda la nación pero, si miramos solamente la economía, sin lugar a dudas aquí es que ha perdido el apoyo aun de los suyos… En enero el 63% de los americanos pensaba que Trump manejaba bien la economía… Hoy este número es tan solo 47%… Te aseguro que dentro de ese 16% que perdió hay más de uno que votó por Trump en 2016. 

¿Si hubiera un segundo rebrote en otoño cree que podrían peligrar las elecciones? ¿Qué formato de campañas nos espera?

Lo cierto es que este presidente ha demostrado muy poco respeto por los procesos democráticos o por los derechos constitucionales de los norteamericanos, por lo que para muchos de nosotros, nos empieza a preocupar el que intente hacer algo para retrasar las elecciones de noviembre… Hipotéticamente, y sabiendo cómo opera Trump, motivos para querer hacerlo no le faltan.  Una segunda oleada de COVID19, los graves disturbios sociales en las calles… Sin embargo, esto no será tan fácil. El gobierno de Estados Unidos está diseñado de una manera muy astuta para prevenir este tipo de golpe de estado o ataque a la democracia… nadie tiene el poder político como para tomar una determinación unilateral al respecto, ni el propio presidente. 

En Estados Unidos, a diferencia de otros países, las elecciones no las puede convocar el presidente, el congreso o el senado, sino que son un mandato constitucional que prácticamente no admite excepciones en cuanto a la fecha de celebración. Para que Trump pueda mover la fecha de las elecciones, que esta fijada por ley, debería tener el apoyo mayoritario del Senado y de la Cámara de Representantes. El Senado Republicano podría hipotéticamente aceptar una propuesta del presidente al respecto pero  moriría en la Cámara de Representantes que controla actualmente el partido Demócrata. Incluso, si por algún motivo Trump lograra convencer a los Demócratas para mover la fecha, esto solo le permitiría seguir como presidente hasta el final de enero del 2021… Por tanto, aunque no haya elecciones en noviembre, Trump dejaría de ser presidente automáticamente y entraríamos en un enredo constitucional de nombramientos temporales hasta que se puedan tener elecciones generales… 

En cuanto a que tipo de elecciones serán, puedo decir que en los más de 20 años de experiencia en campañas políticas, jamás antes he vivido una experiencia como esta… lo cierto es que esta es ya una campana absolutamente virtual en un país de casi 350 millones de personas. Aunque Trump, ha optado a convocar mítines tradicionales… Biden es un hombre que sí escucha a la ciencia y no pondrá en peligro la vida de miles y miles de personas. La campaña de Biden se ha transformado totalmente y no tiene nada que ver con las campañas tradicionales de movilización ciudadana, donde íbamos casa a casa hablando con los votantes sobre el candidato y apostando por los movimientos sociales de base… Tampoco estamos teniendo eventos presenciales de recaudación de fondos con los líderes del partido y celebridades estadounidenses…  lo cual nos esta afectando de forma considerable a la hora de recaudar los fondos necesarios. El 100% de nuestra actividad se ha movido al mundo online. A través de reuniones virtuales coordinamos nuestros esfuerzos y nos mantenemos informados tanto nosotros como nuestros equipos y de la misma forma virtual, celebramos eventos con Biden, su esposa la Dra. Biden, Hillary Clinton, etc… Sin embargo, no todo es negativo… los eventos virtuales y la aceptación que han tenido hacen posible que, simultáneamente, un simpatizante de Nueva York, un simpatizante de California y un simpatizante en Buenos Aires puedan reunirse con un líder de la campaña y participar de un gran evento… Esto antes no era posible o no estaba bien visto… pero, realmente, es una gran oportunidad y ventaja que ha traído esta pandemia al mundo de las campañas. 

Estos días, hemos visto como twitter advertía sobre la veracidad de un tweet de Trump. Hemos visto como ha borrado tweets de Bolsonaro o Maduro, en relación a la Covid-19. ¿Qué papel jugarán las redes sociales frente a la tendencia de las fake news, muy presentes en la pasada campaña?

Las redes sociales no son un medio de comunicación tradicional que podría o no estar controlada por un grupo económico o institución… son más democráticos, porque representan la voz del pueblo, la ciudadanía y son un espacio donde todos estamos expuestos a todo tipo de ideas y pensamientos. Al ser un espacio orgánico y no tener una sola fuente, me temo que también es un espacio poco regulado donde, algunos pueden llegar a manipular la información y la opinión pública. Los constantes tuits de Trump y otras organizaciones afines que intentan confundir a la población con medias verdades o simplemente falsas noticias, han creado un gran problema para la democracia… Cuando el presidente Trump, por ejemplo, publica un tuit diciendo que el voto por correo representa un peligro real de fraude electoral y que el partido demócrata intenta robarse las elecciones al facilitar el voto a los ciudadanos, no parece una opinión personal de un ciudadano sino una postura oficial del gobierno y, por tanto, fomenta esa información. Esto es muy peligroso y plataformas como Twitter lo saben… Ellos finalmente han optado por identificar lo que podrían ser argumentos o noticias falsas que causen confusión o busquen manipular malintencionadamente la opinión publica. Esta decisión es la correcta y deberíamos aplaudir su decisión. Ojalá sea esto lo que hagan las otras plataformas principales también. Tal y como los fabricantes de cigarrillos deben informar a los consumidores que el tabaco podrían causar cáncer, las redes sociales deberían informar a sus usuarios que la información no contrastada, podrían causar desinformación. Es su deber defender la verdad y al hacerlo, como este gesto, están también defendiendo la democracia.

Usted ha trabajado en la campaña junto Hillary y junto Biden, ¿Qué cree que puede aportar este último que pueda vencer a Trump, a diferencia de Clinton?

Es importante, ante todo, aclarar que Hillary Clinton era sin lugar a dudas la mejor candidata para ocupar la presidencia de Estados Unidos en 2016. Hillary Clinton debió haber ganado esa elección y la victoria de Trump pasará a la historia como uno de los peores errores políticos que ha tomado Estados Unidos en su historia. Ese error nos costará caro a los americanos y al resto del mundo y ha tenido un grave impacto en el deterioro de la imagen de Estados Unidos ante la comunidad internacional. Siendo parte de ambas campañas, la de Hillary en 2016 y la de Biden, me atrevo a decir que las experiencias son muy distintas, pero en el fondo son igual de importantes. Obviamente, con la pandemia, la campaña de Biden ha sido totalmente atípica y son aguas jamás antes surcadas. Ni siquiera durante la segunda guerra mundial… teníamos la imposibilidad de salir a la calle y conocer al electorado en persona. Las dos grandes diferencias principales entre las dos campanas es que esta vez no damos nada por sentado.  Somos más cautelosos y cuidadosos a la hora de hacer nuestras proyecciones o interpretar las encuestas y jamás volveremos a confiarnos ante un enemigo tan formidable como Trump. El otro factor es que sabemos que Trump es capaz de hacer cualquier cosa para ganar y que no jugará limpio.  Esta vez estamos listos para enfrentarnos a lo inesperado y a alguien que no juega limpio

¿Qué papel tendrán otras figuras demócratas que se han quedado en el camino de las primarias como Sanders, Warren, Buttigieg o Klobuchar?

Otra gran diferencia entre 2016 y 2020 es el sentido de unidad que existe dentro del partido demócrata y que no tuvimos en las últimas elecciones. Tal vez haya sido que tras las primarias presidenciales de 2016 no había persona que pensara que Trump realmente tendría una oportunidad de ganar, pero en 2016 tras las primarias, todos los candidatos internos de las primarias han cerrado filas a favor de Biden y se han involucrado de forma directa y personal. Sanders, Warren, Buttigieg y Klobuchar todos han dejado a un lado su fase de rivales en las primarias y se han unido categóricamente detrás de Joe Biden, unos aportan su maquinaria de recaudación de fondos como Sanders o Warren, otros su frescura y capacidad de conectar con la gente joven como Buttigieg y juntos conseguiremos que Joe Biden sea el próximo presidente de Estados Unidos. 

¿Quién cree que pueda ser el candidato de Biden para la vicepresidencia? ¿Qué características cree que debería tener para hacer un ticket ganador con Biden?

Este es el secreto mejor guardado en la campaña…. Y lo cierto es que no sabemos quién será pero sabemos que será una mujer, que será más joven, más conservadora y que aportará votos que el presidente no es capaz de conseguir…  o sea, será una VP que sume…  estas elecciones serán distintas en ese sentido también…  podrían ser las primeras elecciones que permitan que tengamos por primera vez a una mujer de VP en la casa blanca.

 

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