El sistema pluralista polarizado catalán: una oportunidad para el centro

SARA BRULL & MARC CHAVES

El sistema de partidos catalán, tal y como lo conocemos hoy en día, podría volver a mutar en un futuro muy cercano. En los últimos años, el eje izquierda-derecha en el espectro político catalán se ha difuminado, sustituyéndolo por el eje nacional y dividiendo a los partidos (y a la sociedad) según su postura frente a la independencia de Catalunya. En las últimas elecciones al Parlament, la formación política Vox logró irrumpir en la institución catalana con once diputados. Sin embargo, ¿es realmente Vox la única novedad en el sistema de partidos catalán, o existe alguna otra opción que sea capaz de conseguir representación parlamentaria en el futuro y con una potencial capacidad de cambio futuro? Parece ser que con la irrupción de la opción centrista catalanista “Centrem”, las relaciones entre bloques pueden variar.  En este artículo  ponemos la mirada en el futuro próximo para analizar el sistema de partidos catalán desde un punto de vista prospectivo.

El sistema político catalán

Generalmente, consideramos un sistema de partidos en relación con el número de partidos que lo componen, es decir, basándonos en un criterio numérico. Esto nos permite saber cuál es la fragmentación del poder político, si está disperso o concentrado. Actualmente, el escenario político catalán está representado por ocho grupos parlamentarios, con ERC y Junts per Catalunya al frente del gobierno. Por otro lado, también debemos tener en cuenta cuáles pueden ser las corrientes de interacción entre ellos, y suponiendo que a cuánto mayor número de partidos (o fragmentación), mayor es la complejidad que soporta el sistema. Aun así, el criterio numérico empleado debe venir acompañado de una norma, las cifras por sí solas no nos dicen nada. Según Giovanni Sartori, la importancia de un partido político se determina[1] haciendo referencia a la distribución relativa del poder y su posición respecto al eje izquierda-derecha. Tomando por ejemplo las singularidades de Catalunya, creemos que para este caso el eje territorial juega un papel muy importante y es el que mayoritariamente dicta las corrientes de interacción entre partidos.

Sartori sugiere que la fragmentación del sistema de partidos refleja o bien una segmentación o una polarización,  refiriéndose a la forma que toma la dispersión del poder en un sistema concreto. A su vez, esta tipología deriva de utilizar la ideología como criterio. Si el sistema está fragmentado, pero no polarizado, se puede clasificar como un pluralismo (ideológicamente) moderado. En el multipartidismo, la utilidad de los partidos corresponde con la potencialidad que tienen de formar coaliciones gubernamentales (viables). Más adelante,  Lipjhart[2] añadió que el tamaño del partido también es relevante en cuánto a la aritmética de escaños para sumar mayoría, donde normalmente se realizan coaliciones con partidos medianos y grandes, y no con partidos pequeños.

Con la entrada de VOX al Parlament sumamos hasta ocho partidos representados, pero ¿hoy en día están representados todos los espacios ideológicos? Si asociamos a cada partido una posición con relación a ambos ejes, no es difícil de imaginar que existe una ventana de oportunidad en la centro-derecha catalanista capaz de tener un papel moderador entre fuerzas políticas. No obstante parece que esa fuerza ya existe. Nos referimos a la formación de “Centrem”, liderada por la ex consellera de Empresa y ex-líder del Partit Demócrata de Catalunya, Àngels Chacón. Esta nueva formación, que hizo su presentación oficial el pasado 11 de enero de 2022, se presenta a favor de la economía de mercado, de la colaboración público-privada,de una reducción de la carga fiscal, en contra de la unilateralidad y abogando por una mejora del autogobierno de Catalunya, considerada como nación. A grandes rasgos, parece que el nuevo proyecto político del centro-derecha catalanista quiere reformar e instalarse en la posición que ocupó en su día la antigua Convergencia. Basándonos en este escenario, con la inclusión de Centrem, estaríamos hablando de un pluralismo totalmente polarizado de hasta nueve grupos parlamentarios importantes[3].

Así pues, ¿qué es un sistema pluralista polarizado? Sartori nos proporciona una serie de características propias de este tipo de sistema. La primera característica reside en la presencia de partidos antisistema “importantes”. Anteriormente, ya he explicado a qué se refiere Sartori con “importantes”, pero él añade que estos se caracterizan por ser de variante radical, con una distancia ideológica máxima entre ellos. Así mismo, podemos identificar tanto a la CUP como a VOX de estas variantes respectivamente, además de tener una distancia ideológica territorial máxima también.

Seguidamente, nos expone la existencia de oposiciones bilaterales determinadas por presencia de dos oposiciones o bloques  mutuamente excluyentes y que no pueden unir fuerzas porque son incompatibles. Si lo asociamos con el actual sistema político catalán, el gobierno recibe oposición tanto por la derecha como por la izquierda.

En consecuencia, se produce la justificación y el principal objetivo de nuestro análisis: los sistemas pluralistas polarizados se caracterizan por la presencia de un partido con posición de centro, por lo que en el eje izquierda-derecha el centro métrico está ocupado. Por lo tanto, la polarización del sistema desencadena en interacciones triangulares, donde el dualismo ya no forma parte de la estrategia de los partidos, sino que deben interaccionar izquierda, centro y derecha, junto con distintos grados de soberanismo.

Ante este planteamiento, debemos hacer hincapié en la gran oportunidad que tendría esta formación para ser la fuerza de equilibrio futuro que desempeñe una función mediadora, que no implica ser inmovilista. Lógicamente, la fuerza electoral no le bastaría para formar gobierno, pero tal vez sí tenga la capacidad de modificar las dinámicas en la cámara con apoyos estratégicos. Tal y como escribe Sartori: “Una posición de centro parece condenar a una política de mediación” y “un partido de centro que intente superar a los partidos ubicados a su izquierda o su derecha contribuirá a un crescendo de escalación y extremización”.

Como cuarta característica, se trata la distancia ideológica entre los polos, en este caso desde la CUP hasta VOX, produciendo un círculo vicioso de impulsos centrífugos por encima de los centrípetos. Con esto Sartori introduce la quinta característica, refiriéndose a un supuesto debilitamiento del centro hacia uno de los polos.

Una oportunidad para el centro

El contexto sociopolítico en Catalunya ha variado en el último lustro. A continuación, explicaremos algunos de los datos[4] que podrían definir el porqué del debilitamiento del independentismo y el posible efecto de concentración del centro-derecha catalán. Primero de todo, la valoración de la ciudadanía sobre la gestión del Govern (4 sobre 7) es la nota más baja desde el 2017, con una valoración de gestión mala y muy mala en ascenso desde ese mismo año con más del 40%, justo lo contrario que la valoración positiva con menos de un 20%. Además, en 2021 solamente un 35,3% opinó que Catalunya debería ser un estado independiente; junto con un 43,1% que considera que el conflicto político catalán acabará con más autogobierno. Este último punto es donde “Centrem” quiere incidir. La creación de esta nueva formación puede asociarse al agotamiento producido por el procés en aquel electorado de centro-derecha catalanista, partidario de la independencia, pero en contra de la unilateralidad y de las disputas de poder de estos últimos años entre Junts y ERC. Así mismo, Àngels Chacón, como lideresa de Centrem, tiene una valoración media en una escala del 1-10 de 3’98 entre votantes del PSC, de 4’17 entre votantes de ERC, de 4’11 entre votantes de ECP, y un dato destacable, es la valoración del 4’10 de votantes del PP. Para los votantes de Junts la valoración es del 3,45, junto con un 2,91 de la CUP. Estos datos ejemplifican cómo esta candidata consigue una aceptación transversal y más allá del sector independentista, teniendo valores totalmente opuestos a los de Laura Borràs, con mayor aceptación entre ERC, Junts, CUP y, sorprendentemente, en el PDeCAT con un 6’43 frente a un 5’27 de Chacón.

La irrupción de la nueva formación política se ha producido por la unión de diferentes dirigentes provenientes tanto del PDeCAT, como de Convergents, de Lliures y de la Lliga Democràtica, y hasta personalidades del ala más catalanista y socioliberal del PSC. Aun así, la mayor parte de potenciales votantes y simpatizantes provienen del PDeCAT, partido que se ha visto en la necesidad de una reestructuración interna y territorial después del conflicto con Junts per Catalunya[5]. En consecuencia, Centrem tiene las próximas elecciones municipales de 2023 como la primera prueba del nuevo proyecto político. En la actualidad, de las 947 alcaldías catalanas, el PDeCAT cuenta con 170, aunque una gran parte de ellos ya han manifestado su tránsfuga a Junts, por lo que el objetivo de Centrem será el de mantener aquellos fieles al PDeCAT y Àngels Chacón para así poder asentar las bases territoriales de la nueva formación de cara al futuro. Sabiendo que el proyecto político de Centrem está muy influenciado por el PDeCAT, el mantener un buen tejido municipal es esencial, sobre todo teniendo en cuenta que en 2020 la distribución de simpatizantes[6] en los municipios de entre 2.000 y 10.000 habitantes fue del 23’8%, y del 30’2% de entre 10.000 y 50.000, siendo los mayores porcentajes en esos rangos.

En definitiva, consideramos que en este sistema en el que la distancia ideológica de sus extremos sería la máxima, la necesidad de generar impulsos centrípetos en el sistema es cada vez mayor. La presencia de una formación que ocupe la posición central podrá aprovecharse de la fatiga generalizada producida por el procés y los partidos que lo han protagonizado. De esta manera, deberíamos de seguir muy de cerca cómo se desarrolla una formación capaz de mirar a izquierda y derecha, siendo importante, no basándose en su número de escaños, sino en su capacidad de entendimiento con los distintos grupos de ambos sectores del eje territorial mediante votaciones estratégicas. Dicho esto, también creemos que los principales obstáculos para el éxito de esta formación incluyen poder captar la atención de un público cada vez más confundido por los cambios que ha habido desde la disolución de Convergència, saturado por el proceso soberanista catalán y anteponerse a cualquier evento que los pueda eclipsar por completo, como lo sería un posible retorno de Carles Puigdemont del exilio.

 

Sara Brull i Ortega es Licenciada en Derecho y Política por la Universidad de Liverpool. Master en Comunicación Política y Social por la Universitat Ramon Llull-Blanquerna. Periodista en ElNacional.cat (@sarabrullwrites)

Marc Chaves Sánchez es Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Pompeu Fabra. Master en Comunicación Política y Social por la Universitat Ramon Llull-Blanquerna. Consultor de comunicación política e institucional en Intermèdia Comunicació (@Marc_ChavesS)

 

 

[1] “Partidos y Sistemas de partidos” Giovanni Sartori, Alianza Editorial, 2005.

[2] “Patterns of Democracy” A. Lijphart, Yale University Press, 1999. pp.66-67

[3] Ahora intento considerar a todos los partidos de importantes debido a que, ideológicamente, el PP podría tener un socio fuerte con VOX.

[4] https://www.icps.cat/archivos/sondeigs/dossier-sondeig-icps-2021-cat.pdf?noga=1

[5]https://www.abc.es/espana/catalunya/politica/abci-lucha-sin-cuartel-junts-alcaldes-pdecat-para-2023-202201180143_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.es%2F

[6]https://www.naciodigital.cat/noticia/215437/perfil-votant-quins-son-mes-formats-rics-envellits-amb-mes-funcionaris