Coronavirus: Miedo y gafas conservadoras

ANDRÉS OUVIÑA QUEIRO

En la década de los setenta el politólogo John Mueller observó un fenómeno interesante con respecto a los efectos de determinadas crisis sobre la popularidad de los presidentes. Según Mueller, en aquellos momentos en los que se da una amenaza que afecta tanto al país como al presidente, se produce un hecho curioso, y es que aumenta la aprobación del presidente implicado.

Esto es lo que Mueller denominó rally ‘round the flag, un fenómeno socio-político que establece que determinadas amenazas o ataques que afecten al bienestar o supervivencia de un país, pueden llegar a favorecer la aparición de un sentimiento de patriotismo u orgullo nacional.

Desafortunadamente, a día de hoy nos vemos inmersos en una situación en la que numerosos países se encuentran haciendo frente a una misma amenaza sanitaria que se extiende por todo el mundo. A pesar de que no sabemos cuánto se va a alargar esta situación, sí que parece razonable pensar que va a suponer un antes y un después en la historia de la humanidad -si suena excesivamente alarmista se ruega sustituir “historia de la humanidad” por “historia de ciertos países”-, así que nos vamos a tomar la libertad de reflexionar sobre los posibles efectos políticos que esta pandemia puede provocar sobre el actual Gobierno español.

Teniendo en cuenta lo que hemos dicho anteriormente, y de acuerdo con el efecto rally ‘round the flag, cabría esperar que ante la crisis del coronavirus se produzca en España un aumento del patriotismo o del sentimiento de orgullo nacional que el gobierno de la nación podría canalizar para salir reforzado una vez termine la crisis.

Ahora bien, en este punto es importante destacar que actualmente en España el gobierno de la nación está encabezado por fuerzas políticas de carácter progresista, fuerzas políticas cuyas líneas de actuación se basan en una fuerte apuesta por las políticas de carácter social, de protección de las clases desfavorecidas, protección de minorías, mayor permisividad con respecto a la inmigración, etc.

¿A dónde queremos llegar con esto? Pues que, si bien es cierto que en momentos de amenaza exterior o crisis se produce el efecto de rally ‘round the flag, también se produce otro fenómeno de carácter sociológico y con importantes implicaciones a nivel político que pueden tener un efecto negativo en las fuerzas políticas más progresistas como en el caso de España.

Esto es, ni más ni menos que un “cambio de mentalidad” en la sociedad, un proceso que se pudo ver por ejemplo en el atentado de las torres gemelas en el año 2001. Este terrible hecho reforzó al gobierno republicano y en consecuencia la popularidad y el apoyo al presidente George Bush aumentaron considerablemente. Se podría decir por lo tanto que tras el atentado del 11S, no se produjo tan solo el efecto rally ‘round the flag con el consecuente incremento de la popularidad de Bush, sino que al mismo tiempo hubo un cambio en la forma en la que los norteamericanos concebían el mundo.

Algunas de las consecuencias del atentado a nivel sociológico fueron el aumento de la religiosidad o espiritualidad, un mayor rechazo a inmigración, aumento del sentimiento de pertenencia y patriotismo, y apoyo de políticas tradicionalmente conservadoras por parte del electorado más progresista.

Es decir, la sociedad norteamericana se volvió sensiblemente más conservadora y en consecuencia más favorable a aceptar medidas políticas de derechas. Cabe decir que los conservadores no se volvieron más conservadores o no de una manera significativa, sino que lo interesante de este fenómeno fue -y es- que, donde se produce el mayor cambio es en la mentalidad de los electores progresistas, puesto que se vuelven más favorables a aceptar políticas de derechas. Los norteamericanos progresistas se quitaron las “gafas progresistas” con las que percibían el mundo y se pusieron unas “gafas conservadoras”.

Es bien sabido que, ante la incertidumbre por el futuro, ante las situaciones de caos y ante las amenazas al sistema de vida de una sociedad, la gente “recurre” al conservadurismo, ya que una sociedad que ve su modus vivendi en peligro busca ciertas características esenciales: un líder que denote fuerza, autoridad, rigor y orden. Valores tradicionalmente ligados al conservadurismo y que pueden ofrecer la sensación de seguridad en un momento donde esta escasea.

Es importante señalar que ese cambio en la sociedad americana no se dio tan solo en Norteamérica, sino que en numerosos países europeos se produjo un viraje a gobiernos de derechas. Gobiernos que prometían fuerza y decisión ante una situación en la que la gente no buscaba liderazgos ilusionantes, sino liderazgos que ofrecieran certezas.

Aunque a día de hoy, y habida cuenta del cariz que está tomando esta pandemia, no podemos asegurar hacia dónde nos dirigimos, sí que podemos asegurar que cuando esta crisis mundial termine, los efectos se podrán ver en numerosos ámbitos, tales como la economía, la sanidad, el equilibrio geopolítico entre potencias, y por supuesto, afectará de forma muy profunda a numerosos gobiernos a lo largo y ancho del planeta.

Todos los gobiernos intentarán gestionar esta pandemia de formas muy distintas, unos con mayor acierto y otros con menor acierto, lo que está claro, es que todos intentarán aprovechar la situación política para su propio interés, que será o bien mantenerse en el poder o bien hacerse con el mismo.

¿A dónde nos puede llevar este nuevo escenario en el que nos encontramos en España? Es cierto que el país se enfrenta a una situación sin precedentes, y también es cierto que esta amenaza ha provocado en términos generales una situación de unidad social y de solidaridad popular, que bien gestionada podría ser una buena baza para el gobierno una vez terminada la crisis sanitaria. Pero no debemos olvidar que esta pandemia no ha hecho más que empezar, que cuanto más se alargue más malestar social va a provocar y mayor será el impacto económico, caldo de cultivo para el escenario de incertidumbre e inseguridad que hemos expuesto.

Si esto se produce, y nada hace indicar que no vaya a ser así, nos encontraremos ante un cambio de ciclo en España – y probablemente en otros países-, y no sería descabellado pensar que la sociedad pueda reclamar un giro de timón hacia opciones más conservadoras.

Se buscarán certezas, seguridad, estabilidad, y por supuesto la sociedad reclamará un liderazgo que aglutine estas cualidades, que no dude ante la incertidumbre, y que sea capaz de proporcionar un sentimiento de solidez y seguridad. La sociedad se pondrá, en definitiva, unas gafas conservadoras.

 

Andrés Ouviña Queiro es politólogo, especializado en comunicación y marketing político, consultoría y campañas electorales (@Queiro_A)