Alternativa para Alemania (AfD): un ultraconservadurismo sin filtros

FRANCO DELLE DONNE

Hace pocos días el instituto de opinión pública INSA/YouGov sorprendía a los alemanes con la publicación de una encuesta de intención de voto a nivel federal. Los datos indicaban que el partido ultraconservador, «Alternativa para Alemania» (AfD), ostentaba el 10,5% y con ello se acomodaba como la tercera fuerza política alemana detrás de los conservadores y los socialdemócratas. ¿Qué factores han llevado a un partido ultraconservador a este lugar? ¿Cuál fue la estrategia de AfD para lograr este crecimiento meteórico en solo dos años y medio de existencia? ¿Qué función juega el contexto y cómo se ha instrumentalizado? Estas son las preguntas claves que nos proponemos discutir en este artículo para poder entender mejor el fenómeno de «Alternativa para Alemania».

El dato sorprende: Uno de cada diez alemanes votaría a los ultraconservadores de AfD si las elecciones fueran el próximo fin de semana. Y sorprende en especial porque hace pocos años AfD hubiese sido calificado de partido marginal con ideas demasiado controvertidas como para recibir apoyos masivos. Desde su creación en febrero de 2013 esta fuerza política no ha hecho más que sorprender a todos. Tanto el resto de los partidos políticos como los medios de comunicación y hasta la propia población alemana vio como en menos de tres años un partido político nuevo y sin experiencia ingresaba en cinco parlamentos regionales y en el Parlamento Europeo. La principales razones de este crecimiento meteórico de AfD se pueden sintetizar en tres elementos fundamentales: 1- La estrategia política, 2- el discurso político y 3- la explotación del contexto.

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La estrategia: selección y ocupación del nicho electoral

Uno de los mayores aciertos de este partido ha sido localizar y ocupar un espacio político que si bien durante décadas tuvo un dueño incuestionable, en los últimos tiempos había sido descuidado. Se trata del sector ubicado a la derecha en el espectro ideológico, que históricamente ha sido propiedad exclusiva de la Unión Demócrata-Cristiana (CDU). Para comprender este punto hay que hacer mención a la estrategia política de la canciller Angela Merkel (CDU). La líder de la CDU forjó durante años su éxito en pos de un crecimiento sistemático hacia el centro. Esto significaba la incorporación progresiva de temas de la agenda socialdemócrata a la agenda de su gobierno. Así la canciller acumulaba los beneficios políticos de implementar políticas de amplia aceptación y al mismo tiempo procuraba captar parte del electorado de centro que en otro momento podría haber elegido a los socialdemócratas. Esta estrategia de Merkel funcionó a la perfección porque en el flanco que dejaba descubierto, es decir aquellos conservadores de derecha contrarios a políticas progresistas, no se vislumbraba amenaza alguna. En otras palabras, aquellos votantes de derecha no tenían alternativa.

Cuando justamente llegó la «Alternativa para Alemania» el escenario cambió. Por primera vez en muchos años la CDU tenía un competidor para su electorado más cautivo. Y uno de los primeros problemas que tuvo el partido de la canciller fue reconocerlo. Así, en lugar de planear e implementar una estrategia para dar batalla, eligió ignorar la existencia de AfD. Con el correr de los meses, de las elecciones, de la cada vez mayor presencia en los medios de comunicación, AfD fue capaz de formar un electorado relativamente importante que se mantuvo entre el 4 y el 8% de intención de voto hasta agosto pasado. Si bien los estudios indican que se trata de un electorado transversal, está claro que la base está compuesta por un conservadurismo muy duro que en su mayoría son votantes descontentos con la CDU.

Y aquí es donde aparece el segundo gran acierto de la estrategia de AfD: abandonar la concepción de partido monotemático, es decir dejar de lado las ideas euroescépticas, y construir una agenda mucho más centrada en la política interior con una fuerte presencia de temas de corte conservador. Así, la familia, la seguridad y el control migratorio se convirtieron en los pilares que le dieron a AfD en 2014 sus primeros exitos electorales. Todos en el este de Alemania. Un año más tarde también lo lograrían en el oeste, lo que otorgaba al partido una dimesión nacional que para muchos todavía no poseía.

Esta metamorfosis de partido eurófobo a partido ultraconservador vino acompañada de un endurecimiento de su discurso político, el cual es el segundo factor que explica el crecimiento de AfD y es el que veremos a continuación.

El discurso político: la táctica de la incorrección política

Uno de los elementos que más sorprende al mundo político alemán, así como a periodistas y observadores, es que este crecimiento meteórico de AfD se ha logrado mediante la utilización de un discurso político demagógico que en algunos casos roza los límites del racismo y la xenofobia.

Durante las campañas electorales casi simultáneas que se celebraron en tres Länder (Regiones) del este de Alemania en 2014, los líderes de AfD notaron algo interesante. Observaron que endureciendo su discurso no solo captaban a aquellos conservadores descontentos con la CDU, sino que también lograban incorporar a sectores apolíticos, desilusionados con los partidos tradicionales y ávidos de respuestas rápidas a problemas complejos. AfD se presentaba como una voz opositora intransigente, que no se limitaba a criticar al gobierno de turno, sino que se dirigía hacia todo el sistema político en general y a cada partido político tradicional en singular. Así fue como AfD logró ingresar en los tres parlamentos regionales con aproximadamente el 10% de los votos. Un resultado nada despreciable, pese a que la participación electoral apenas alcanzó el 50%.

Con la última renovación en la cúpula dirigente, que para muchos era un certificado de defunción, AfD termina de tomar el rumbo ultraconservador. Esto representa una profundización de los alineamientos políticos más dirigidos a la controversia que no solo tienen que ver con la crítica a la política en general, sino con una ruptura respecto de algunos temas tabú que hasta ese momento solo eran parte del discurso político de la derecha más extrema.

Así fue como poco a poco sus voceros fueron apelando a la incorrección política para demostrar coraje y decisión frente a problemas que manifestaban algunos sectores de la población. Ejemplo de ello es el tema de los inmigrantes que en los ojos de AfD representan un problema y deben estar controlados y limitados. En otras palabras, según AfD, Alemania debería ocuparse de sus propios problemas antes de solucionar los problemas de otros. Esta frase que a primera vista pareciera gozar de una lógica, en realidad es un argumento peligroso. Por un lado porque solo esboza una solución mágica que en la práctica no es aplicable y por otro porque estigmatiza al inmigrante y con ello favorece la segregación. En este sentido, AfD se autodefine como el partido del «sentido común» y ello le sirve de justificación para proponer soluciones reduccionistas para problemas de una alta complejidad.

Ya sea con el tema de la inmigración, así como con otros como la familia, la criminalidad o la igualdad de género, el discurso de esta fuerza política se caracteriza por la falta de filtros de lo que comunmente se conoce como lo políticamente correcto. Esto le permite incorporar a sectores del electorado, cuyos miembros ven justificadas sus posiciones políticas y sociales que hace algunos años eran inimaginables en Alemania.

La explotación del contexto: El trípode Pegida-Refugiados-París

En diciembre de 2014 surgió un movimiento anti-Islam denominado PEGIDA (Patriotas europeos contra la islamización de occidente). Este grupo llegó a reunir a 40.000 personas en la ciudad de Dresden y se multiplicó en algunas otras urbes alemanas. Su objetivo era bastante heterogéneo así como sus simpatizantes. Uno de los puntos en común radicaba en la crítica a los políticos y a los partidos que no se ocupaban del supuesto miedo de la población y en consecuencia de sus problemas. En este clima de incertidumbre y de pocas definiciones, AfD encontró una fuente de votos fenomenal. Tal es así que sus dirigentes se autonombraron interlocutores políticos y representantes de estos ciudadanos indignados.

La capacidad de AfD para apropiarse del discurso de PEGIDA es un ejemplo más que explica su crecimiento. El contexto anti-inmigrante, anti-política, anti-prensa, representa una gran oportunidad para justificar su discurso sin filtros y su existencia en el espectro político. En otras palabras, AfD ofrece esas respuestas que los otros partidos no pueden dar. Que esas respuestas sean demagógicas, irrealizables o reduccionistas no pareciera tener importancia.

A partir de la crisis de los refugiados que tiene sus inicios en el verano boreal de 2015, AfD manifiesta un crecimiento ininterrumpido que se refleja desde lo cuantitativo en las encuestas de intención de voto, y desde lo cualitativo en su presencia relativamente alta en los medios de comunicación. AfD no tuvo dudas en ocupar el lugar más duro de la discusión y sacar a relucir su visión patriótica y nacionalista del tema. Para ello los refugiados no son más que embaucadores y mentirosos que solicitan un asilo que no necesitan y cuyo objetivo real es obtener beneficios económicos. El objetivo: continuar extrayendo votos al sector más conservador del electorado de la CDU.

Los atentados de París obligan a revisar la situación de la llegada de refugiados. Para partidos políticos como AfD esto es una oportunidad para profundizar su discurso ultraconservador y justificarlo. En efecto, AfD no tiene inconvenientes en establecer causalidad entre refugiados y terrorismo, ya que considera que entre aquellos podría haber algún potencial terrorista. Una frase insostenible e incomprobable pero coherente con el discurso político sin filtro y sin límites con el cual AfD actualmente está en condiciones de ingresar al Bundestag, el Parlamento Federal de Alemania.

Texto publicado originalmente en Centro Alemán de Información para Latinoamérica y España (www.alemaniaparati.diplo.de/@Alemaniaparati)

 

Franco Delle Donne es consultor en comunicación y doctorando en comunicación política por la Freie Universität Berlin. Desde 2013 lleva adelante la web eleccionesenalemania.com

Publicado en Beerderberg

@fdelledonne

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