Señor Presidente de la República hermana, Oriental del Uruguay: en primer término quiero agradecerle a usted y a todo el pueblo uruguayo, el afecto y el cariño con el que me han recibido y la hospitalidad que he sentido aquí desde anoche, cuando proveniente de Mar del Plata vine para participar en esta Cumbre del día de la fecha.
Quiero decirle que me he sentido en mi casa, porque es mi casa el Uruguay, como mi país la República Argentina es también la casa de miles de uruguayos y uruguayas que hace mucho tiempo viven junto a nosotros, como nosotros y también con nosotros.
Quiero agradecerles también a todos los señores y señoras Jefas de Estado, la presencia aquí. Hoy es un día -lo decía en nuestro desayuno de trabajo- muy especial. He escuchado con mucha alegría, sinceramente con mucha alegría la Declaración del señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, de su pertenencia, de su elección cultural, política e histórica de este espacio que es la América del Sur y de este espacio más concreto aún que es el MERCOSUR.
Yo leía antes de venir aquí, ayer, en estos días, en letras de molde que en realidad esta iba a ser una casi reunión de defunción del MERCOSUR. Son los que nunca creyeron no solamente en el MERCOSUR, son los que en cada uno de nuestros países, tampoco creen en sí mismos, en la potencia del pueblo, en la identidad cultural, en la pertenencia histórica.
Lo decía hoy por la mañana, que si este MERCOSUR ha sobrevivido a la década del neoliberalismo en la región, donde nos hicieron creer que el Estado ya no servía, que el mercado era el mejor asignador de recursos y que entonces la riqueza finalmente iba a derramar en todos, si hemos podido sobre vivir a eso con nuestro MERCOSUR, está claro que este MERCOSUR no solamente goza de buena salud sino que además, tiene excelentes anticuerpos.
Y creo que debemos profundizar ahora, en un tiempo diferente para la América Latina, para nuestra región que ha vuelto a reencontrarse con su propia identidad en gobiernos que han hecho de la democracia y de la inclusión social, dos ejes irrenunciables de la actividad política, creo que allí nuestro desafío será, lograr -y lo voy a ser todo lo posible durante esta presidencia pro témpore- el tema de poder unir finalmente en un código aduanero que impida que los productos de cada país, como recién remarcaban varios miembros, tengan que pagar aranceles en una y otra jurisdicción. Es una tarea que la podemos encarar y creo que la podemos llevar a cabo.
Creo también que debemos afrontar y abordar el problema de la integración productiva, la reindustrialización, este segundo proceso de reindustrialización que está teniendo mi país y que es dable que sea extendido a todas las otras jurisdicciones, porque todos sabemos que la clave en la mejor calidad de vida para nuestros pueblos es agregar valor a nuestros productos para poder colocarlos mejor en el mundo y de esta manera tener trabajo digno, tener trabajo decente que ha sido y ha sido siempre el gran signo de la movilidad social ascendente en mi país; las obras de infraestructura que necesitamos para que además esta unidad sea percibida y también disfrutada por nuestra sociedad, de modo tal que no solamente sean defensores de este espacio común los gobernantes sino también las sociedades. Es un gran desafío y tenemos que darlo.
Yo también quisiera referirme a las manifestaciones del Presidente de la hermana República de Bolivia, Evo Morales en cuanto a cierto grado de desilusión que evidenciaron sus palabras cuando hablaba de que nunca creyó que la política fuera tan sucia.
Presidente, con todo el respeto: creo que la política no es sucia, creo que algunos que hacen política desde adentro y desde afuera de nuestros países, son los que hacen operaciones sucias y políticas sucias en la región. (APLAUSOS)
Pero la política es algo maravilloso, es un instrumento que ha servido para mejorar la calidad de vida de los pueblos; en nuestra historia de apenas de 200 años, fue liberar a esta región, que nunca fue una región que colonizara, sino que fue colonizada. Nuestra región fue profundamente libertaria, tenemos historia de ello. Esos hombres que hacían política y que muchos tuvieron que meterse a militares, precisamente para lograr esa tarea libertaria. Vaya mi recuerdo a ese gran argentino que fue Manuel Belgrano, a José de San Martín, a Bolívar, a Artigas, a O´Higgins, a tantísimos latinoamericanos que con el instrumento maravilloso de la política, dieron su vida por la libertad y también por la igualdad, que las dos cosas deben ir unidas. Libertad sin igualdad no sirve e igualdad sin libertad tampoco; queremos ambas cosas libertad e igualdad.
Y aquí, en América Latina tal vez, no el continente más pobre pero sí el más inequitativo en la distribución de la riqueza, debemos dar y tenemos que llegar a fondo en la tarea de la lucha por la inequidad.
En esto no tenemos que ser ingenuos, amigos y amigas presidentes, creo que muchas veces vamos a sufrir, como lo estamos sufriendo en estos momentos, «interferencias», por llamarlo de algún modo generoso en términos diplomáticos o eufemísticamente, «interferencias» de los que parecen ser que solamente quieren países empleados y subordinados y no entienden la política de amistad que sí entendemos los pueblos de Latino América.
En esto tenemos que ser muy serios, no recurrir al discurso panfletario por allí, pero sí al discurso firme, sincero y genuino de que no nos van a doblegar. (APLAUSOS) Vamos a seguir luchando por la profundización de este MERCOSUR; vamos a seguir abogando por un mundo multipolar, la multipolaridad que da equilibrio en las relaciones internacionales. El unilateralismo ha creado sólo tragedia, dolor e inseguridad en el mundo contemporáneo. Tenemos que volver a reconstruir el equilibrio perdido, y en esto, el MERCOSUR, tiene que ser también una punta de lanza.
Agradecemos también la presencia de representantes de la SIAM, de Rusia, porque además este MERCOSUR que hoy emblemáticamente ha firmado su primer tratado fuera de la jurisdicción con la República de Israel, quiere con este gesto simbolizar que en este espacio geográfico, cultural e histórico que es la América Latina, libre de diferencias religiosas o étnicas, libre de enfrentamientos o falsos dilemas entre países hermanos, nos reconocemos como un espacio diverso, plural y democrático que quiere brindar su ayuda para vivir en un mundo mejor todos los días un poco.
Y quiero agradecer profundamente la presencia de todos ustedes aquí y comprometerme, como siempre lo he hecho en mi vida y en mi práctica política, a hacer las cosas con toda la capacidad, con toda la sinceridad y con toda la pasión de que somos capaces nosotras, las mujeres.
Quiero decirles además que me siento no una argentina aquí en el MERCOSUR, me siento una latinoamericana, hermana de mis hermanas uruguayas, brasileras, paraguayas, bolivianas, mexicanas, chilenas, en fin, una ciudadana. A mí me gusta llamarme ciudadana porque nos da una categorización universal, la del respeto por las libertades, por las igualdades y por la defensa irrestricta de los derechos humanos, que es nada más y nada menos que respetar la condición humana.
Muchísimas gracias, muchas gracias, Tabaré, muchas gracias y ¡Fuerza Latino América! (APLAUSOS)