MARGARÍA FLORENCIA
“El mundo es de las mujeres, los hombres estamos terminados porque lo hemos hecho muy mal durante años” – Toni Puig en la Cumbre Mundial de Comunicación Política en Abril de 2014.
El gran gurú de la comunicación de las ciudades le dio un rol protagónico a la figura de la mujer en su discurso inaugural; y hoy nadie cuestiona esa decisión. La mujer ha entrado a paso firme en el espacio público, rompiendo estructuras y re-escribiendo apuntes de la comunicación política. Hoy, la política es más “la política” que nunca: está feminizada. La gestualidad se ha feminizado, al igual que la oratoria y las estrategias de campaña.
Sin embargo, cuando las mujeres llegan al liderazgo o frente a la posibilidad de disputar cargos tradicionalmente concebidos como masculinos, lo que recomiendan los asesores de imagen es acercarse más a los hombres y distanciarse de las mujeres (Ivoskus;2014). Y, a lo largo de una contienda electoral con una mujer como protagonista, hay un aspecto recurrente: los estereotipos aumentan a medida que aumenta el nivel de posición que se aspira. La imagen, tiene sobre la percepción de la mujer incluso más peso que su posición ideológica o experiencia política.
Acá lo se intenta hacer es dar algunos “tips” desde la óptica del asesoramiento de imagen visual específicamente pensadas para candidatas.
Cuerpo y mente, en sincronía
Esto no es ninguna ciencia. Es más, al comenzar mi primer trabajo como consultora en asesoramiento de campañas electorales, mi jefe me dijo “este es el arte de saber usar el sentido común”. Y si, tiene todo de cierto.
La gestualidad es la expresión corporal inconsciente de nuestra auto percepción, aprender a controlar esa inconsciencia requiere de práctica y control. Práctica porque no hay recetas mágicas; y control, porque esos hábitos que hemos adquirido a lo largo de toda nuestra vida van a luchar por seguir existiendo. Y esto es importante que lo tengamos en cuenta: todos los líderes -en cualquier orden- son juzgados por su lenguaje no verbal.
Sin embargo, para comprender mejor el manejo de la gestualidad tenemos que analizar los que a mi criterio son sus componentes esenciales: gestos manuales, gestos faciales, posturas corporales, el manejo del clóset y la actitud.
En cuanto a esto último, las mujeres (y ojo, los hombres también) tenemos que aprender a balancear dos conjuntos claves de percepciones que se transformarán en la base de nuestra comunicación: hay que balancear calidez y autoridad. La calidez es el manejo de las emociones, la empatía, el atractivo físico y la protección. La autoridad, del poder, la credibilidad y el status.
La guía de los 10 contras
- Condensar el cuerpo en el espacio. En el afán por controlarnos (nosotros y nuestros movimientos), muchas veces tendemos a oprimirnos y movernos en el espacio como si estuviéramos limitados dentro de un frasco. Hay que aprender a relajar los movimientos -no la postura- para que nuestros nervios no sean los protagonistas y creemos la sensación de seguridad.
- Sonreir demasiado. La semana pasada vi uno de esos memes graciosísimos que circulan en las redes sociales que decía “como darse cuenta quién es un psicópata: si sonríe todo el tiempo a todo el mundo y derrocha positivismo, ten miedo. Corre, alé” Esto es así, sonreir es un hermoso y muy poderoso recurso de empatía, pero cuando se hace abuso corres el riesgo de parecer un psicópata.
- Asentir demasiado. Asentir mientras mantenemos una conversación con otra persona es signo de empatía y escucha; sin embargo, cuando asentimos demasiado y todo el tiempo, es más probable que la otra persona piense que tenemos un tic que no podemos controlar o que no estamos prestando verdaderamente atención a lo que está
- Inclinar demasiado la cabeza. Tanto hacia arriba como hacia abajo, inclinar la cabeza representa una imagen poco asertiva. Hacia arriba, nos damos aires de superioridad; hacia abajo, de baja autoestima. Debemos mantener siempre la cabeza recta y en una posición neutral.
- Tener actitudes infantile No poder controlar una actitud o gesto relajante para los momentos de estrés es una de las más comunes actitudes infantiles con las que tenemos que lidiar. Morderse los dedos o las uñas, jugar con el bolígrafo, mover los pies, jugar con la silla (en caso que sea móvil), jugar con las manos, el pelo, etc. todas son actitudes que nos ayudan a combatir los momentos de nervios, pero a costa de la pérdida de proyección de seguridad.
- Esperar el turno. Madeleine Albright lo resume perfectamente en esta frase: las mujeres tenemos que “aprender a interrumpir”.
- Ser abiertamente expresivas. Contrariamente al primero, usar movimientos excesivos también es negativo. Hay que aplicar el minimalismo comunicacional al control del cuerpo.
- El físico y el manejo del clóset son dos poderosos aliados en la proyección de una imagen de seguridad y control de la circunstancia. Sin embargo, al coquetear perdemos automáticamente la competitividad y credibilidad.
- Manos en forma de V invertida. Para los hombres se ha dicho que este es el mejor recurso para tener las manos ocupadas y generar transparencia, confianza y seguridad. Pero a las mujeres, usar este recurso puede transformarnos en la copia de Angela Merkel.
- Colores estridentes. Si bien la moda varía todo el tiempo y nos lleva por los avatares más dispares, hay algo que no va a perder vigencia: “black is always the new black”. Si hay inseguridad sobre colores, elegir el negro no es error, es decisión acertada.
3 conclusiones simples
Todos comunicamos (siempre).
Todos comunicamos (siempre) y podemos hacerlo mal, o hacerlo bien.
Todos comunicamos (siempre) y podemos hacerlo mal o hacerlo bien, queriéndolo o sin quererlo.
Margaría Florencia es Licenciada en Ciencia Política (@Margaria_Flor)
Publicado en Beerderberg