La política y los aplausos

EDURNE OCHOA

Los políticos reciben el elogio del aplauso normalmente como muestra de apoyo clásico o acción multiplicadora, no de aceptación o respuesta emocional. Las manos son la parte del cuerpo que más utilizamos para emitir señales no verbales. En ese sentido, en la comunicación no verbal (CNV) el aplauso se entiende como una necesidad humana para expresar una opinión: aprobación o repudio.

El aplauso en los niños y en los chimpancés se da de forma espontánea.

El detonador del aplauso se manifiesta en la parte anterior de los lóbulos frontales, lo cual nos habla de la necesidad de motivar para desencadenar la acción en las extremidades que se activan al aplaudir.

En la CNV, los aplausos masivos son indicadores simples de la opinión pública de un grupo hacia un evento: a mayor prolongación y ruido, mayor percepción de aprobación existirá en el colectivo.

Sin embargo, los aplausos en política se han convertido en un cliché muy socorrido el cual ya forma parte del argot del mitin político.

Un poco de historia

Se tiene registro desde el siglo I de la aparición de los aplausos. Desde entonces ya se observaba como una manifestación de emociones, sin embargo, su uso racional apareció en el siglo V con los monjes franciscanos, los cuales aplaudían durante sus retóricas.

Los griegos expresaban aprobación a través del aplauso y los romanos, durante los eventos públicos, contrataban personas, “plausores”, las cuales manifestaban su aprobación a través de dos tipos de aplausos: imbrex y testa.

Los “claque” aparecieron más tarde como apoyo en teatros públicos. Éstos, hasta el día de hoy, se manifiestan en eventos políticos para detonar el aplauso y generar percepción colectiva de apoyo.

Los políticos a través de los tiempos se han perdido en la búsqueda y obtención de aplausos.

Pero, ¿los aplausos a estas alturas garantizan aceptación emocional por parte de los colectivos?

No.

Los que estamos diariamente sumergidos en la reacción de emociones y búsqueda de conexiones con el ciudadano, sabemos que los políticos han olvidado la importancia de la CNV.

Claves para la estimulación de percepciones positivas.

La formación de impresiones en la política tiene sus rasgos particulares, de acuerdo con los últimos estudios de la Universidad de Viena.

Veamos.

Para que un político logre generar aplausos emocionales, debe entender que las personas atribuyen rasgos de personalidad a los movimientos corporales de los oradores, los cuales además podrían estar asociados a la cantidad de aplausos que pueda recibir un político.

El lenguaje corporal refleja información social importante que estimula la aparición de respuestas conductuales en los procesos de comunicación.

Esto quiere decir que el análisis de CNV sobre una audiencia puede predecir reacciones y decisiones finales por parte de los electores.

Confianza, dominio, competencia y personalidad son algunas de las variables que se analizan.

Recuerde:

1.- El movimiento corporal del político puede aportar suficiente información sobre la cantidad y calidad de aplausos en un mitin.

2.- Las muestras de amabilidad excesiva están negativamente relacionadas con la cantidad de aplausos recibidos.

3.- La narrativa extrovertida y firme genera mayor cantidad de aplausos emocionales.

4.- Los movimientos rígidos y dominantes son percibidos como hostiles y agresivos.

La transmisión de emociones es la base de la percepción. El dominio de la CNV nuevamente se muestra como una de las cualidades más importantes de un político.

Edurne Ochoa es consultora en Imagen y Comunicación estratégica. Autora de www.elcuerponomiente.com (@edurneochoa)

Publicado en Beerderberg

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