JÚLIA ALSINA
El próximo 19 de diciembre Chile decidirá quién será su nuevo presidente. La primera vuelta de la elección, con un escaso 50% de participación, dejaba claro una primera evidencia, el centro político tradicional chileno quedó anulado.
En el ring de la segunda vuelta tenemos, en una esquina, a José Antonio Kast, con el 28,9% de los votos, representando a la extrema derecha afín al trumpismo, VOX, Bolsonaro o Milei en Argentina. En la otra, a Gabriel Boric, con el 25,8%, representante de la nueva izquierda y de las demandas surgidas del estallido social de octubre del 2019, felicitado y apoyado por líderes españoles como Pablo Iglesias o Iñigo Errejón.
De los resultados de las elecciones y del escenario de polarización que está viviendo Chile han aparecido excelentes análisis como el de Yanina Welp en El País, ¿Qué pasó en Chile? Y, en todo caso, el objetivo de este artículo es otro: analizar algunos aspectos de la campaña electoral de Gabriel Boric, en la que, si bien es importante tener en cuenta el contexto, se puede observar patrones interesantes con posible traducción en otros escenarios, en otras campañas y con otros candidatos.
El principal factor que hace interesante analizar la campaña de Gabriel Boric es como se ha aprovechado el potencial de un lenguaje que no nace de la estructura compol de los partidos, sino que bebe, en muchos aspectos, de las estrategias de los movimientos sociales, de las campañas ciudadanas y de los nuevos referentes culturales utilizados por las generaciones millennial y centennials.
5 apuntes sobre la campaña de Boric:
Historia personal
Gabriel Boric irrumpió en la escena política chilena como líder del movimiento estudiantil del 2011, considerada una de las movilizaciones ciudadanas más potentes en el país tras el retorno a la democracia. De este escenario surgieron también figuras como Giorgio Jackson o Camila Vallejo, que, tras el impacto de las protestas, junto a Boric, pasaron a representar una nueva izquierda en el Congreso chileno.
Hoy, Gabriel Boric tiene 35 años, la edad mínima para poder postularse a la presidencia. Es de Punta Arenas, en el extremo sur del país. Un dato muy significativo en un país extremadamente centralizado y en el que todas las decisiones políticas, económicas y sociales se toman en la capital.
Su trayectoria e historia vital coinciden, en aspectos clave, con el clima de época que se vive en Chile. Gabriel es la renovación de la izquierda y partícipe de los grandes cambios del país en los últimos años. Es joven y no pertenece a la clase política tradicional, sino que su liderazgo nace del movimiento social. No es de Santiago y ha sabido representar a la persona común, desde gente mayor que exige mejores pensiones a jóvenes que reclaman otro tipo de liderazgos.
Símbolo de campaña
La campaña de Boric ha sabido concentrar su mensaje alrededor de un símbolo: el Árbol. Un icono, que, en principio, no dimensionó su equipo de campaña (a veces saber identificar las oportunidades surgidas de casualidades tienen más poder que las propias estrategias), sino que surgió como símbolo espontáneo entre los seguidores de Gabriel.
La historia del árbol es la siguiente: En uno de los primeros spots de campaña aparece Boric subido encima de un árbol emblemático de Punta Arenas. Una idea que ni siquiera estaba en el guión original y que se añadió con posterioridad en el momento de la grabación. En una entrevista a Emol, el director de esta pieza, Moisés Sepúlveda, aseguraba que “No teníamos ninguna noción de que el árbol podía convertirse en un símbolo. A veces, estos se instalan conscientemente, pero este, no».
Una de las características de las campañas ciudadanas es que la comunicación política llega más lejos que las propias acciones articuladas desde los comités de campaña y, sin planificarlo, desborda las expectativas.
En este caso, empezaron a surgir cientos de imágenes y expresiones artísticas con Boric y el árbol, donde artistas y personas comunes a través de sus especialidades, como la ilustración, el diseño gráfico, las manualidades aportaron su creatividad para apoyar a su candidato, convirtiéndose éste en el símbolo que ha guiado su campaña en primera vuelta.
Tanto es así que, después de lo ocurrido con el árbol muchos de los simpatizantes de Gabriel Boric incluyeron en sus perfiles digitales emoticones de un árbol y un corazón (🌳❤️) y fue utilizado, en adelante, para construir el relato general de la campaña.
Toda esta energía creativa en torno a una campaña recuerda a la de MásMadrid con Manuela Carmena para la alcaldía de Madrid en 2015 o la de Bernie Sanders para las primarias demócratas en 2016.
Organización de campaña y comandos autogestionados
La campaña de Boric está siendo en buena parte, una campaña ciudadana, espontánea e innovadora. Eso no quiere decir que no se sigan utilizando las estrategias de campaña tradicionales: mensaje, discurso, acciones, territorio, redes, etc. Significa que a todo lo anterior se le suma la generación de una comunicación política descentralizada que nace desde la ciudadanía.
En este caso, desde el mismo equipo de campaña se apostó, desde un principio, por promover la creación de comandos territoriales y virtuales autoconvocados y autogestionados levantando una gran red de voluntarios: desde los comandos tradicionales físicos y anclados al territorio, hasta comandos digitales con nombres tan curiosos como perritesXBoric, gatitesxBoric, kpopersxBoric o britpoperosXBoric. A esto se añade todo el movimiento de memes y material audiovisual asociado a esta idea donde aparecen imágenes como PasiondeGavilanesxBoric o DislexicosxRobic.
El poder del meme y las redes sociales
En esta campaña es destacable también los miles de memes que se han generado alrededor de la figura del candidato. Para comprobarlo, solo hace falta poner #Boric en el buscador de Instagram.
Después del apoyo público de Pedro Pascal, actor de Juego de Tronos y de Mandalorian, nacido en Chile, han aparecido en la red miles de imágenes manipuladas con celebrities apoyando a Boric, desde el grupo surcoreano BTS a Leonardo Di Caprio, el Papa o Will Smith y diversos referentes de la generación Millennial y Centennial. Otro de los contenidos más originales han sido los memes musicales, aprovechando, por ejemplo, la similitud fonética entre Boric y Body. Canciones como Everybody de los BackStreetBoys o el SomeBody to Love de Queen han pasado a ser EveryBoric, o SomeBoric to Love.
Un contenido que se genera espontáneamente en la red pero que no acaba su recorrido ahí, sino que se comparte y se replica por distintos canales. Una espontaneidad creativa que escapa al control del comando de campaña, pero que inyecta más visibilidad para el candidato desde el humor y el arte, generando un movimiento ciudadanos digital, que, de una manera voluntaria, apoyan a su candidato y hacen de portavoces de la campaña.
Crowdfunding como elemento de compol
En un país donde el financiamiento de la política está muy cuestionado después de destaparse varios casos de corrupción, la campaña de Gabriel Boric ha promovido que parte de la financiación de su campaña proceda del crowdfunding. “Una campaña hecha peso a peso” basada en este modelo de colaboración para fomentar la idea de proyecto colectivo. No solo para aumentar los fondos de campaña, sino también como factor importante de su estrategia de comunicación política para reforzar el concepto de que sus decisiones políticas no estarán supeditadas a grandes capitales, sino a la voluntad popular. Una campaña hecha por y para la ciudadanía.
Habrá que ver lo que ocurre el próximo 19 de diciembre y, si finalmente, el efecto de la campaña ciudadana tiene traducción a la hora de convertir memes en votos. Lo que queda claro es que una nueva generación de políticos (no por edad, ahí están Bernie y Carmena) es capaz de entender y conectar mejor con los códigos, formatos y lenguajes de una nueva manera de hacer comunicación política en campaña.
Júlia Alsina es periodista. Master en estudios internacionales por la Universidad de Chile. Consutora de comunicación en ideograma (@julialsina)