Todo es posible: Galicia 2020

ANDRÉS OUBIÑA QUEIRO

A pesar de que todavía resta un año para que tengan lugar las elecciones autonómicas en Galicia, puede resultar estimulante tratar de ver en qué posición se encuentran los principales partidos de ámbito estatal en Galicia.

Ciertamente falta más de un año para que se lleven a cabo los comicios y existen más dudas que certezas no solo para los electores gallegos, sino que incluso me atrevería a decir que más para los principales partidos políticos.

Cabe destacar que a día de hoy nos encontramos en un ambiente de incertidumbre, ya que a nivel nacional todavía no tenemos claro si habrá gobierno, o si por el contrario nos dirigimos inexorablemente a unas nuevas y poco deseadas -para algunos-elecciones nacionales.

Sea como fuere, consideramos que puede resultar interesante analizar partido a partido en qué situación están las principales fuerzas políticas en Galicia, y ver en qué condiciones harán frente a una precampaña y campaña electoral a nivel autonómico.

Centrarse tan solo en las principales fuerzas políticas a nivel nacional podría resultar confuso, ya que nos lleva a dejar fuera del análisis a partidos como el BNG (Bloque Nacionalista Gallego) y a En Marea -formaciones que actualmente tienen representación en el parlamento gallego- pero en aras de simplificar el análisis nos vamos a permitir esta pequeña licencia.

Así pues, lo que vamos a tratar de hacer es analizar la situación de cada uno de estos partidos teniendo en cuenta sus resultados en las elecciones de los últimos años, así como su capacidad para afrontar los distintos retos que tienen por delante y la forma pueden afrontar los comicios del próximo año.

 

VOX. Los resultados de Vox en las elecciones generales de 2019 en Galicia fueron los siguientes: 86.000 votos que se traducen en un 5,26% de los votos, es decir, es la sexta fuerza política en Galicia. No debemos olvidar que nunca antes el voto de la derecha ha estado tan fragmentado, ya que actualmente el espectro político de derechas se divide en tres formaciones.

Dicho esto, el partido de Abascal trata de apelar constantemente al sentimiento nacional y emplea como eje central de su discurso la inmigración ilegal, la “dictadura progre” y el desafío independentista en Cataluña.

La pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿sirven algunos de estos temas para activar al electorado gallego, o por el contrario son cuestiones que en términos políticos no van a dar rédito electoral a Vox?

Si bien son temas que pueden funcionar adecuadamente con una parte del electorado a nivel nacional, en el plano autonómico probablemente no serán ni suficientes, ni efectivos, ya que la inmigración ilegal no se ha manifestado como un problema en Galicia, el desafío independentista en Cataluña no moviliza al electorado gallego y, por último, la cruzada cultural de Vox contra la llamada “dictadura progre” tampoco es uno de los temas que preocupan ahora mismo a en esta comunidad.

Así que si quieren llamar la atención del votante gallego tendrán que decidirse entre adaptar o moldear su discurso y su relato a la realidad gallega o, por el contrario, apostar por una estrategia de ámbito nacional que no parece tener muchas oportunidades de “seducir” a los gallegos.

Conclusión. Tal vez deban sacrificar una parte de su discurso a nivel nacional y centrarse en aquellos temas que preocupan al electorado gallego, haciendo especial hincapié en la economía o las pensiones. Así mismo sería recomendable que mejorasen a nivel comunicativo para quitarse el “sambenito” de partido de ultraderecha, aumentar su presencia en los medios de comunicación gallegos para que no se les perciba como un partido marginal y tratar de buscar puntos que lo diferencien del resto de fuerzas de derechas. Al mismo tiempo, tendrán que tener la capacidad de polarizar el debate entre ellos y la izquierda, es decir, reclamarse como la única formación política en Galicia con la voluntad de frenar a los partidos de izquierdas. Algo que no les va a ser nada fácil.

 

PODEMOS. El caso de este partido en Galicia es algo más complicado ya que este verano se produjo una escisión que llevó al partido En Marea -marca de Podemos en Galicia desde el 2016 hasta 2019- a la división, dando lugar a una probable doble candidatura en las próximas elecciones autonómicas. En este caso vamos a centrarnos no en la candidatura original del 2016 -es decir, En Mareasino en las fuerzas restantes -Anova, Esquerda Unida y Podemos-, que probablemente se presenten conjuntamente como una marca de Podemos en Galicia.

Pues bien, si nos retrotraemos a las elecciones autonómicas de 2016 -En Marea en aquel entonces- obtuvieron el 19’07 % de los votos, es decir, 14 diputados en el Parlamento de Galicia -la mayoría es de 38 diputados-, superando al PSOE en votos y consiguiendo el mismo número de escaños.

Como vemos, consiguieron no solo igualar al hasta entonces partido mayoritario de la izquierda sino superarlo. Sin embargo, existe la posibilidad de que esto no vuelva a repetirse por dos factores: En primer lugar, la ya mencionada división de la formación recientemente y, en segundo lugar, el hecho de que Podemos en las elecciones autonómicas de 2016 era una formación al alza, mientras que hoy, por el contrario, se posiciona como la cuarta fuerza a nivel nacional con una tendencia a la baja y con un PSOE consolidado. Eso sin olvidar que la escisión de En Marea hará que sus resultados se vean afectados.

Habrá que esperar a ver cómo sale Podemos de la actual situación a nivel nacional, pero lo más probable es que no salga reforzado, sino todo lo contrario. A eso hay que sumarle que su relato de partido de izquierdas se encuentra actualmente tocado, puesto que el PSOE ha conseguido en mayor o menor medida aglutinar buena parte del discurso progresista que venía defendiendo la formación morada. Así pues, Podemos tendrá que repensar su estrategia a nivel nacional y recolocarse en el tablero con una posición clara y firme que le ayude a diferenciarse de su rival en la izquierda. Si no lo hace, el electorado entenderá que si quieren votar por un partido de izquierdas deberán optar por la opción del PSOE, y este aprovechará la oportunidad no solo a nivel nacional, sino también en Galicia.

Conclusión. Situación delicada tanto por factores internos -la escisión de una parte del partido- como por factores externos -el fortalecimiento del PSOE. Podemos tendrá que ser capaz de mostrarse como un partido unido, a poder ser, en torno a un liderazgo consolidado -tienen poco tiempo para ello-, y desarrollar un relato que los diferencie del partido socialista. También sería oportuno apelar a sus resultados en las pasadas elecciones autonómicas para reclamarse como la oposición al PP de Feijóo y como única alternativa fiable de izquierdas.

 

PSOE. Si bien sus resultados en las elecciones autonómicas de 2016 fueron bastante decepcionantes -17’87 % de los votos y 14 escaños, en parte debido al ascenso de En Marea, a la falta de un candidato atractivo, así como al aguante del PP-, cabe mencionar que actualmente tienen la oportunidad de darle la vuelta a la tortilla aprovechando la coyuntura política para quitarle la mayoría absoluta al PP y llegar a un acuerdo con alguna fuerza política de izquierdas.

Cuentan con la ventaja, en primer lugar, de encontrarse Podemos en una situación de debilidad política. En segundo lugar, de haber renovado el liderazgo que actualmente se encuentra en manos de Gonzalo Caballero. Y, por último, de la existencia de tres formaciones políticas de derechas que pueden provocar en la formación de Feijóo un escape de votos tanto a Ciudadanos como a Vox -que no tienen por qué traducirse necesariamente en escaños para ninguna de estas dos formaciones-. La ley electoral manda.

En cualquier caso, el PSOE no debería fiarse ni de la debilidad de la marca de Podemos en Galicia, ni del daño que otras formaciones de derechas le puedan provocar al PP. Deben consolidar su relato de fuerza progresista y de partido de gobierno en Galicia, algo que no les será nada sencillo. A esto hay que sumarle la situación económica, ya que si esta se complica -parece ser que el 2020 será el inicio de un nuevo frenazo económico- el PSOE a nivel nacional puede verse afectado como partido en el gobierno y esto puede lastrar las aspiraciones del partido socialista gallego de hacerse con el poder de la Xunta.

Conclusión. El PSOE en Galicia no es percibido como un partido de gobierno. El PP ha gobernado en Galicia desde los años 90, a excepción del período 2005-2009 que gobernó el PSOE y el BNG en coalición. Independientemente de cómo haya gobernado el PP, lo que sí es cierto es que es percibido como un partido con capacidad de gobernar y eso en el electorado pesa. Incluso en aquellos votantes que a nivel nacional puedan optar por otras formaciones de derechas, a nivel autonómico buscan el voto útil, favoreciendo al PP. El PSOE tendrá que ser capaz de convencer al electorado gallego de que pueden ser una alternativa fiable y que Gonzalo Caballero puede sustituir a Alberto Núñez Feijóo como presidente de la Xunta.

A nivel externo habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos en el ámbito nacional para analizar si la futura situación -repetición de elecciones nacionales-, puede favorecer o perjudicar al PSOE.

A nivel interno tendrán que fortalecer el liderazgo de Gonzalo Caballero dándole mayor visibilidad. De no ser así, la comunicación y la campaña del PSOE no estarían siendo efectivas y no se conseguiría “meter” al candidato ni a su proyecto en las casas de los electores. Tendrán que crear una estrategia que consolide su liderazgo, que amplifique su presencia en medios y que su mensaje, su proyecto y sus ideales lleguen a una parte considerable del electorado hasta el punto de considerarlo un adversario real de Núñez Feijóo.

 

CIUDADANOS. Para entender hacia dónde se puede dirigir esta formación en Galicia debemos mirar sus resultados en distintas elecciones. Eso nos puede dar una indicación de qué puede pasar con el partido naranja en los próximos comicios en Galicia. Si cogemos su resultado de las elecciones autonómicas del 2016 vemos que obtuvieron 48.553 votos -un 3.38 % de los votos y 0 escaños-, un resultado bastante pobre y que hace pensar que el partido de Rivera no tiene pegada en Galicia, pero que si los ponemos en contraste con sus resultados en las generales de 2019 podemos extraer un dato interesante.

En las elecciones generales de 2016 el partido naranja obtuvo en Galicia 133.938 votos, mientras que, en el año 2019 fueron votados por 182.678 gallegos y gallegos, es decir, un 30,94% más que en los comicios de 2016. Esto nos lleva a pensar que los electores gallegos de derechas en las elecciones autonómicas de 2016 votaron en Galicia en plano puramente autonómico, esto quiere decir que independientemente de que tuviesen preferencia por el partido de Rivera, decidieron no votar a este partido en Galicia y apostar por Feijóo.

Esto debería invitar a reflexionar al equipo de campaña de Ciudadanos en Galicia, y tal vez de esta manera consigan remediar esta situación en las elecciones autonómicas del año que viene. Tendrán que ser capaces de generar confianza en los electores que apostaron por ellos en las generales pero que, por el contrario, a la hora de depositar su papeleta en la urna, no dieron el paso de votar a la formación naranja en las elecciones autonómicas de 2016.

¿A qué se debe este fenómeno? ¿Por qué aquellos gallegos y gallegas que votaron a Ciudadanos en las generales, no volvieron a optar por esta formación en las autonómicas? ¿Cambió mucho su discurso Ciudadanos entre las generales y las autonómicas, o tal vez el problema fue el contrario, y no adaptaron el discurso de la forma apropiada? ¿Fue un problema de comunicación del partido? ¿Fue un problema de la campaña? ¿Tuvieron un candidato poco creíble?

Probablemente fue un poco de todo, lo que se sabe a día de hoy es que el partido tuvo bastantes problemas a la hora de conformar el partido en Galicia, con críticas desde la militancia, con personas que abandonaron su cargo dentro del partido y con una candidata que ni siquiera formaba parte del partido, sino que había sido elegida por su afinidad ideológica con el mismo. Es decir, todo ese tipo de hechos que el electorado no quiere ver en una organización política ya que son una muestra de poca organización y por ende, una muestra de poca confianza de cara al electorado.

Por el contrario, el PP tiene una organización territorial con amplia penetración y un partido bien estructurado con una gran base de militantes y voluntarios. Y este hecho cala entre el electorado, ya que la percepción última del votante de derechas es que la garantía conservadora y de centro derecha en Galicia es el PP y no Ciudadanos.

A pesar de esto, Ciudadanos tiene ante sí un reto mayúsculo, pero también una oportunidad única para entrar en el Parlamento gallego en las elecciones del año que viene. Tendrán que ser capaces de analizar sus debilidades y corregirlas, de neutralizar las posibles amenazas y de potenciar sus fortalezas, siendo capaces de, esta vez sí, diferenciarse del PP y mostrarse como una alternativa entre el electorado de centro derecha.

Conclusión. Tienen que ser capaces de crear un relato que los sitúe en el tablero político como un adversario creíble del PP y como un rival serio de los partidos de izquierdas. Deben establecerse como una alternativa creíble para los votantes de centro derecha y para ello tienen que consolidarse como un partido con una estructura clara, no deben mostrarse como un partido en el que aquellos que ocupan un cargo dimiten de forma constante, ya que esto transmite la sensación de una formación poco fiable. Al mismo tiempo necesitarán una cara visible ya que con la marca no basta, no es suficiente. A día de hoy el partido no lo es todo, se necesita una cara visible con la que el electorado se pueda sentir identificado, un líder que sea capaz de transmitir el proyecto que el partido tiene para Galicia.

 

PP. A pesar de que a priori se puede pensar que el PP tiene una situación favorable en Galicia, no debemos dejar de lado el análisis, aunque sea de forma sucinta, de los resultados de las elecciones nacionales en Galicia.

En el año 2016 el PP obtuvo en Galicia -en las elecciones generales- 643.827 votos, es decir, un 41,49% de los votos del electorado gallego, mientras que el PSOE obtuvo 345.253, un 22,25% de los votos. Por el contrario, en el año 2019 el PP obtuvo 447.562 y un 27,69% de los votos y el PSOE obtuvo 524.844 votos que se traducen en un 32,47% de los votos.

Como podemos observar el PP no fue el partido más votado en Galicia , hecho que debería poner en alerta al partido de Feijóo, ya que si bien es cierto que en este caso el apoyo al PSOE estuvo claramente condicionado por el efecto de las elecciones generales, por el frenazo de PP a nivel nacional -peor resultado de su historia-, y por el aumento de fuerzas políticas de derechas, esto no puede servir de excusa al PP para las elecciones autonómicas que tendrán lugar el año que viene.

Si en las elecciones autonómicas del año 2020 se repitieran unos resultados similares y el electorado se comportara de forma parecida a como lo hizo en las generales, esto es, que el votante de derechas se decidiese a seguir apoyando a Ciudadanos y VOX, y no apoyar al PP, podríamos encontrarnos ante un escenario muy distinto al que tenemos en la actualidad, puesto que habría serias posibilidades de que tanto Ciudadanos como Vox entrasen en el Parlamento y que el PP perdiese su mayoría, dando lugar a una situación parecida a la de otras comunidades autónomas, es decir, la necesidad de llegar a acuerdos de gobierno. Esto significa que el PP puede perder su hegemonía como único partido de derechas en Galicia, y también su cómoda mayoría parlamentaria.

Así pues, vemos que el PP tiene dos frentes abiertos, por un lado -y a la espera de lo que pueda pasar a nivel nacional con el PSOE-, el avance del partido socialista gallego como partido que se consolida como alternativa de gobierno al PP, y por otro lado la amenaza de que el electorado de derechas que tradicionalmente votó al PP se decida en esta ocasión a dar un voto de confianza a Ciudadanos y a Vox, rascando un puñado de votos importante al PP que podría situarse en torno a 250.000 votos.

Conclusión. El PP de Feijóo tendrá que centrar su campaña en el voto útil, haciendo ver a sus rivales por la derecha como una amenaza a la estabilidad política de Galicia. Tendrá que transmitir al votante de derechas la importancia de votar al PP ya que, en caso de decantarse por Ciudadanos o Vox se podría dar la situación de que el reparto de votos entre la derecha favoreciese al PSOE a la hora de llegar a acuerdos de gobierno con PODEMOS.

Tal vez hace cuatro años convencer al votante de centro derecha de la importancia del voto útil era algo más sencillo de hacer, pero a día de hoy, tanto Ciudadanos como Vox ya se encuentran en todas las instituciones a nivel nacional, por lo que podríamos decir que su presencia en las instituciones se ha normalizado. Esto podría tener algún tipo de efecto en el electorado de derechas, debido a que actualmente percibe que votar a Ciudadanos o Vox no es, si se me permite la expresión, “tirar el voto”, sino que depositar la confianza en alguna de estas dos formaciones va a tener un reflejo a nivel parlamentario.

 

Andrés Ouviña Queiro es Politólogo por la Universidad de Santiago de Compostela y Máster en Comunicación y Marketing Político (CESCOMPOL). (@Queiro_A)