El pasado viernes tuvo lugar un nuevo Beers&Politics, donde contamos con la participación del doctor Josep Maria Reniu, profesor y jefe de estudios de Ciencia Política y de la Administración de la Universitat de Barcelona, y director del OGC: “Observatorio de los gobiernos de coalición”.
Os dejo un pequeño resumen de su charla:
La base sobre la que debemos empezar es la constatación que toda actividad política gira en torno a la negociación y, por lo tanto, en la construcción de acuerdos políticos de todo tipo y a todos los niveles. En este sentido la construcción de coaliciones políticas es así un ámbito esencial, definitorio de la actividad política. En ese contexto, y aunque sea a modo expositivo, es preceptivo responder a algunas preguntas: ¿porqué negociar/formar coaliciones? ¿en qué ámbito? ¿cómo deben negociarse? ¿qué pretenderemos obtener?…
En cuanto a la primera cuestión, independientemente del tipo de sistema político en el que estemos, lo cierto es que la construcción de coaliciones responde esencialmente a la necesidad de dotar de mayor base legitimadora a las instancias decisionales. Esto es, a partir de la asunción de las propias debilidades y carencias, la creación de una coalición supone ensanchar la base social sobre la que ésta descansa.
Los ámbitos en los que se construyen coaliciones politicas son esencialmente tres, que responden a tres etapas diferenciadas del proceso político: electoral, parlamentario y de gobierno. En cada una de ellas las razones, motivaciones, objetivos y rendimientos esperados difieren. En el primer caso se trata de, en función del sistema electoral, rentabilizar al máximo las respectivas fuerzas de los partidos a coaligar. En algunos casos el sistema electoral fomenta, casi de manera inevitable, la formación de esas coaliciones electorales que con posterioridad pueden dar lugar también a coaliciones parlamentarias y/o de gobierno.
El caso de las coaliciones parlamentarias es el que quizás refleja de mejor forma esa necesidad intrínseca de la negociación en política. Incluso en entornos mayoritarios, típicamente tendentes al bipartidismo, aparece la necesidad de aúnar mayores apoyos y de contar con una base sociopolítica más amplia para la adopción de determinadas decisiones y/o la configuración de determinadas políticas públicas. Obvio es decir que en los sistemas parlamentarios –a excepción de situaciones como la española- esa norma está inscrita en el frontispicio de los parlamentos puesto que éstos son por definición sistemas multipartidistas en los que ningún partido obtiene la mayoría absoluta.
Finalmente la configuración de un gobierno de coalición responde a la etapa más elaborada de la negociación de una coalición política, toda vez que representa la corresponsabilización de la acción de gobierno, superando las carencias propias de cada socio para dar paso a un proyecto conjunto en el que la negociación cobra su mayor relevancia con la formalización de un acuerdo coalicional o pacto de coalición.
Es aquí donde aparece la siguiente cuestión, ¿cómo debe negociarse?. Cada coalición será diferente y algunos aspectos tendrán mayor influencia que otros, pero podemos atender a diferentes criterios que nos delimitarán el abanico de opciones negociadoras y entre los que destacan:
1. La experiencia previa (¿se hizo antes una coalición? ¿Cómo terminó? Ejemplo: en 1984 CiU pactó con ERC y ERC salió mal parada. En 2003, ERC directamente negoció con PSC
2. Expectativas político-electorales (qué espera cada partido: ¿ganará votos si se coaliga?)
3. Objetivos que persiguen cada uno de los socios: cargos, políticas públicas, votos o cohesión interna dentro del propio partido. Al negociar hay que tener en cuenta la distribución de los cargos, en base a la calidad, no a la cantidad. Evitar una inflación de miembros del mismo partido en solo un departamento del gobierno, así como acercar el máximo la ideología del partido a cada departamento adquirido.
4. Relaciones entre ellos en los múltiples niveles político-territoriales, por ejemplo, en Catalunya, PSC+ERC+ICV ya gobernaban en distintos ayuntamientos, antes de 2003
5. Intangible de las relaciones personales entre los líderes de las formaciones. Importantísimo, tanto que puede crear o no una coalición. La previsible dupla Felipe González-Julio Anguita dio la mayoría al PP, ya que ellos no se podían ni ver
La experiencia nos muestra que en el proceso de negociación aparecen algunos elementos (o recomendaciones) a los cuales hay que atender, y que esencialmente se concretan en una máxima: deben negociarse no sólo los acuerdos sino también (y de manera especialmente insistente) los desacuerdos. Sólo así podremos conseguir los objetivos marcados y minimizar al máximo las crisis políticas en el seno del ejecutivo.
Para ello, se deberán establecer diferentes acuerdos y protocolos de funcionamiento:
– Acuerdo por escrito, público. Y otro interno como hoja de ruta si existen crisis
– Prioridades del gobierno
– Protocolo de gestión de conflictos, por ejemplo creando una gestora interpartidaria
– Plan de comunicación de la acción conjunta del gobierno
– Formación de órganos mixtos para el seguimiento del cumplimiento de los acuerdos