En el transcurso de las dos últimas décadas ha tenido lugar una verdadera mutación del mapa geopolítico del mundo. La profundización del proceso de globalización y la presencia de nuevos actores con capacidad de influir sobre los asuntos internacionales, que a menudo se estructuran como redes deslocalizadas, hace más complejas las relaciones de poder, aún sin cuestionar el protagonismo de algunas grandes ¿potencias, que recomponen sus áreas de influencia dentro de un sistema que tiende hacia la multipolaridad. Estos rasgos definitorios, entre otros, del nuevo orden emergente, se ven acompañados por múltiples formas de desorden, con la proliferación de Estados frágiles, la violencia estructural derivada de las crecientes desigualdades, o la nueva geografía de los conflictos armados como manifestaciones significativas.
El libro aporta una panorámica de todas estas cuestiones a partir de un hilo argumental que toma como base una amplia bibliografía de referencia, junto a gran cantidad de información estadística y cartográfica como apoyo a sus interpretaciones.
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