Scholz y la socialdemocracia europea

ROGER ROSICH

Después de la Era Merkeliana, Alemania vuelve a tener un jefe de gobierno socialdemócrata. Olaf Scholz ya ejerce de canciller y Gerhard Schröder queda muy lejos.

De hecho, Alemania cuenta con un canciller y con un presidente de la República socialdemócratas: el segundo es Frank-Walter Steinmeier, quien fue candidato a la Cancillería, ministro de Exteriores y vicecanciller.

El regreso del SPD al poder en la potente Alemania (aunque sea en alianza con ecologistas y liberales) ha sido motivo de reflexiones sobre la vuelta al poder de la socialdemocracia europea. Ha coincidido con un buen momento de esta familia política a escala europea, contando con gobiernos como España, Dinamarca, Noruega o Finlandia, y siendo ya la primera fuerza entre jefes de Estado y de Gobierno del Consejo Europeo.

Portugal o Suecia también forman parte de esta lista, pero veremos dónde les llevan sus próximas elecciones. El socialista António Costa probablemente seguirá siendo primer ministro de Portugal y quizás el bloqueo político en Suecia se resuelva con confianza a la efímera primera ministra Magdalena Andersson.

A la vez, la eventual victoria electoral de Andersson en Suecia consolidaría el triunfo socialdemócrata en la Europa del norte: Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega.  Este último país regresó a la socialdemocracia con una alternancia plácida, a lo Cánovas y Sagasta, con el primer ministro Jonas Gahr Støre. Y otro caso de éxito es Sanna Marin en Finlandia, donde no había un gobierno socialdemócrata desde 2003.

También en Reino Unido o Italia la situación demoscópica de los socialdemócratas parece mejorar en unas posibles elecciones generales y ante posibles salidas (por motivos bien distintos) de Boris Johnson y Mario Draghi de su cargo. Pero no se puede decir lo mismo para clásicas formaciones socialistas de tradición europea, como eran la francesa o la griega, que se sitúan casi en la irrelevancia política en el ámbito nacional. De hecho, la candidata presidencial de los socialistas franceses, la alcaldesa de París Anne Hidalgo, ya propuso renunciar a su marca a favor de una alianza de izquierdas con sus pertinentes primarias, que podrían conllevar que ni ella fuese la candidata presidencial. Y, por si fuera poco, todos los partidos de izquierdas le respondieron que no.

En relación al PASOK griego, este ya ni se llama así, aunque parece que su nuevo líder, el eurodiputado Nikos Androulakis, quiere recuperar el nombre y empieza a gozar de un cierto repunte en los sondeos.

Aun así, se puede decir que, aunque muchos la dieran por muerta o moribunda, la vieja socialdemócrata europea goza de un momento dulce y la llegada al poder de Scholz ha sido la culminación de este momento. Faltado de carisma y liderazgo, Scholz difícilmente ejercerá para la socialdemocracia europea el liderato que Merkel ha tenido para la familia de derechas democristianas durante estos últimos años. A la vez que tampoco es un buen momento para la derecha del Partido Popular Europeo, que ya sólo gobierna en Grecia, Lituania, Croacia y Austria, donde ya veremos si dura, después del final político del canciller Sebastian Kurz.

Si los socialdemócratas (en fórmulas semáforo o parecidas) también consiguen gobernar Austria, ciertamente si se podrá hablar de un momentum socialdemócrata a escala europea. Entonces veremos hasta qué punto Olaf Scholz consigue un papel de primer nivel y qué capacidad tienen los socialdemócratas para marcar las grandes líneas políticas europeas.

 

Roger Rosich es asesor en comunicación política e institucional (@rogerosich)