ABEL RIU
El pasado 26 de Octubre se celebraron elecciones legislativas anticipadas en Ucrania, dejando unos resultados que confirmaron el vuelco hacia occidente. De los muchos titulares que dieron aquellos comicios, destaca la irrupción de Samopomich como tercera fuerza política del país, haciéndose con más de 1.700.000 votos -un 10,98% del total- y 33 diputados, superando de largo las previsiones de las encuestas más optimistas. Ante tal éxito, se hace necesario poner el foco en este fenómeno político, a fin de descifrar que principios y colectivos se esconden tras él.
Samopomich (“Autoayuda”) nació como partido político en otoño de 2012 de la mano del popular alcalde de la ciudad de Lviv, Andri Sadovy, recogiendo el bagaje de la ONG Samopomich, fundada en 2004 por el propio Sadovy. Desde el punto de vista ideológico se autodefine como cristianodemócrata, y la principal idea fuerza de su propuesta -y que a su vez la diferencia del resto de partidos ucranianos- es la apuesta por el desarrollo del autogobierno a nivel local como clave para el fortalecimiento del Estado y de las estructuras democráticas en el país. De este modo, aboga por la descentralización como herramienta que facilite el control de los órganos políticos por parte de la ciudadanía y la mejora de su gestión. En palabras del propio Sadovy, “Si el Estado pretende funcionar, la única opción es desarrollar el auto-gobierno. Ciudades fuertes significan un país fuerte”.
En el plano económico, Samopomich promueve una política de corte liberal y de potenciación de una economía social de mercado, con una intervención limitada del Estado. Apuesta por el impulso de la agricultura y la ganadería ecológicas y por el impulso de la pequeña y mediana empresa, sobre todo frente a los grandes conglomerados financieros industriales. Pese a las grandes declaraciones de principios, su programa económico es muy vago, y no incluye ni un solo dato o cifra.
Desde el punto de vista de la política exterior y de defensa, se trata de una organización abiertamente europeísta, y como tal defiende la integración de Ucrania en el espacio económico europeo, aspirando a convertir el país en miembro de pleno derecho de la Unión Europea. Apuesta también por una nueva doctrina militar para Ucrania, criticando la tradicional posición del país como no alineado y abogando por un acercamiento al bloque militar occidental, por un rearme a gran escala y por una reubicación de las bases militares hacia la frontera oriental. Su posición respecto al conflicto en el Donbass es muy beligerante, habiendo incluso criticado la ley aprobada por el parlamento ucraniano que reconocía un estatus especial de autogobierno para las zonas bajo control de los rebeldes.
Entre los parlamentarios de Samopomich se pueden encontrar desde jóvenes empresarios –sobre todo del sector tecnológico- hasta miembros de batallones que luchan en el frente -como el Donbas-, pasando por activistas sociales y del Euromaidan, ideólogos del concepto de la “Lustración”, funcionarios del ayuntamiento de Lviv, etc. Todos ellos forman el grupo parlamentario muy heterogéneo y con la media de edad más joven del parlamento, de los cuales un tercio son originarios de la región de Lviv.
Ninguno de ellos ha sido miembro del parlamento en el pasado, y para muchos ese es un factor que refuerza la imagen de Samopomich como principal representante de la “nueva política” en Ucrania, destinada como tal a jugar un papel relevante a medio plazo. Más allá del litigio con Rusia y la guerra fratricida que se libra en el este del país, existe en Ucrania un hartazgo bastante generalizado con respecto a la clase política tradicional. En este contexto, Samopomich intenta proyectar la imagen de partido renovador, enemigo de las viejas prácticas y de la corrupción, heredando buena parte del bagaje de la acción de gobierno de Sadovy en el ayuntamiento de Lviv. Situar el elemento de transformación política en el centro de la agenda es precisamente lo que les ha granjeado un importante apoyo entre los sectores próximos a Euromaidan.
No es de extrañar pues que haya sido precisamente en la capital -Kiev- donde Samopomich haya obtenido sus mejores resultados, seguida de dos de las tres regiones que componen la Galichina histórica –Lviv e Ivano-Frankivsk- siendo las que más efectivos y apoyo aportaron al Euromaidan. Tampoco es nada despreciable el porcentaje de voto que ha obtenido en buena parte de las regiones sudorientales, donde si bien la participación ha sido algo menor y eso puede distorsionar las comparaciones, los resultados obtenidos por Samopomich en muchos casos no están lejos del porcentaje obtenido a nivel estatal.
Azul – centro y oeste; Azul oscuro – Galichina; Rojo – sur y este; Marrón – Donbass; Verde – voto total obtenido. Fuente: Comisión Central Electoral de Ucrania.
El proyecto de Sadovy encarna también los deseos y objetivos de la pequeña y mediana burguesía ucraniana en su larga lucha por hacerse con un trozo más grande del pastel de la economía nacional y de reducir el poder y la influencia de los oligarcas, a los cuales perciben como un obstáculo para su progresión. En este sentido, Samopomich es en cierto modo heredero del partido Nasha Ukraina (Nuestra Ucrania) del ex presidente Víktor Yushchenko, partido al cual Sadovy perteneció hasta 2010 y que fracasó estrepitosamente en su objetivo inicial de mejorar la situación relativa de las clases medias en perjuicio de los grandes conglomerados empresariales. A diferencia del resto de partidos con representación en el parlamento, Samopomich es la única fuerza que no cuenta con financiación de ningún oligarca o gran empresario, sufragando sus gastos sobretodo con el apoyo de pequeñas y medianas empresas, lo que refuerza su perfil como representante de la clase media.
Dada la heterogeneidad de sus miembros, se hace difícil catalogar a Samopomich como partido político en el sentido clásico de la palabra. Por el contrario, se trata de un conglomerado de personas unidas por una serie de objetivos programáticos comunes, factor que puede llegar a poner en riesgo su cohesión interna en momentos de tensión. Durante las últimas semanas ya se han producido las primeras fricciones con “Volia” (Voluntad), organización con la cual se presentó en coalición electoral.
Paradójicamente, no fue Andri Sadovy sino Ganna Gopko -activista social de 32 años- quien encabezó la lista de Samopomich al parlamento ucraniano. Sadovy, fundador y líder de la organización, tomó la decisión de situarse como número 50 en las lista de la candidatura a nivel nacional, quedando fuera del reparto de escaños. Este gesto puede interpretarse como un movimiento estratégico de Sadovy, el cual habría optado por quedarse fuera del parlamento para preservar su imagen de candidato renovador y gestor eficaz, conservando a su vez su puesto como alcalde de Lviv, lejos de las batallas y corruptelas del parlamento. De este modo, su popularidad podría mantenerse intacta hasta las próximas elecciones presidenciales –previstas para 2019- las cuales son probablemente su principal objetivo.
Abel Riu es politólogo especializado en el espacio post-soviético y autor del blog Eurasia.cat. @abelicc
Publicado en Beerderberg
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