ISRAEL NAVARRO
A un mes [cuando se entregó este artículo] de las elecciones de medio término en México, en las que se renovarán 500 curules en la Cámara de Diputados, 9 gubernaturas, 641 diputaciones locales, 993 alcaldías y 16 jefaturas delegaciones del Distrito Federal, se empiezan a vislumbrar varias tendencias que vale la pena destacar en miras a conformar una radiografía electoral rumbo al 7 de junio.
“Todos los partidos son los mismo”
Así lo manifiestan los ciudadanos en su mayoría ante un descrédito de la política, los políticos y sus partidos. En síntesis, lo que huele a este ambiente es rechazado por los ciudadanos que perciben a la clase política como un grupo social que se ha dedicado a enriquecerse a través de la corrupción y el conflicto de intereses mientras que sus problemas siguen sin resolverse. Este fenómeno no es exclusivo de algún partido político. En la mayoría de éstos, han salido a la luz pública escándalos de corrupción que en otros países hubieran desencadenado una serie renuncias e inclusive procesos judiciales en contra de los funcionarios corruptos. Pero como dice la máxima popular “en México no pasa nada, y cuando pasa, no pasa nada.” Este es el sentimiento de hastío con el que la sociedad civil llegará a las urnas el próximo 7 de junio.
Guerras de lodo
Lo partidos políticos tienen claro que no son santo de la devoción de los votantes. Todos los partidos políticos, hasta los de nueva formación, tienen al menos un 25% de rechazo. Por ello, han emprendido campañas de descrédito con las que se atacan unos a otros en aras de posicionarse como la opción “menos peor” o bien, ante el voto de castigo inminente, se ha consolidado una estrategia de bajar a los oponentes a su mismo nivel, al estilo “todos somos iguales”.
Lo cierto es que los electores manifiestan que “no hay a quien irle” y muchos ciudadanos piensan en anular su voto, que en cualquier otro sistema sería una demostración del rechazo hacia los partidos políticos. Pero en México no es así. El voto nulo lo único que hace es favorecer a los partidos que tienen estructuras más grandes pues la anulación o el abstencionismo diluyen el voto antisistema.
Mucho ruido y pocas propuestas
“Es que no hay propuestas”, comenta la gente, lo cual es una argumento debatible. Sí que hay propuestas por parte de algunos candidatos, pero es difícil comunicarlas en medio de un inmenso ruido mediático y publicitario. Para poner esta afirmación en justa dimensión, hay que tener en cuenta que se transmitirán un total de 16.174.080 minutos de spots políticos a través de 2.500 estaciones de radio y televisión entre el 5 de abril y el 4 de junio. Como dato adicional, este tiempo aire es gratuito para los candidatos y partidos políticos, en todos los horarios. No hay forma de escapar al bombardeo publicitario.
Así es que entre esta melaza densa de publicidad política, las propuestas salen poco. En realidad la gente prefiere cambiar de estación cuando se le somete a un cañoneo tan intenso de mensajes. Ahora bien, existen debates organizados por el Instituto Nacional Electoral (INE) y sus representaciones en los estados. Sin embargo, la mayoría de ellos terminan como rings de lucha libre en el que brillan más los jabs y ganchos al hígado que las propuestas de los candidatos.
¿Y los partidos políticos?
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ha sido el partido más vapuleado en los ataques, parece que resultará ganador al menos en la Cámara de Diputados. Se proyecta que obtendrá entre 190 y 205 curules; y si a eso le sumamos la proyección de las curules de su aliado el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), esta facción será mayoría en la próxima legislatura federal.
En el caso del Partido Acción Nacional (PAN), a pesar de tener una campaña de ataque muy efectiva hacia los vicios del oficialismo, también cojea del mismo pie, atacado por el PRI. Por otro lado está el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que ha sufrido varios descalabros a lo largo de estos meses, pues la opinión pública les ha achacado el caso de los estudiantes de Ayotzinapa por haber postulado como candidato al exalcalde José Luis Abarca, quien hoy está tras las rejas acusado de la desaparición de los 43 normalistas. Aunado a esto, ha habido conflictos internos que ha resultado en la salida de algunos de sus liderazgos como el de Cuauhtémoc Cárdenas, fundador del partido; Marcelo Ebrard, exjefe de gobierno del Distrito Federal y el mismo Andrés Manuel López Obrador que conformó su propio partido llamado Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) con el que ha atraído a varios liderazgos del PRD hacia su movimiento para este proceso electoral. Esta fragmentación de la izquierda mexicana es una crónica de muerte anunciada para el PRD. Pues, si MORENA le arrebata Iztapalapa, la jefatura delegacional más grande del Distrito Federal, perderá un bastión vital para el perredismo a nivel nacional y con ello se evidenciaría el principio del fin para este partido.
Así, de los partidos de nueva creación, de acuerdo a las preferencias electorales, sólo MORENA conservaría su registro. Los partidos políticos en México requieren obtener el 3% de la votación para poder subsistir, de lo contrario se les retira el registro y con ello los fondos que les otorga el INE. Este parece ser el destino de los recién nacidos Partido Encuentro Social (PES) y Partido Humanista (PH). Tanto el Partido del Trabajo (PT), Partido Nueva Alianza (PANAL) y Movimiento Ciudadano (MC) rondan entre el 3% y el 5% de las preferencias electorales por lo que de continuar esta tendencia lograrían conservar sus registros. Aunque, como bien sabemos, nada está escrito hasta el Día D.
Lo que está claro es que en este ciclo electoral las opciones son limitadas para el ciudadano de a pie. Hoy más que nunca se hace evidente que la conformación política sigue en manos de los partidos políticos sin que el ciudadano pueda tener una posibilidad real de injerir en la toma de decisiones políticas, más allá de expresar su frustración en las redes sociales.
Sólo hay una excepción que es notable: el caso de Jaime Rodríguez “el bronco”, quien como candidato independiente se ha metido a la pelea con posibilidad (limitada pero real) de ganar la gubernatura del estado de Nuevo León. Sin embargo, para el día de la elección aún falta un mes y todo puede pasar. La moneda aún está en el aire en la mayoría de los procesos.
Más allá de lo que digan los partidos, la ciudadanía percibe que esta elección se trata de elegir la opción menos peor. Así pues, entre un sentimiento de impotencia y hastío de la política tendrán que recurrir a las urnas con la esperanza de que entre el ruido, el lodo político y su voto puedan obtener una mejor calidad de vida para los próximos tres años.
Israel Navarro es estratega político. Socio del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. @navarroisrael.
Publicado en Beerderberg
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