CARLOS MAGARIÑO
La historia de la humanidad es un relato de completo éxito: en la actualidad, tenemos una esperanza de vida mayor a cualquier generación anterior, vivimos en entornos más seguros y ostentamos niveles de bienestar no antes vistos. De manera general, las dinámicas tecnológicas y las innovaciones creadas a partir de las mismas llegan a amplias capas de población, las cuales disfrutan de avances tecnológicos que antes no eran más que un espejismo. Así, nuestra civilización es una historia de progreso sin parangón que parecía no tener final, por lo menos hasta ahora.
En esta obra, Ross Douthat nos presenta lo que él denomina la era del estancamiento o la sociedad decadente. El columnista del New York Times destaca el hecho que, de manera progresiva, nos hemos ido convirtiendo en una sociedad atrofiada, que parece no tener el empuje del pasado en relación al progreso y la innovación. En esta supuesta era de progreso y crecimiento lento, se ha podido observar como todos los avances tienen un eje monodimensional que es la tecnología, lejos de los avances del pasado que nos presentaban proyectos mucho más inclusivos y multidimensionales en los que se encontraban mejoras en derechos o invenciones que solucionaban de manera efectiva necesidades humanas básicas. De esta era, Douthat destaca una invención: internet, siendo este el catalizador máximo de la innovación del futuro.
En este punto es donde el autor pone el foco en el problema: internet ha acabado siendo un avance fundamental que ha roto todos los esquemas existentes hasta el momento, suponiendo una disrupción sin precedentes en la historia. Internet ha cambiado la forma en la que nos comunicamos, acortando distancias e incrementando posibilidades, pero ¿consideramos de la misma importancia poder enviar mensajes de manera instantánea o revisar nuestra feed en Instagram que tener electricidad en nuestro domicilio o agua corriente potable? Puede que las innovaciones del presente sean el ejemplo fehaciente de que nos encontramos en un impasse peligroso, en el cual el impulso tecnológico parece detenerse, y la pasada ambición humana desvanecerse.
Para Douthat, el futuro es una incógnita, sin embargo, surgen dos grandes situaciones que podrían tener el poder de acabar con esta era de la decadencia: que este momento de progreso limitado y crecimiento lento suponga el albor de una recuperación del entusiasmo y el progreso, o un colapso catastrófico del que no nos recuperaremos. Sólo demostrando que el pesimismo imperante en relación al futuro es una quimera y que el ser humano puede volver a brillar podremos salir de este agujero al que parece que estemos abocados. El fin de la historia puede esperar.
ENLACE AL LIBRO (ED. ARIEL)
Carlos Magariño es estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Pompeu Fabra. Miembro del espacio La Cúpula (@cmagfer)