Reseña de ‘Desafío total’: el ultracapitalismo hasta en Marte

ALEXANDRA VALLUGERA

En 1990 Paul Verhoeven dirigió Total Recall, conocida también como Desafío Total, que marcaría a toda una generación. Con Arnold Schwarzenegger, Sharon Stone y Michael Ironside en el reparto, la película, de ciencia ficción y, dicen, ultraviolenta, ha dejado frases para la posteridad como “considérate divorciada” o músicas tan icónicas que son utilizadas constantemente en programas de televisión para transmitir un clima de tensión al espectador (lo alucinante de todo esto es que el programa que la usa más habitualmente es un programa que se supone que es de noticias; el segundo en este ránking es un programa de fútbol: lo dicho, una película que marcó a una generación que actualmente son los espectadores de estos programas).

Al tema. 

Desafío total, como se la conoce por estos entornos, es una película de ciencia ficción, sin ningún lugar a dudas. Basada de manera muy laxa en una novela corta de Philip K. Dick, nos traslada a una época en que Marte es una colonia de la Tierra, habitada por colonos humanos. En esta época, también, han inventado una tecnología con la cual pueden implantar recuerdos en el cerebro humano, de forma y manera que no se pueda detectar qué es realmente un recuerdo propio o un recuerdo comprado. 

El argumento de la película es relativamente complejo: Schwarzenegger, obrero de la construcción y felizmente casado con Stone, vive en la Tierra pero sueña a menudo con Marte y con una mujer desconocida. Decide ir a Total Rekall, para unas “vacaciones a medida” en Marte, con un implante de memoria, en las que juega a ser un agente secreto. Pero algo sale mal y aparecen nuevos recuerdos de esta mujer y de ser, realmente, un agente secreto. Le intentan borrar de nuevo los recuerdos, pero cuando llega a casa, su feliz esposa le explica que no es su esposa, que su vida es falsa y que ella sólo trabaja ahí. Quaid (este es el nombre del personaje) recibe una llamada que le dice que baje y encuentra una maleta con un vídeo e instrucciones. El vídeo está grabado por él mismo, siendo otra persona, y le instruye para que vaya a Marte, a participar en la rebelión que los mutantes de Marte están organizando para derrocar a la cúpula dirigente de la colonia marciana. Evidentemente se traslada a Marte e intenta unirse a la rebelión, pero los rebeldes no le creen, porque Quaid, bajo el nombre de Hauser, era la mano derecha de Cohaagen, el gobernador de Marte. Finalmente, convence a los rebeldes de su compromiso con ellos y le llevan frente al líder mutante, Kuato, que le cuenta que hay maquinaria extraterrestre debajo de la capa marciana y que esta maquinaria acabará con el poder del gobernador. Los agentes del gobernador entran en el escondite de Kuato y le matan, pero se llevan a Quaid y Melina, la rebelde de sus sueños, a las oficinas de Cohaagen, donde éste les recibe y agradece a Quaid/Hauser su trabajo, ya que ha conseguido el objetivo de infiltrarse y matar al líder de los rebeldes. Sardónicamente les recuerda que, después de borrarles la mente (otra vez), van a formar parte de la comunidad de dirigentes colonos y les invita a cenar. Quaid y Melina logran escapar, se enfrentan a Cohaagen en las minas de Marte y logran poner en marcha la maquinaria marciana, que funde el hielo submarciano y crea una atmósfera respirable para toda la población, rompiendo así el control de la población por parte de la élite colonizadora. 

Pero, ¿por qué una película de acción y ciencia ficción como Desafío Total aparece en una revista de comunicación política? ¿Qué argumento hay? Pues muy simple: en Desafío Total se repiten todos los esquemas tradicionales de la colonización tradicional terrestre y de la utilización de los recursos propios de una comunidad en beneficio de unos pocos expulsando al resto del acceso a la riqueza. Podría parecer que al hombre no se le ocurren otras formas de relación y creación de nuevos mundos y comunidades que no pasen por la explotación, el enriquecimiento de unos pocos a costa de la inmensa mayoría, del uso de la violencia como forma de control y sumisión, y, a la vez, como forma de subvertir este orden establecido.

En Desafío Total los mutantes no son seres extraterrestres de origen. No son marcianos de estirpe. Son humanos terrestres llevados a las colonias a trabajar o emigrados económicos, como lo fueron los colonos de Australia y de muchas colonias en el norte de América. A diferencia de los casos de la Tierra, que sí sabemos que los indígenas fueron exterminados, como los nativos australianos, o encerrados en reservas en sus propias tierras como las diferentes tribus de nativos americanos, o esclavizados y secuestrados para ser vendidos como esclavos en otras colonias, como la población negra de África, no sabemos qué ha pasado con los marcianos de Marte. ¿Fueron exterminados en una invasión violenta terrestre?¿Los mataron las enfermedades propias de los terrícolas cuando llegaron? ¿Ya se habían extinguido y el planeta estaba deshabitado? No queda claro en ningún momento, pero parece que la maquinaria es de los marcianos ancestrales, demostrando una civilización mucho más avanzada que la terrestre, que para hacer habitable el planeta Marte construye cúpulas, en lugar de crear una atmósfera.

Y de aquí nacen los mutantes. De la codicia, del ultraliberalismo, de maximizar los beneficios empresariales a costa de la vida y la salud de miles de personas: las cúpulas tienen defectos de construcción por el uso de materiales baratos y no adaptados a las necesidades de Marte que dejan filtraciones de aire y causan mutaciones en los que viven bajo las cúpulas. ¿Y quién vive bajo las cúpulas de mala calidad? Los pobres. Los trabajadores emigrados o mandados a la colonia marciana. Las clases más bajas. La rebelión nace de la injusticia, de la pobreza de aire, de la conciencia que en cualquier momento les pueden matar, como intentan hacerlo durante la película para castigar a los rebeldes, cortando el aire, parando los ventiladores: cortando el acceso a un bien que debería ser libre. Han conseguido privatizar y enriquecerse con uno de los últimos bienes libres que quedan en la Tierra, como es el aire (y ya veremos cuánto dura como bien libre en la Tierra, dados los niveles de contaminación). De hecho, hay un Estado en el mundo que le ha puesto un impuesto al sol, privatizando así otro recurso natural, libre e inagotable. 

La rebelión en Marte por parte de los mutantes es la rebelión de los desposeídos contra la casta extractiva que, además de robarles los recursos y de tenerles a su disposición (si les puedes cortar el aire, dispones de ellos libremente), son vapuleados y violentados siempre que a la autoridad impuesta le apetece, con el ejercicio de la violencia de los ejércitos y la policía, que tampoco queda claro si son ejército privado de la compañía que dirige Cohaagen, la que tiene el monopolio del aire que se respira en Marte.

Pero no sólo esta repetición de la historia de las colonias en la Tierra y de la explotación del capitalismo es evidente en Desafío Total. También es un reflejo de esta mentalidad masculina y blanca que el héroe que viene a rescatar a los mutantes es un no mutante, tan violento como los opresores, tan fuerte como el oponente, repitiendo el esquema clásico del libertador que consigue la libertad para los pobres, en lugar de ser los mismos sometidos los que logran, por ellos mismos, su libertad.

Y habría otros elementos a analizar, como el hecho de que en la Tierra, los pobres, los obreros, no tienen derecho a vacaciones, sino al recuerdo de unas vacaciones “ideales”, creadas en laboratorios e insertadas en la memoria de estos trabajadores, que pueden escoger entre un abanico de situaciones (agente especial, estrella de cine, explorador…) para tener algo que recordar, aunque sea falso, pero sean incapaces de distinguirlo, durante sus horas de trabajo. 

Pero Desafío Total es una película todavía demasiado icónica para mi generación como para buscar todavía más lecturas que nos obliguen a revisitar nuestros recuerdos felices de adolescencia viendo películas ultraviolentas que sólo eran para entretenernos.

 

Alexandra Vallugera es politóloga y consultora de comunicación (@alexvallbal 

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