DIEGO CRUZ
Los que, desde la infancia, padecemos una timidez crónica que nos hace estar volcados hacia dentro, con cierto pánico escénico y no sin cierto temor al exterior que acontece; por sentirnos algo más vulnerables, sin embargo reconocemos una envidia sana hacia las personas que saben desenvolverse como pez en el agua, socialmente, imbuidos de esa personalidad protocolaria que propaga la atención exacta ante cualquier momento solicitado y decisivo.
Traigo esta breve reflexión a colación de las líneas que escribo, porque me pasó al conocer por primera vez a Adolfo Corujo: Socio y Chief Strategy and Innovation Officer de la firma Llorente&Cuenca (LLYC). Tuve la sensación de estar ante un verdadero crack de la comunicación que, con un lenguaje no verbal desenfadado y certero, se movía con una maestría inusitada por cualquier escenario o atril que le pusieran delante. Observándole detenidamente, veía a un relator de historias a las que él, con ímpetu y profesionalidad, les añadía ese salpimentado de pasión para hacer, con su transmisión de pedagogía, un material mucho más cercano y digerible.
Y luego, volviéndome a sorprender muy gratamente, he tenido la oportunidad de asistir a una de las primeras presentaciones en Madrid de su libro Comusicación. Lecciones de comunicación de dieciocho genios de la música donde una nueva faceta del multifacético Adolfo Corujo, en este caso la de escritor, se me mostraba con enorme sorpresa por cada una de sus páginas.
Sin temor a equivocarme, una vez releído el libro que Adolfo ha tenido a bien en escribir, creo que estamos ante un verdadero manual de comunicación que puede servir de gran ayuda a profesionales y empresas de cualquier sector, en un mundo hiperconectado, con entornos VUCA, donde se busca afanosamente un relato vital que, preñado de propia personalidad, sea capaz de ofrecer una reputación de confianza a los distintos actores intervinientes.
Nada más abrir el libro; en el prólogo escrito por José Antonio Llorente –socio fundador y presidente de Llorente&Cuenca– y otro maestro exquisito de la comunicación, ya nos anuncia el apasionante recorrido que nos deparará la lectura de sus páginas. Dice José Antonio: “Quizá no hayamos dado todavía con ese nuevo relato digital, hipertransparente e ilimitado pero, mientras esperamos una nueva manera de interpretar y de contar las cosas, el ejemplo de los clásicos sigue siendo radicalmente actual, quizá más necesario que nunca. Esa es otra gran lección que le debemos al presente libro”.
Adolfo Corujo, partiendo del trabajo y anécdotas de grandes mitos de la música, como Bob Marley, Bruce Springsteen, João Gilberto, Sam Phillips, entre otros, nos va mostrando la posibilidad de hilvanar sus vivencias a verdaderas lecciones de comunicación; de ahí la mágica simbiosis que, desde el título Comusicación, el autor consigue esa asociación íntima para deleite y disfrute del lector.
Estamos ante un libro, manual, construido para subrayados múltiples e interminables relecturas. Nos sirve para remarcar frases importantes que, a lo largo de sus páginas, se enmarcan como verdaderos aforismos para retener de continuo en la mente de cualquier lector interesado por tanta pedagogía constructiva. El libro nos lleva de la mano, despacio, humildemente, y su narración, impulsada por la pasión de la que le dota el autor, nos va entrelazando mundos y anécdotas para hacer de la comunicación un mundo mucho más profesional en el que, los propios arpegios musicales con los que los dotemos, se conviertan en humano itinerario para las personas.
Dice el propio autor: “Este libro puede ayudarte a entender cómo puedes sacarle más partido a la comunicación y contribuir en la modificación de determinados clichés que ya no son útiles”. Invita a desaprender, para aprender de nuevo, lo cual es dotar de una actividad apasionante a la propia filosofía del conocimiento. Nos muestra el para qué, como él bien dice, de tal forma que las conversaciones que entablemos se nos conviertan en material y herramientas más productivas.
Nos vuelve a atrapar a lo largo del texto, a incidir en la mezcla importante que puede haber entre música y comunicación, o viceversa. Nos enseña el camino sinuoso por donde poder trazar un ejercicio de persuasión con el ejercicio responsable de la escucha activa, los contenidos de calidad y las relaciones personales. Estamos ante una obra, un trabajo de autor, que demanda nuevos enfoques para nuevas realidades, a la vez que también llama la atención sobre valores intangibles como las conversaciones humanas, más hondas y fructíferas que, germinadas en el terreno de la confianza mutua, puedan ofrecernos un marco de acción mucho más duradero y beneficioso.
Adolfo Corujo se involucra completamente a lo largo de las páginas de su libro. Dota a su trabajo de una pasión que abraza el interés del lector. Lo atrapa, le va guiando por sus líneas pedagógicas para enseñarle con esmero, sin petulancia y ego pasado de vueltas. Repasa los puntos importantes que hay que tener en cuenta, los vuelve a resumir un poco más adelante, te nutre también con obras de otros autores para su consulta, aparte de donarte su espléndida lista musical en Spotify, la cual está configurada para disfrute de los sentidos.
Incide mucho en la relevancia del propósito, del para qué en cualquier proyecto de comunicación profesional y responsable. En la cercanía y la consistencia de dicho propósito, su coherencia como fundamental guía, el mapa transparente donde se dibujará la esencia personal del que lo lleve a cabo. Y alerta, dibujando un importante aviso para navegantes: “Si nuestra actividad no persigue cuestionar lo establecido para mejorar lo que nos rodea, no somos agentes del cambio”.
El autor nos invita a una profesionalidad más creativa, ejerciendo la tarea de desaprender y volver a aprender, mientras cuestionamos los caminos trillados para anticiparse y recorrer otros mucho menos transitados. Eleva la propia tarea de la comunicación a arte con esmero, a progreso reputado, a esencia misma del que, o la que lo está llevando a cabo. Y el texto vuelve a aparecer como un trabajo limpio, esforzado, para beneficio y aprendizaje de empresas y ejecutivos.
Adolfo Corujo, entre otras muchas cosas, también habla en su libro del legado. Y te propone construirlo más pronto que tarde, hilvanando en él la trascendencia de los mejores momentos, los cuales están llamados a construir una nueva historia. He aquí sus consejos: “Si sabes lo que quieres dejar cuando tu gestión termine, escríbelo y que te ayuden a convertirlo en una historia (no en un grupo de mensajes). Deja para el recuerdo cada hito, cada paso, cada momento que simbolice esa gestión. Visualiza mentalmente las piezas finales que servirán de fotografía del legado. Involucra a todos los que consideres que representan cada parte de la historia. Hazlo en vida, contrata a los mejores, coproduce el contenido, asume tu protagonismo, disfruta del momento, escoge el desafío. Difúndelo”.
En cualquier caso, me quedo con uno de sus más humanos consejos: “Las personas son ‘el rey’, el contenido es una excusa”. De ahí que les invite a disfrutar del contenido de sus páginas, de la profesionalidad y el conocimiento que difunde, del legado personal que nos va donando y transmitiendo. Lo expresa perfectamente en la frase final de su libro: “Aquí tenéis un amigo”.
Diego Cruz es Social Media Manager. Creador de Contenidos. Marketing y Comunicación Online (@diegocruzblog)
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