PAOLA CANNATA
La colección de libros Más Democracia (editorial Gedisa) tiene ya en librerías su último ejemplar. Se titula Analizar el auge de la ultraderecha, lo escribe la socióloga y doctora en ciencia política, Beatriz Acha Ugarte y lo editan Jorge Urdánoz y Cristina Monge.
Como los libros anteriores de la colección, Analizar el auge de la ultraderecha llega con el propósito de promocionar, fomentar y desarrollar los valores y principios democráticos, abordando con rigor y reflexión uno de los temas fundamentales del debate público. Este ensayo sobre el impulso que la corriente política e ideológica ultra ha tenido en Europa en los últimos años es un escrito fluido y ameno, donde encontramos diversos datos y citas que enriquecen la lectura.
En sus páginas se pone de relieve que España ya no es una excepción y, tras la irrupción de Vox, nuestro país pasa a formar parte de este grupo de estados que tienen ante sí la difícil tarea de lidiar con este tipo de fenómenos. En los primeros capítulos Acha hace un viaje por los distintos países europeos revisando como ha sido el auge de la ultraderecha en cada uno de ellos y que desarrollo está teniendo, para de paso, evidenciar ciertas paradojas. Destacamos dos.
La primera. Aunque países del sur de Europa como Grecia, Italia y ahora España han experimentado al auge de partidos ultra lo cierto es que donde más eco y desarrollo han tenido es en los países del norte, señalados con frecuencia por sus democracias ejemplares y sus amplios sistemas de bienestar.
La segunda. El ascenso global de la ultraderecha y el peligro que su ideología implica para la democracia solo puede frenarse desde posiciones más democráticas.
Cuando analizamos distintos fenómenos, especialmente políticos, es preciso hacer un ejercicio de revisión histórica, que nos aportará claves fundamentales para analizar el presente. Así pues, si repasamos los últimos 100 años identificamos el auge del fascismo, más tarde, los años 60 también tuvieron su dosis ultra, sin olvidarnos de los 80 y 90. Por lo que según Acha podríamos estar ante una cuarta ola del auge de la ultraderecha coincidiendo con la entrada en el nuevo siglo.
La normalización que se está dando a estos partidos, su influencia en las dinámicas políticas y su entrada y apoyo a diversos gobiernos hace pensar que bien podría ser una historia de éxito. Pero ojo, si volvemos a revisar la historia nos damos cuenta que estos partidos ultra han tenido un desarrollo poco lineal y son propensos a experimentar súbitos frenazos y descalabros. Es interesante como en capítulos posteriores la autora se detiene en analizar el caso concreto de la irrupción de Vox en nuestro país. Es imprescindible hacer esta concreción dadas las particularidades que este fenómeno tiene en España respecto al resto de tendencias europeas.
La crisis financiera del 2008 supuso un resorte para la derecha ultra en Europa. En esos momentos España se enorgullecía de mantenerse al margen de esas tendencias antidemocráticas. Creo que aún hoy aquello debe ser motivo de orgullo. Fue más tarde, primero en las elecciones andaluzas de 2018 y posteriormente en las generales de 2019, cuando Vox irrumpe con fuerza en el panorama político español. Esta irrupción no se dio, por tanto, en un contexto propiamente de crisis económica, social y política, sino que el resorte del auge de la derecha ultra en nuestro país fue un contexto de crisis territorial interna.
Que el resorte que aupó a Vox en nuestro país sea diferente al resto de Europa invita a pensar que el desarrollo de esta fuerza política tiene y tendrá características distintas. También el análisis que realicemos debe tener matices diferentes. A pesar de esto bien es cierto que Vox recoge en su discurso el tema estrella para el conjunto de fuerzas ultra europeas: la inmigración. Lo identifican como el elemento nuclear de lo que, para ellos, son todos los males nacionales.
Hemos visto como en los últimos meses Vox no ha desaprovechado la oportunidad de sacar rédito de la cuestión migratoria en Canarias, criminalizando a las personas que llegan huyendo del hambre y la guerra y atacando a niñas y niños que migran solos. Llegados a este punto es inevitable reflexionar sobre la peculiaridad que la ultraderecha tiene en nuestro país. La hostilidad que VOX muestra hacia los nacionalismos periféricos entronca con esta visión excluyente e intolerante. Vox amplía su foco de odio y dibuja una frontera clara entre lo que ellos consideran buenos y malos españoles.
Lo que está claro, y Acha apunta con acierto en diversos capítulos del libro, es que, aunque estos partidos hayan entrado en el terreno de juego democrático la ultraderecha es en esencia antidemocrática. La irrupción de estas fuerzas políticas, con sus características y variantes propias, están sometiendo a estrés a nuestros sistemas democráticos y sin duda suponen un riesgo para la supervivencia de las democracias. Por eso resulta especialmente peligroso atender a como el resto de fuerzas políticas democráticas, especialmente del arco derecho, no solo normalizan la existencia de estos partidos ultra, sino que dejan que condicionen su propia agenda, les facilitan tener influencia y les invitan a condicionar y/o entrar en diversos gobiernos.
La irrupción de la ultraderecha es un hecho y ya está aquí, pero su potencial desarrollo depende en gran medida de cómo las demás corrientes políticas interactúen con ella. Analizar las causas del auge de estos partidos intolerantes y antidemocráticos es fundamental para atajar el problema, así como diseñar con acierto una estrategia compartida que rescate al sistema democrático de los peligros que le acechan. En un contexto de serias dificultades económicas y sociales no es fácil, pero nos va la democracia en ello.
Paola Cannata es politologa, especializada en relaciones institucionales, asuntos públicos y cominicacion (@paolacannata)
Se puede comprar en Editorial Gedisa
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