Ralph Wiggum candidato: las primarias llegan a Springfield

POL X. SALVADÓ

Nos encontramos en Springfield, Estados Unidos. ¿Cuál de ellos? Pues cuál va a ser, ¡el de Los Simpson! En este episodio, el 410 (“E. Pluribus Wiggum”), nada nos permite imaginar que, en tan sólo 18 minutos, la aclamada serie de animación conseguirá hilar una parodia y una crítica al sistema de primarias estadounidense para elegir a los candidatos presidenciales sin perder su característico toque de humor ni nuestra atención absoluta. 

Pero primero, necesitamos un poco de contexto. ¿Qué sucede en esta movida población para llegar a tal escenario?, y también, ¿de qué elecciones se trata? son las dos preguntas que primero vienen a la mente.

En primer lugar, los vecinos de Springfield se encuentran con que el bulevar de comida rápida de la ciudad ha sido destruido –por culpa, cómo no, de las acciones de Homer Simpson, quien siempre está detrás de todos los problemas y tensiones de la ciudad–. Éstos deciden, entonces, construir uno nuevo y sufragarlo con la creación de bonos públicos municipales. El alcalde Quimby acuerda que la creación de estos bonos se hará pública durante la celebración del proceso de primarias electorales en la ciudad. Lenny, no obstante, avisa de que aún faltan meses para las primarias, que deben sucederse en junio. 

Joe Quimby, ante la necesidad de anunciar ya los bonos, decide que las primarias en Springfield sucederán la semana siguiente, pasando a ser las primeras primarias del país, por delante incluso de las tradicionales de New Hampshire. Esta decisión inesperada, y con un estrecho margen de tiempo, moviliza a los principales medios de comunicación estadounidenses, que ya se encontraban en New Hampshire cubriendo la previa de las primarias –aparece en este momento el cameo de Dan Rather, periodista estadounidense, yendo hacia Springfield; a lo largo del episodio numerosos cameos de otros periodistas, comediantes y políticos irán sucediéndose–.

Una vez la serie nos ha preparado el terreno por donde sucederá la trama, vemos que las elecciones que se celebran ese año son las de 2008. Después de ocho años de mandato republicano de la mano de George W. Bush, los dos principales partidos estadounidenses, el del presidente saliente y el Partido Demócrata, se ven en la necesidad de escoger candidato presidencial para las elecciones en noviembre.

Narrado por el periodista local Kent Brockman, observamos cómo el pequeño municipio se abarrota rápidamente de candidatos, corresponsales, portavoces, escritores, columnistas, publicistas e incluso –añade Brockman con un toque satírico– algún votante ocasional.

Toda clase de actividades se suceden en vísperas del proceso de primarias y la serie cubre algunas de ellas de forma sarcástica, riéndose tanto de demócratas como de republicanos. Vemos un debate electoral demócrata en el que, más allá de la grandilocuencia de los eslóganes, los candidatos no aportan nada al debate y son incapaces de conectar con su potencial audiencia. El Partido Republicano realiza un grupo de análisis de anuncios electorales con votantes y éstos demuestran lo alejados que se encuentran de estar mínimamente politizados acerca de cualquier tema. Además, el propio anuncio que analizan se adentra en la mala praxis política y en las fake news. E incluso, y aquí es donde el tema central del episodio aparece, ocurre una campaña de presión altamente agresiva hacia cualquier vecino que aún no haya decidido a qué candidato con un nombre gracioso dar su apoyo. ¿Y cuáles son los vecinos indecisos a quien presionar? Obviamente los Simpson. 

Así pues, un buen número de medios de comunicación, equipos de campaña y candidatos de los dos principales partidos políticos acuden al 742 de Evergreen Terrace luchando por convencer a los aún indecisos Simpson y dar a conocer los puntos fuertes de sus campañas ante los medios de comunicación, terminando por hartar no solo a los Simpson, sino también a muchos otros vecinos.

Y es que la fiebre por las primarias está siempre presente entre politólogos, periodistas y expertos de comunicación, entre muchos otros, pero puede llegar a abrumar a algunas personas. Y esto es exactamente lo que pasa en Springfield. Un grupo de ciudadanos, liderados por Homer –como no podía ser de otra manera–, decide escoger como candidato a la persona más ridícula que se les ocurre. Y esa persona no es otra que Ralph Wiggum, el hijo del jefe de la policía local, Clancy Wiggum. 

Esta decisión se materializa en la victoria abrumadora en las primarias de Springfield del joven “candidato”. Los medios de comunicación nacionales deciden tomar en serio su candidatura y consecuentemente, aparece otro aspecto por tratar para rizar aún más el rizo: Ralph no ha aclarado por qué partido se presenta. Los partidos Demócrata y Republicano deciden reunirse –de nuevo con un claro componente humorístico– y ambos acuerdan que Ralph sea su candidato: la pelota está en el tejado del joven springfieldiano.

El episodio llega a su momento cumbre. La decisión final que tome Ralph Wiggum se espera que sea clave, no sólo en los procesos de primarias, sino también en las elecciones presidenciales de noviembre. Para sorpresa de todos, en un giro de guion totalmente inesperado y en un caso sin precedentes, Ralph aúna a los dos principales partidos bajo su nombre, consiguiendo que estos hagan campaña para él al mismo tiempo. Sin duda el proceso de primarias más irreverente conlleva la decisión final más alocada.

Acabado el episodio y dándole un par de vueltas a su contenido, merece la pena incidir en algunos temas. Dejando de lado el increíble escenario donde los partidos Republicano y Demócrata consiguen presentarse de forma conjunta –imposible de concebir en la vida real–, vemos que el candidato Ralph Wiggum encarna un rol de candidato muy parecido al de Donald Trump en 2016 en algunos aspectos: inicialmente desligado de los dos principales partidos estadounidenses, no perteneciente al establishment político y  que, sin que una gran parte de la población no dé mucho por él en un principio, acaba situándose como el gran favorito de cara a las elecciones presidenciales. ¿Estuvimos ante otra de las famosas predicciones de la serie?

Otro de los temas que aparecen en el episodio es algo que ya hemos visto en el proceso de primarias demócrata de este año: las diferencias entre los votantes de los primeros procesos de primarias en relación con el conjunto nacional de votantes de primarias. Diferencias fruto de idiosincrasias muy variadas que llevan a resultados dispares en los primeros procesos de primarias en comparación con el proceso completo. En el inicio de las primarias de 2020, los dos grandes contendientes fueron Pete Buttigieg y Bernie Sanders. Joe Biden, quien se ha acabado imponiendo como candidato demócrata, no consiguió entrar en la carrera de forma clara hasta las primarias de Carolina del Sur, después de Iowa, New Hampshire y Nevada. 

Hipotéticamente, algo parecido podría pasarle a Ralph Wiggum. Si bien arrasa en un municipio como Springfield, su ciudad natal, en el resto de primarias y caucus podría ver como los electores, con características diferentes a las propias de los votantes de Springfield, deciden no darle su apoyo.

Como conclusión, en menos de 20 minutos Los Simpson consigue que una gran variedad y cantidad de espectadores de todo el mundo se familiaricen con un proceso electoral a veces complejo y largo. Y lo consigue de forma magistral, creando una delicia de episodio, no solo para politólogos, sino para cualquier fan de la serie.

 

Pol X. Salvadó Pérez. Fellow en SciTech Diplohub. Ciencias Políticas y Estudios Internacionales de Economía y Empresa por la Universidad Pompeu Fabra. Vicepresidente de deba-t.org. (@PolXSalvado)

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