¿Qué puede pasar en las elecciones gallegas?

El próximo 18 de febrero se celebran las elecciones de Galicia. Así pues, hemos hecho un par de preguntas a expertos en el tema: ¿Qué es lo que más te está llamando la atención de las elecciones gallegas? ¿Qué puede pasar? 

 

Adrián Lacámara Miguel

Consultor de Asuntos Públicos y Crisis en BCW

Lo que más me está llamando la atención es cómo un partido que históricamente ha construido sus hegemonía política en base al autonomismo y la sobreutilización del candidato, ha pasado a hacer una campaña casi nacional con el candidato subsumido (y confuso) en la estrategia de Madrid. No deja de sorprender ver que un candidato que aspira seriamente a obtener una mayoría absoluta cuenta con un abanico de escenarios de los que solamente puede obtener un resultado mínimamente positivo: la sensación de alivio en caso de que la consiga.

Si Sumar es mínimamente competitivo en Pontevedra y A Coruña (cosa que parece difícil), hay partido. El PSdeG está muy motivado internamente y el candidato tiene un proyecto a medio plazo (cosa que hasta ahora no pasaba) y el BNG parece pletórico. Al PP parece que se le va a hacer muy larga la campaña y que el relato de «hacer que todo se quede como está» marida mal con la sobreactuación contra la amnistía y Sánchez. Un escenario cada vez menos lejano es un gobierno en minoría del PP con el apoyo de Democracia Ourensana, algo con lo que Rueda tiene pesadillas.

Belén Teiga

Periodista política en El Correo Gallego

La noche de 18 de febrero promete ser la más impredecible de los últimos 14 años en Galicia, cuando Núñez Feijóo se hizo con la Presidencia de la Xunta. Hasta este momento la mayoría absoluta, esa “isla de estabilidad” a la que  hacen referencia los populares gallegos de manera constante, parecía no peligrar, pero las encuestas reflejan ahora un liderazgo que está pendiente de un hilo, en unos comicios que serán los primeros con Alfonso Rueda a la cabeza. El foco está puesto también en los resultados que pueda obtener un BNG al alza, en el que repite Ana Pontón como candidata, y que parece poder mejorar el número de escaños que obtuvo en 2020, el mejor de la historia para la formación, con 19 asientos.

Más en duda están los resultados del PSdeG que encabeza un José Ramón Gómez Besteiro que parece no acabar de cuajar entre la ciudadanía todo lo esperado. La puerta de entrada al Parlamento está, además, entreabierta para dos fuerzas políticas que se presentan por primera vez a unas gallegas, Sumar y Democracia Ourensana, que, de obtener escaños, serán, con toda probabilidad, decisivas a la hora de formar gobierno, que parece, se decidirá, más que  nunca, el día que los gallegos depositen sus votos en las urnas.

Carmen del Río Ferreiro

Periodista y consultora política en Xacias y Carretando

El adelanto electoral pilló a más de uno por sorpresa, pero el PPdeG estaba más que preparado. Dos días después del anuncio ya tenía subido a un bus repleto de mensajes a su candidato, Alfonso Rueda. Un spot que lo tiene todo: humanización del candidato, humor, rostros populares de Galicia, introducción de mensajes políticos estatales… Lo que más me sorprende es que no siguieran esa línea de comunicación. Empezaron en lo más alto y fueron bajando con una mala gestión comunicativa de la crisis de los pellets y entrando demasiado en temas lejanos a la realidad gallega. Tanto el PSdeG como el BNG aprovecharon para posicionarse como capaces cuando los populares más fallaban. Aunque lo mejor vino de los socialistas, con una respuesta al spot del PPdeG. Lanzaron un vídeo con la coña de “pinchar la Rueda” del autobús y Besteiro se presenta para recoger a los pasajeros en un formato simple que traslada naturalidad y la capacidad del candidato de aportar soluciones.

Lo que pasará en estas elecciones es complicado de saber. Galicia se enfrenta a los comicios más abiertos de los últimos tiempos y eso implica que cada día de la campaña las cosas pueden cambiar. Personalmente creo que el PPdeG va a perder la mayoría absoluta, el BNG logrará resultados históricos y Democracia Orensana obtendrá representación y, por lo tanto, Jácome será quien decida el próximo gobierno de la Xunta.

Nerea Pazos y David Rico

Consultores en la Fábrica Política

Las elecciones gallegas están siendo bastante distintas de lo que a priori se esperaba. Se puede decir que hay unas estrategias definidas en cada candidatura (se puede discutir si mejores o peores) pero las hay. Lo que más me está llamando la atención es el uso que se está haciendo del marketing sobre todo por la candidata del BNG, Ana Pontón, que se ha embarcado en una propuesta personalista con carteles que inclusive asemejan a los que usó Trump en su campaña, para mí definitivamente es la que más ha arriesgado, aunque también es la que más se juega, porque sin duda alguna este es su año. Mención especial merece la estrategia escogida por Besteiro que ha sido optar por un PSdeG combativo y en una contra campaña directa con Rueda.

Según las encuestas publicadas hasta ahora, el PP de Alfonso Rueda se perfila como el claro ganador de estas elecciones, con una mayoría absoluta de 40 escaños. El BNG de Ana Pontón sería la segunda fuerza más votada, con 20 escaños, superando al PSdeG de Besteiro, que se quedaría con 14. La novedad sería la entrada de Sumar, que podría conseguir un escaño con el 4,3% de los votos. Podemos Galicia, que se presenta en solitario, no lograría representación parlamentaria. Tampoco lo harían Vox ni Democracia Ourensana, que se quedarían muy por debajo del 5% necesario para obtener algún escaño. Estos resultados supondría la continuidad del gobierno del PP en la Xunta, que lleva gobernando desde 2009 con mayoría absoluta. El BNG se consolidaría como la principal fuerza de la oposición, mientras que el PSdeG perdería espacios y quedaría relegado a la tercera posición. La izquierda estaría más fragmentada, con la irrupción de Sumar, que podría tener la llave para formar una alternativa al PP si se diera un escenario de empate entre bloques. Sin embargo, las encuestas apuntan a que el PP mantendría una ventaja
suficiente para gobernar en solitario, sin necesidad de pactos.

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