MILJANA MICOVIC
¿Tienen algo en común los debates electorales televisados en España y Serbia desde el punto de vista de la preparación de los debates, tanto la del propio encuentro como la de los políticos que participan en él? ¿Pueden compararse, en general, los enfrentamientos dialécticos en dos países con un contexto político completamente diferente?
La respuesta es sí. El debate es un género completamente comparable, dado que es una lucha dialéctica entre dos (o más) propuestas políticas, cuyo objetivo principal es convencer y persuadir a los votantes de que la política que representa un candidato y su partido merece la confianza de los ciudadanos, esto es, su voto. Y es esa, precisamente, la esencia de un debate: confrontación de ideas, argumentos y programas políticos.
Sin embargo, como puede comprobarse analizando varios encuentros televisados en los dos países en cuestión, a menudo ocurre que el debate se traslada al nivel personal, esto es, que los argumentos principales de los contrincantes sean los argumentos ad personam. Sobre todo, hablamos de este tipo de debates en Serbia, pero hemos visto ejemplos de esta estrategia argumentativa en algunos debates en España también; en concreto, en varios bloques temáticos del Cara a Cara 2015.
Y nos preguntamos: ¿en qué sentido influye la preparación de un debate en el desarrollo del propio encuentro en ambos países? ¿El formato influye realmente en el comportamiento de los políticos en un debate? Participando en la organización de los encuentros televisados de máximo nivel, tanto en Serbia como en España, he podido observar algunas de las diferencias y similitudes en la preparación de los debates como eventos políticos, así como de los candidatos.
En primer lugar, hay que destacar que la tradición de debate en los dos países es muy diferente. Por un lado, en Serbia, los debates son desde el año 1990 una herramienta habitual en todas las campañas electorales. Por otro lado, en España, debatir en televisión, por lo menos hasta la campaña de 2015, no era habitual, por lo que solo ha habido cuatro campañas electorales en los que se han celebrado los debates políticos. Apenas en la última campaña de 2015 se han celebrado encuentros de más candidatos de máximo nivel, lo que se ha relacionado con el “fin del bipartidismo”. A diferencia de España, en Serbia no se relacionan los duelos televisivos con el bipartidismo, dado que, desde los primeros años, se han organizado debates a cuatro, o más, candidatos y que los cara a cara siempre se llevan a cabo antes de la segunda ronda de las elecciones presidenciales.
Por tanto, podemos afirmar que en ambos países hay una cultura relativamente desarrollada del debate. Ahora bien, en cuanto al formato de los programas televisivos, este ha ido cambiando en ambos países y se ha experimentado bastante para encontrar un modelo correspondiente a cada mentalidad y cada cultura.
Un cambio que hay que destacar en España que ha traído la campaña de 2015 en los debates organizados por Atresmedia y la Academia de Televisión, es cierta libertad en los tiempos destinados a las intervenciones de los candidatos. Es curioso que, si bien la tendencia en España es hacer un formato más libre en cuanto a este aspecto, en Serbia el tema de los tiempos es cada vez más riguroso, dado que en este país se sigue el modelo estadounidense del reparto muy limitado de los tiempos de cada intervención. La razón de esta tendencia en Serbia es el comportamiento de los candidatos en los debates: se ha demostrado que éste es más respetuoso e, incluso, que el discurso de los políticos es más civilizado y educado si tienen el tiempo acotado. Si nos fijamos en los debates en España, en concreto en el Cara a Cara 2015, podríamos afirmar que coincide que la libertad de los tiempos pudo ser una de las razones por las que las estrategias de descortesía prevalecieron en el encuentro.
Ahora bien, en otro debate a cuatro candidatos, organizado por Atresmedia, el mismo candidato, Pedro Sánchez, no emplea las mismas técnicas que en el debate organizado por la Academia de Televisión. Por ello, en mi opinión, el comportamiento discursivo del mismo candidato en dos debates diferentes depende de su preparación para el debate y su estrategia a seguir en cada programa, y no tanto del reparto de los tiempos. Aún así, es comprensible que en Serbia éste se considere tan relevante dado que en los enfrentamientos anteriores, en los que el tiempo no fue pactado, pudimos ver casos de agresión verbal, enfrentamientos muy bruscos e interrupciones que los moderadores no pudieron controlar.
Desde otro punto de vista, el de la preparación de los candidatos que participan en un debate, también hay diferencias y similitudes en ambos países. En España es conocido el hecho de que todos los candidatos, por lo menos desde el debate del año 2008, se preparan días y semanas antes del debate con sus asesores. En cambio, en Serbia no es el caso. En concreto, la asesoría política no fue tan desarrollada en el año 2008, por lo que conocemos que un candidato se preparó solo para el debate (o que simplemente no se preparó). Hoy en día, en este campo hay muchos avances, por lo que en 2012, cuando se realizó el último debate, los dos políticos se prepararon con sus equipos. Personalmente, tuve la oportunidad de colaborar con los asesores del presidente de Serbia en aquel momento, Boris Tadic. Mi análisis de su actuación y sus errores en el debate de 2008 influyeron en que este candidato cambiara la estrategia y mejorara su actuación en el encuentro televisivo en 2012. El formato de los dos encuentros fue completamente igual (tiempos limitados, intervenciones pactadas, interrupciones prohibidas, etc.), pero en el Duelo 2008, Tadic se dirige exclusiva y únicamente a los espectadores durante todo el debate. No obstante, en el Debate 2012 dirige incluso sus primeras palabras a su rival, se adapta al género televisivo, cuyo objetivo es mantener un diálogo con el interlocutor.
Por tanto, cuando hablamos de la preparación de los debates, tanto desde el punto de vista de la entidad organizadora, las reglas del debate consensuadas entre ésta y los partidos políticos, como desde el punto de vista de preparación de los candidatos que participan en un debate, lo más importante es adaptarse.
Adaptarse al debate como herramienta de comunicación política en la que prevalece el diálogo por encima de las reglas establecidas. Adaptarse también a cada contexto político concreto. Y, finalmente, adaptarse a la exigencia de debatir, porque, no hay excusa, ¡lo más importante es participar en un debate!
Miljana Micovic es doctora por la UB en Comunicación y Argumentación Políticas, lingüista y experta en debates electorales. (@MiljanaM)
Publicado en Beerderberg