JORDI SARRIÓN I CARBONELL
Nadie es capaz de pensar la Revolución Francesa sin recordar La Marsellesa. Poca gente puede recordar los años de hegemonía incontestable del PP sin acordarse de su famoso himno —versión merengue incluida—, o de recordar al PSOE de Felipe González sin que le vengan a la cabeza las canciones de Serrat. Cómo no olvidar grandes himnos políticos a izquierda y derecha como el Chávez corazón del Pueblo del venezolano Hugo Chávez o el Meno Male che Silvio c’è del italiano Silvio Berlusconi. Incluso, quién puede evocar al independentismo moderno de “la revolució dels somriures” sin recordar Agafem l’horitzó de Txarango, todo un himno que acumula más de 12 millones de visualizaciones en YouTube.
En una política que, como recuerda en su libro el periodista y doctor en comunicación política Toni Aira, se ha convertido en La política de las emociones, los sentimientos han ganado un peso creciente en los últimos años. Y, cómo no, cuando hablamos de sentimientos, la música se convierte en la mejor taquígrafa de la emoción (León Tolstoi dixit). Pero…¿Por qué son tan importantes las emociones? Si bien no hay una respuesta absoluta para esta pregunta, quizás haríamos bien en recordar a Óscar Wilde cuando dijo que “la música es el tipo de arte que está más cerca de las lágrimas y de la memoria”. Y ahí está, como apunta Antonio Gutiérrez-Rubí, una de las claves: la música deviene muy efectiva para conseguir memorabilidad en una campaña o en un candidato.
De Podemos a Yolanda Díaz: bajan la testosterona (y los decibelios) en la izquierda
Si alguien recuerda los primeros mítines de Podemos, quizás le venga a la cabeza aquel El Pueblo unido jamás será vencido de los chilenos Quilapayún, el Todo cambia de Mercedes Sosa, L’Estaca, de Lluís Llach, A galopar de Paco Ibáñez, el famoso Puente de los Franceses —una antigua canción republicana de la Guerra Civil que siempre cantaba Monedero—, el Purple Rain de Prince o, incluso, alguna canción de Los Chikos del Maíz. Si algo caracterizó a Podemos en aquel 2014 frenético fueron la energía y la testosterona. Aquel Podemos que venía a asaltar los cielos sonaba ochentero, irreverente y, para algunos, demasiado grunge.
El 13 de noviembre se presentó en el Teatro Olympia de València ‘Otras Políticas’, el que parece, a todas luces, el pistoletazo de salida al nuevo frente electoral capitaneado por la gallega Yolanda Díaz. Bajo la batuta de Carolina Ferre y acompañada por la anfitriona Mónica Oltra, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, la candidata de Más Madrid en la Asamblea de Madrid Mónica García y la líder del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta Fátima Hamed, el evento trató de reivindicar una forma diferente de hacer política, superadora de la cultura del ‘zasca’, de la polarización y del grito. Como siempre ocurre en la comunicación política, la música escogida tuvo un papel fundamental para expresar muchos detalles que no se dijeron con palabras.
El pop de Joan Dausà: el sorprendente telonero de Yolanda Díaz
Una de las principales críticas que se han vertido sobre el nuevo proyecto de Yolanda Díaz es que todas las lideresas utilizaron, mayoritariamente, el castellano para sus intervenciones. No obstante, si atendemos a las canciones que se emplearon, encontramos que prácticamente todas ellas estaban en las diferentes lenguas cooficiales de España. En primer lugar, la canción escogida para la puesta en escena de las políticas fue Ho tenim tot, del artista catalán Joan Dausà. Una canción mucho más pop de lo que la denominada como “izquierda del cambio” nos tiene acostumbrados.
“Prúebalo ahora, que reviente el secreto”, reza el nuevo himno de la izquierda de Yolanda Díaz, sacado a la luz hace apenas un mes por el cantautor de Sant Feliu de Llobregat. Como si el volcán que se ha estado fraguando durante meses erupcionara en aquel acto. “Prúebalo ahora, que se te escuche en las calles. Prúebalo ahora, no hacen falta carteles”, canta Dausà en una frase que podría haber sido dicha por la mismísima Mónica Oltra. Y, de manera casi premonitoria, apunta, “grita y salta del tren y vuelve a hacerlo otra vez por si mañana ya no está”. Por si fuera poco, también dice la canción: “entierra el dolor y, una vez lo hayas hecho, dispara”; ayer, sin lugar a dudas, la izquierda disparó una bala que tenía en la recámara. Una vez más la música, capaz de decir tantas cosas sin decirlas; capaz de comunicar tantas cosas sin hacerlas explícitas.
Música diversa para un proyecto diverso
A Joan Dausà le acompañaron grupos como La Fúmiga, el grupo valenciano revelación que traspasa fronteras, que busca remover conciencias con su música festiva pero con un fuerte contenido social y valencianista. También se pudieron escuchar canciones indie del catalán Joe Crepúsculo como Mi máquina de baile, que reza constantemente “inténtalo, apaga este motor en movimiento”; temazos como Aviam què passa de Rigoberta Bandini, que enuncia que “mi abuela ya me repetía, que todo lo que tenía que ser sería” o los valencianos de Zoo y Pupil·les (con su Festa Major, que concluyó el acto), que se convirtieron en invitados de lujo: rebeldes pero muy frescos; y, como no podría ser de otra manera, el acento gallego lo pusieron los raperos de Ezetaerre, un colectivo con un mensaje similar al de Los Chikos del Maíz, pero con un tono más melódico menos hardcore, más acorde a lo que busca proyectar Yolanda Díaz. ¡Y en galego, como no!
Aunque, en muchas ocasiones, no nos demos cuenta, la música es una parte fundamental de todo proyecto político, y comunica mucho más de lo que parece. La elección de las canciones —tenga una mayor o una menor planificación— deviene fundamental para transmitir qué tipo de liderazgo se pretende transmitir, si se busca una relación más vertical u horizontal, qué valores se busca comunicar o a qué grupos de edad te diriges. Si bien Podemos apostó marcadamente por la música ochentera y latinoamericana, la nueva plataforma de Yolanda Díaz (todavía en proceso de definición) nos deja entrever su estilo relajado pero combativo, su apuesta por la plurinacionalidad y las lenguas cooficiales y por los liderazgos femeninos y empoderados. ¡Si van a poner en marcha su propia revolución, no olviden escoger una buena banda sonora!
Jordi Sarrión i Carbonell es periodista y politólogo. Fundador y director de la revista Mirall País Valencià. Colaborador de medios de comunicación. Actualmente en el master @compolin de la UPF (@srcarbonell)