¡Oh! tenemos un problema. ¡Uy! hay una crisis. ¡Ey! aquí hay un líder

BEGOÑA GOZALBES

En un momento donde todo cambia a una velocidad de vértigo es inevitable vivir instantes de incertidumbre, que crean situaciones de crisis, en cualquier contexto político. Por ello, un liderazgo efectivo es imprescindible para asumir medidas inmediatas y efectivas, que eviten daños y ayuden a la organización política a moderar el deterioro, aprendiendo de dicha crisis.

Quien ha vivido una de cerca, ha percibido una explosión de emociones incontroladas, como son el estrés, la confusión, el descontrol, la rabia o la culpa. Quien ha estado presente en su momento álgido, sabe que el desconcierto florece a su máxima expresión y se une de forma incontrolada a comportamientos asociados a patrones del pasado, que traen al presente disputas, generando resistencia al cambio; siendo en este preciso instante, cuando el liderazgo de un político toma su máxima expresión.

Los grandes líderes son admirados, no solo por su capacidad de ilusionar con proyectos que hagan avanzar a la sociedad y hacer que los demás actúen de acuerdo con esa visión, sino que, ante momentos de crisis, saben cómo influir decisivamente, aportando el equilibrio necesario, en una situación de incertidumbre. Son la pieza fundamental para brindar seguridad, transparencia y motivación ante reacciones adversas, así como para mantener un buen nivel de compromiso con todos los miembros del equipo.

En una crisis, cuando la estrategia de liderazgo es clara y los valores en los que se asienta la ideología que se defiende también, el líder político asume el desafío de la situación, toma partido y la transforma con determinación de forma natural, según sus creencias, competencias y habilidades.

Existen líderes que ante una crisis toman una actitud pasiva y/o reactiva asentada en una excesiva prudencia como consecuencia del miedo, incluso, ellos mismos, fomentan la resistencia al cambio y “padecen” la propia crisis como suya. Llegado un momento, la gestión se paraliza y las decisiones se detienen a la espera de que exista un/a “líder sombra”, “un asesor/a”, “un personal de confianza” que tome las riendas de la situación.

Sin embargo, en contraposición, existen aquellos que toman una actitud activa, con un proceso de análisis, observación y aceptación de la coyuntura, que buscan información y datos que les permitan entender qué sucede y sobretodo qué los ha llevado a esa situación. Son los líderes que ofrecen una salida al caos mediante acciones firmes y decisiones distintas.

Estos líderes son arquitectos sociales, es decir, asumen la responsabilidad de transmitir lo que está pasando a nivel local, nacional e internacional, y si procede, a lo largo de la propia historia de la crisis, aportan la base para que florezcan alternativas y nuevas oportunidades dentro del conflicto.

Por lo tanto, cabe preguntarse ¿están emocionalmente preparados nuestros líderes políticos para afrontar una crisis? ¿Es una cuestión de competencia o de habilidad?

Para emerger triunfante de cualquier escenario de crisis son necesarias algunas competencias interpersonales claves dentro del liderazgo político.

La adaptabilidad para afrontar la situación. No ofrece ninguna resistencia al cambio pues asume que este es inevitable, reconociendo la situación a la que se enfrenta y se adapta a ella. Para ello, asienta el proceso de gestión de la crisis partiendo de saber quién es como político y quién es como persona, poniendo a favor sus mejores competencias dentro de un escenario de incertidumbre. Sabe que la información, la interpretación y diagnóstico de la crisis, así como la posterior toma de decisiones son sus claves para avanzar y asume que puede estar rodeado de personas que con su comportamiento frenen este proceso de cambio y transformación que requiere toda crisis.

La empatía para construir compromiso, motivación y colaboración del gabinete de crisis y como consecuencia del partido y la sociedad, si ésta incumbe externamente. Es inevitable que florezca la confusión, el miedo, el estrés e incluso la rabia entre las personas que manejan la crisis. La mejor manera de mostrar empatía es establecer los canales de comunicación abiertos que ayuden a fomentar la honestidad y el diálogo entre los actores principales.

La comunicación para definir el campo de acción, estableciendo la hoja de ruta que sea clara, concisa, honesta y congruente, mitiga el desconcierto y la desmotivación de las personas implicadas. Una persona dubitativa, que no toma las riendas de la situación y no sabe transmitir el para qué del contexto, deja de ser un líder en la mente de sus colaboradores.

La persuasión para influenciar en los demás. Requiere un alto grado de inteligencia emocional, paciencia y diplomacia, pues persuadir es inducir a otros a hacer o creer en algo, apelando a su razón o entendimiento. Cuando el líder político ha escuchado a sus diferentes audiencias, ha sido capaz de hacer una lectura del escenario de crisis, ha identificado el potencial del partido o del equipo de gobierno o de la organización, ha ideado un plan de acción y ha sido congruente entre lo que dice y lo que hace, su mensaje pasa a un plano de confianza donde el equipo logra identificarse y se compromete con el líder político hacia la acción.

¿Cómo se prepara mentalmente un líder político para una crisis? Con un entrenamiento constante y un aprendizaje continuo con un profesional con una buena base teórica y práctica en desarrollo personal que le acompañe a eliminar obstáculos y conseguir resultados en base a un autoconocimiento personal, donde identifique claramente sus habilidades y competencias para llegado un momento de crisis, sepa donde poner el foco dejando los problemas personales a un lado, pidiendo ayuda, colaboración y manteniendo una actitud positiva que se asienta en su propia confianza y no actuando por impulso.

Como consecuencia, el líder político consigue comunicar y escuchar de forma efectiva, fomentando la colaboración y el trabajo en equipo del gabinete de crisis, dando valor a la opinión y sugerencia de cada persona implicada en la crisis, manteniendo la calma y el autocontrol.

La programación neurolingüística (PNL), es decir, el estudio de las conductas de éxito, eneagrama el estudio del carácter, análisis transaccional, mindfulness, herramientas de diagnóstico como MBTI; Firo B o feedback 360º son algunas de las muchas herramientas dentro de la asesoría política que implementa un consultor para el desarrollo del líder político.

 

Begoña Gozalbes es asesora y estratega política. Especializada en política municipal y dirección en campañas electorales. Directora de IntegridadPolitica.com (@bego_zalbes)

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