Nietzsche y la política del siglo XXI

ÁNGEL ARMIJOS

Nietzsche, en su libro La gaya ciencia, publicado en 1882 –en el mismo año en el que se tomó la icónica foto junto a Lou Andreas Salomé y Paul Rée–, desarrolló la teoría del eterno retorno en el aforismo 341 titulado, “Peso más pesado”, donde expresa:

“(…) Esta vida, tal como la estás viviendo ahora y tal como la has vivido [hasta este momento], deberás vivirla otra vez y aún innumerables veces (…) ¡El eterno reloj de arena de la existencia se invertirá siempre de nuevo y tú con él, pequeña partícula de polvo!”

Ciertamente, Nietzsche no se refería a una creencia epistemológica del universo, sino más bien a una motivación ética con elementos existenciales. Situación que puede ser adecuada a todo hecho que plantee un análisis sobre el entorno social, cultural o político en el que pretenda demostrar un patrón de comportamiento circular en la historia.

Esta consideración previa de Nietzsche resulta de vital importancia, ya que en varias ocasiones ha sido usada para demostrar el eterno retorno de lo mismo en lo que respecta a procesos políticos, candidatos, gobiernos y democracias.

Imaginemos que la política se desenvolviera en un ámbito circular y que los candidatos por los cuales votamos en esta vida, se repitieran una y otra vez en una sucesión infinita. Donde escuchemos los mismos discursos, el mismo eslogan, las mismas promesas. ¿Los volveríamos a votar? ¿Soportaríamos nuevamente sus gobiernos? Y si no estamos contentos con nuestras decisiones u opciones, ¿qué haríamos para cambiarlo?

 

Visión desde el resurgimiento de fuerzas ideológicas

Desde la perspectiva de análisis en el campo ideológico en candidatos y  gobiernos observamos el mismo patrón.

La teoría del eterno retorno de lo mismo se observa en el péndulo entre izquierda y derecha que existe en gobernantes y gobiernos. En la actualidad los ejemplos saltan a la vista. Así, tenemos un cambio de rumbo en los designios ideológicos de gobiernos como el de Ecuador, Brasil, Colombia o Argentina, en los que líderes de derecha han recuperado un espacio político hasta hace poco imposible de conseguir y, por otro lado, asistimos el desgaste y debilitamiento de la izquierda y su reconfiguración política a nivel interno y en su dimensión geopolítica. El péndulo está girando hacia el otro extremo.

En el otro lado del continente, revisando el caso alemán tenemos el resurgimiento de la extrema derecha –la cual no formaba parte el espectro político desde la Segunda Guerra Mundial– que se ha constituido como tercera fuerza política y en varias encuestas superan en aprobación a los socialdemócratas. Similar situación ocurre en Italia, con el liderazgo y posicionamiento de Matteo Salvini, líder de la Liga del Norte o en Suecia con el surgimiento de los Demócratas Suecos, que han obtenido la mayoría de escaños en las pasadas elecciones, adquiriendo mayores capacidades de poder e influencia en la toma de decisiones del gobierno.

Como se observa, los cambios son radicales o progresivos. Es decir, no existe una temporalidad marcada, pero el cambio es claro. Cada reloj de arena sigue su propio ritmo. Así, entendemos que el giro ideológico en las democracias se reconfigura en su opuesto, hasta volver y así en períodos sucesivos.

El eterno retorno de lo mismo, no sólo nos muestra el péndulo ideológico al que estamos sujetos, sino que también propone una forma de análisis situacional que permita la adopción acciones para mejorar determinado comportamiento político. Si el presente político de mi entorno no me satisface, ¿por qué no cambiarlo? ¿Qué debo hacer para cambiarlo?

Estas preguntas finales deben ser respondidas por activistas, políticos, consultores o votantes.

 

Sobre lo apolíneo y lo dionisíaco

Así mismo, para entender las nuevas figuras políticas que han surgido en los últimos tiempos, podemos acoger la dicotomía filosófica literaria sobre lo apolíneo y lo dionisíaco usada por Nietzsche en su obra El nacimiento de la tragedia.

Mientras que lo apolíneo evoca la serenidad, la medida y el racionalismo –lo que en términos políticos podríamos catalogar como un candidato moderado, cauto y predecible, quizá poco atractivo para el politainment–, por otro lado tenemos a lo dionisiaco, que exalta lo excesivo, lo desbordante, el erotismo –es decir, los candidatos radicales, mediáticos que siempre dan que hablar por su excentricidad–.

Esta explicación dionisíaca puede claramente mostrarnos como liderazgos atípicos como Trump (Estados Unidos), Bolsonaro (Brasil), Salvini (Italia) o Rodrigo Duterte (Filipinas) pudieron aparecer en la palestra política, siendo una característica de sus ejes discursivos expresiones radicales por encima de las mesuradas. Muestras dionisiacas no sólo en sus discursos, sino es sus actitudes y formas de vida.

Nietzsche expresa que lo apolíneo está vinculado con la formación del Estado  y con éste a sus impulsos patrióticos y políticos. Por otro lado, lo dionisíaco es aquel que se le opone, lo antiestablishment.

Nietzsche rechaza los ideales apolíneos y reclama el triunfo de los ideales dionisíacos mediante la utilización metafórica del lenguaje como expresión de la voluntad de poder. Claramente, lo dionisíaco se impone, en la actualidad, a lo apolíneo.

 

La religión

Para concluir, no podía eludir su más estudiado elemento crítico: la religión.

Sin duda,Nietzsche en sus obras El Anticristo y Humano, Demasiado Humano evoca sus críticas más fuertes hacia la moral y lo represivo de la religión hacia las pulsiones naturales del ser humano.

Traído a valor presente, la crítica nietzscheana se enmarca en el escudo con el que se pretenda dejar pasar los abusos de la Iglesia de última data por parte de sus fieles. Los casos de pederastia, la oposición a nuevas formas de familia, su posición respecto a la educación sexual y los casos de corrupción han sido una constante en la Iglesia y no deben quedar impunes o dejar de ser observados, so pretexto de aspectos morales o de fe.

En una carta dirigida a su hermana Elizabeth, Nietzsche escribe:

“Te escribo esto querida Elizabeth, sólo para contrarrestar las pruebas más comunes de los creyentes de que toda verdad es infalible, (dicha “verdad”) cumple lo que el creyente esperar encontrar en ella, pero no ofrece el más mínimo apoyo para establecer una verdad objetiva, aquí los caminos del hombre se dividen, si quieres alcanzar la paz y la felicidad ten fe. Pero si quieres ser un discípulo de la verdad búscala.”

Con la proclamación de la muerte de Dios, Nietzsche abre las puertas al desarrollo pleno del ser y la liberación de su fuerza creadora, que rompe las cadenas de la vida débil, la moral blanda, que deja de actuar desde el miedo, la represión interna religiosa. Este nuevo ser admite cuestionamientos a la fe.

Situación inadmisible ya que los hechos reflejan verdades atroces que merecen una sanción y con esto, no me refiero a una sanción moral o una simple condena al infierno, sino al ejercicio de la justicia terrenal en base a hechos objetivos, es decir, a la aplicación de la justicia con la verdad.

 

A manera de cierre

¿Qué ideología propugnaba Nietzsche? No se ha definido. Algunos lo consideran como un antipolítico, precursor de la ideología totalitaria y autoritaria. Otros lo ven como un apolítico representado como un perfeccionista moral asimilable a los demócratas liberales. A mi criterio, Nietzsche es un ácrata en cuanto es crítico de todo tipo de autoridad y poder.

De lo expuesto evidenciamos que, el superhombre político no ha llegado aún, porque los políticos tradicionales no han sido superados. Estamos ante falsos profetas, con viejas recetas que sujetan sus discursos a dogmas y doctrinas moralistas que muchas veces no permiten la evolución del ser.

Muchos, a pesar de tener rasgos dionisíacos, no logran desarrollar la anhelada voluntad de poder nietzscheana.

Nietzsche aporta a la historia de varias formas y términos políticos y nos brinda elementos que nos permiten entender el presente para afrontar o cambiar lo que suceda en el futuro.

Finalmente, todos los comportamientos de cambio y de transmutación de los valores deben propender a la evolución del ser en su dimensión individual, así como Nietzsche lo hizo con Schopenhauer. Los políticos, las campañas y los gobiernos tradicionales, deben ser superados.

 

Ángel Armijos es consultor político en construcción, asesor parlamentario en gobiernos locales y nietzscheano por convicción. (@angenietzsche)

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Ver otros artículos del monográfico: “20 autores básicos de la filosofía política

 

Bibliografía utilizada:

Friedrich Nietzsche, Consideraciones intempestivas, 1, primera reimpresión, Madrid, Alianza Editorial, 2006.

Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia, 4ª edición, México, Editores Mexicanos Unidos, 1994.

Friedrich Nietzsche, El anticristo, Proyecto Espartaco,  http://www.pensament.cat/filoxarxa/filoxarxa/pdf/Nietzsche,%20Friedrich%20-%20El%20anticristo.pdf

Friedrich Nietzsche, Humano, Demasiado Humano, 5ª edición, México, Editores Mexicanos Unidos, 1986.

George Brandes, Nietzsche: un ensayo sobre el radicalismo aristocrático, México DF, Editorial Sexto Piso, 2008.

Vanessa Lemm, Nietzsche y el pensamiento político contemporáneo, Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica, 2013.