¿Moralmente superior?

RANIERO CASSONI

Hay una premisa social enraizado en nuestra cultura colectiva de que hay ciertos patrones en la vida, que parece haber otorgado una premisa de superioridad moral en las conversaciones. Desde la madre que niega sus aventuras a sus hijos hablando con pudor y moral sobre sus acciones, el licenciado que reniega de la sabiduría del iletrado, o el empresario exitoso que presume que los demás no lo han logrado por no saber trabajar.

Todos son prejuicios que se fundamentan en las creencias, que se empodera en las personas por la experiencia de vivencias particulares. Entiéndase, la moral debe ser la alineación ecológica entre lo que siento, pienso y digo, pero siempre este atado a un conjunto de costumbre que se consideran buena para juzgar o dirigir.

Moral y política

En política, hay quienes, por tener creencia fundamentados en la experiencia o la tradición, desechan las nuevas ideas y se edifican en pensamiento desde la moral. Un ejemplo práctico es referirnos al rechazo de las ideas de los jóvenes en las comisiones políticas, termina desarrollando la frustración en la juventud por negarse a escuchar o desestimar la propuesta.

El punto no es la posición moral sino considerarlo como un absoluto no discutible, es la incapacidad de escuchar nuevas ideas. Los tiempos recientes han dado catedra de como el trabajo creativo, disciplinado y persuasivo han logrado demostrar resultados de rupturas de paradigmas, con resultados terribles para los “moralistas”.

Hay ejemplos claro en política de como la clase conservadora no dio espacio a jóvenes, pero que no ha sido un impedimento para que la juventud acceda al poder. Han logrado cargos de elección popular conectando con causas, desplazando a los líderes políticos tradicionales que se quedaron en el pensamiento tradicional. Ni hablar de lo conquistado por las mujeres, que han proyectado una causa mayor a la representatividad del género en la política.

Moral y el sector privado

Lo mismo ocurre en las empresas con una diferencia sustancial, la necesidad de innovación termina por permitir escuchar posturas disruptivas. Al menos eso ocurre en empresas con visión profesional y no en las familiares, que se fundamentan en las creencias del planteamiento de la experiencia sin comprender los nuevos tiempos.

Las empresas han sido más flexibles a escuchar otras posturas. Su capacidad de transformar el pensamiento gerencial obedece al funcionamiento del sistema económico, de tragarse las empresas que su pensamiento se mantenga tradicional. Distinto en la política que la opacidad lo aleja del poder, pero ser partido político mantiene preponderancia al sistema. El costo de la sordera selectiva de los partidos termina por afectar la credibilidad democrática.

La moralidad de pensamiento no puede determinar nuestra capacidad de escuchar, la escucha activa no es ceder, es comprender los planteamientos. Diferenciar la postura del ego al de los valores, allí radica la diferencia del pensamiento estratégico. Los egos son necesarios para lograr nuestras metas, pero el egocentrismo o la sordera desde mi ego, conduce a la opacidad y a perder visión del diseño estratégico y de la implementación de tácticas.

Entiéndase la diferencia, los valores fundamentales no deben cambiarse, pero no puede ser la excusa para no comprender planteamientos. A veces vemos las posiciones de aborto de forma rígida, o el matrimonio homosexual como posiciones innegociables.

Ambas posiciones de forma razonada, sin la postura moral comprenden la esencia del pedido sin tener que ceder en tu pensamiento. Por ejemplo, el tema del aborto basado en razones médicas y humanidad por temas de violencia es en sí mismo, una defensa de la vida. En el caso del matrimonio homosexual, el trasfondo de la petición mas que el reconocimiento como familia, es la concesión de derechos de unión legal. Esto no atenta contra la concepción de familia sino de respeto a una sociedad, que se fundamenta en una realidad de hecho.

No hay nada peor para un moralista, que le demuestren con hechos, lo que no comprende, para poder ceder desde un valor fundamental y no desde la creencia moral.

 

Raniero Cassoni es politólogo y maestro en gerencia política. CEO de la consultora Con Contacto Directo (@ranierocassoni)