«Un relato sin imágenes al final deja de tener historia». Entrevista al fotoperiodista Ricardo García Vilanova

RICARDO GARCÍA VILANOVA, por Marina Isun

Usted en una entrevista del 17 de abril, después de la controversia de la portada de El Mundo, afirmó «hay que mostrar la muerte que provoca el coronavirus porque forma parte de nuestra memoria histórica.” ¿Se reafirma?
Sí, independientemente de las tendencias políticas de los periódicos o la instrumentalización de ciertas fotos por parte de algunos medios. Obviamente, hay que mostrar todo el drama humano que conlleva una crisis que nos está afectando de forma directa con la sencilla razón de que hay una responsabilidad de memoria histórica para las futuras generaciones. Los relatos son los que construyen la historia, pero un relato sin imágenes al final deja de tener historia, por ejemplo, imaginemos en un momento determinado que nos hubieran hecho imágenes de la guerra civil española, obviamente ahora tendríamos un relato formado solo por palabras, pero no habría ninguna prueba, ningún documento, absolutamente nada que testimoniara lo que sucedió, independientemente del bando, independientemente de las creencias, independientemente de lo que fue aquello y yo me reafirmo en ese sentido. Obviamente, yo creo que es importante documentar justamente por esa responsabilidad que tenemos de memoria histórica y porque también, evidentemente, yo creo que es importante la responsabilidad cara a la sociedad, sobre todo porque el periodismo, al final, no deja de ser una herramienta que está al servicio de la sociedad y como tal tiene una responsabilidad. 

En su profesión está acostumbrado en ver y registrar imágenes muy crudas y crueles…¿Considera que hay algún límite? ¿considera que sus límites se han ido dilatando a lo largo del tiempo a la par que su experiencia?

Yo siempre digo que el tema de las imágenes y los límites que se aplican a una imagen son muy relativos, son subjetivos y van condicionados por toda una serie de aspectos que son culturales y religiosos, incluso morales. Yo la única premisa que tengo en ese sentido es intentar ponerme en la situación de no sobrepasar las líneas, que no me gustaría que pasaran conmigo como protagonista de esa imagen. Dicho esto, es importante cuando trabajas con dolor ajeno ese tipo de imagen, obviamente la empatía y el absoluto respeto. Y de las cosas más sorprendentes que he visto en esta pandemia es ese estado moral que tenemos aquí, que sorprendentemente sí aceptamos fotografías de niños sirios en una portada, como el niño ahogado que ocupó todas las portadas de periódicos nacionales y en cambio cuando nos afecta de forma directa hay un cierto sector que no está de acuerdo de publicar este tipo de imágenes, entonces no entiendo este doble estado moral, es algo que no termino de comprender. No entiendo cómo es posible que en un momento determinado podamos publicar estas imágenes cuando no nos afectan de forma directa, pero en cambio cuando son cosas que pasan en nuestra casa, nosotros mismos nos autocensuramos porque entonces significa que hay una doble moral y significa que hay muertos de primera y muertos de segunda. 

Parece que los conflictos bélicos no entran en la agenda informativa de estos últimos meses. ¿Qué implica, en su opinión, la invisibilidad de estos? ¿Qué previsión hace para los próximos meses? ¿Tiene previsto volver? 

Los conflictos bélicos van en función de los picos informativos y de los agentes de los medios, porque en todos los medios tienen intereses políticos, económicos, religiosos en menor o mayor medida y están condicionados por una serie de pensamientos que marcan la línea editorial hacia a un sentido o a otro. Yo creo que los conflictos bélicos los marca, sobre todo, por la distancia a la cual nos afecta de forma directa o indirecta, es decir, nosotros empezamos hablar del estado islámico cuando nos empiezan a matar a gente aquí en casa o hablamos de refugiados cuando empiezan a llegar, entonces esa es la implicación o el grado de interlocución que tenemos cuando un conflicto nos afecta de manera directa y cuando es algo lejano a nosotros es cuando hay esa cierta indiferencia.  

En su tarea de documentación gráfica  de diversos conflictos ¿Cuál considera que es su mejor proyecto? ¿Y de cuál se siente más orgulloso?

Yo tengo dos grandes proyectos que uno es Fade to black han sido 10 años de trabajo sobre el ascenso del estado islámico desde 2011 que empezó la guerra en Siria, cómo llegan, cómo se introducen y cómo acaban teniendo el control de esa revolución sino que la extienden a Iraq y a Libia y forman las 3 capitales en Sirte, Al Raqqa y Mosul de ese califato, así como lo pierden en marzo de este año pasado. Esos han sido diferentes años de trabajo que están plasmados en un libro y es un recorrido por las principales batallas centrando en el tema de los civiles y como nos afecta de forma directa este conflicto. Y después tengo también un segundo trabajo, de 10 años, sobre la crisis migratoria en Libia y su contextualización: la primera guerra en 2011, la siguiente en 2016 con el estado islámico y la que existe actualmente, que empezó en 2014 y aún es vigente. Intento explicar un poco el porqué Libia se convierte en la puerta de entrada de Europa y sobre todo a parte de lo qué es Libia y contextualizar todo ese país explicando también los centros de atención y los rescates en el mar. Hay una primera parte  y una segunda parte del libro que se tenía que publicar precisamente ahora, pero a causa del Coronavirus se publicará en los próximos meses, dónde también contextualiza todos los países de los cuales, sale toda esa gente que llega a Europa en la ruta migratoria de Libia. 

Si hubiera podido captar algún acontecimiento histórico, ¿Cuál sería? ¿Por qué?

Cualquier acontecimiento histórico que ha sido trascendente desde cualquier imagen que yo recuerde de la segunda guerra mundial e incluso de la guerra de Vietnam por la razón que en ese sentido y en ese momento era mucho más asequible la profesión de periodista que no actualmente. Yo creo que hay un punto de inflexión muy importante en 2011 y a partir de ese punto todo el tema del trabajo y la concepción de él mismo como lo conocemos actualmente está desapareciendo. Ahora tienes que gestionarte tu logísticamente ese viaje, tienes que tratar de hacer las imágenes, invertir recursos propios después intentar amortizar cuando vuelves, por ejemplo, la fotografía de World press photo, es una foto no publicada y entonces todo eso forma parte de esa nueva forma de entender ese trabajo. Por desgracia, he tenido la suerte de poder ver las dos caras, de cómo era el sector, el mercado antes de 2011 en el cual se podía vivir bien y se podía gestionar ese trabajo y era algo reconocido, en el sentido que te permitía subsistir e intentar  hacer todo tipo de coberturas que hoy en día son prácticamente imposibles, gestionar recursos propios en inversiones que tan siquiera no sabes si vas a recuperar prácticamente es imposible a menos que busques alternativas, como es mi caso, de tratar de hacerlo con contratos de televisión o con videos y posteriormente son realmente los que financian este tipo de coberturas.

 

Ricardo García Vilanova está considerado como uno de los mejor fotoperiodistas del panorama internacional. Este 2020 ha sido, además, finalista del World Press Photo. En su dilatada carrera, ha cubierto el nacimiento y auge de Daesh, grupo terrorista que lo mantuvo secuestrado durante seis meses.

Entrevista realizada por Marina Isun, consultora de comunicación (@marinaisun)

Imagen de Ricardo García Vilanova. Fotografía finalista del World Press Photo 2020