MAIRA PEREIRA
Nacidos entre 1981 y 1995, hijos del famoso baby boom y según estudios, para 2025 comprenderán el 75% de la fuerza laboral en el mundo.
Retratados como la generación de malcriados, creídos, mimados y creyentes de merecerlo todo, también considerados egocéntricos y viviendo a un ritmo acelerado no todo ha sido sencillo. Si bien es una generación que le ha prestado fuerte atención a la educación y especialización profesional, también ha visto truncado sus ambiciones debido a factores como la crisis económica, la alta tasa de desempleo o incluso, la barrera de tradicionalismo en las empresas.
Pero no todo es negativo, es la generación que ha crecido con el auge de la tecnología, la mayoría no puede vivir sin un aparato electrónico y sus celulares son un complemento vital de sus vidas. Los emprendimientos siempre están conectados a lo tecnológico y son firmes creyentes de las nuevas formas de jerarquización en las empresas, expresan su opinión libremente y pertenecen a un grupo de personas que muestran preocupación por los problemas que aquejan hoy y muestran interés por la cultura y la las artes en general. Apuestan por el multiculturalismo y fomentan la inclusión y la libertad de expresión.
A propósito de ser abanderados de la libertad de expresión, tienden a ser una generación que critica abiertamente a los políticos y participan activamente en movimientos sociales.
Hay quienes afirman que es una generación desinteresada, pero yo discrepo de ello y considero que más bien son una generación políticamente independiente. Se desligan abiertamente de los partidos políticos tradicionales y apuestan por nuevas vías y propuestas. Puede que muchos muestren indecisión y esto se debe a que viven cuestionando absolutamente todo.
Es la generación que en palabras de Antoni Gutiérrez desea establecer una relación muy diferente, también, con la política formal, mucho más contractual, promiscua, exigente y volátil. Si preguntas a personas comprendidas en este rango de edad, si se sienten representados por sus autoridades políticos, es muy probable que te digan que no y suelen informarse y participar en debates a través de las redes sociales.
Ahora bien, ¿Qué quieren los millenials de los políticos? La respuesta puede ser simple: ser escuchados y tomados en cuenta. Que los dejen proponer, participar y ejecutar propuestas. Sí, como leíste: ejecutar. Quieren ser escuchados, que les den participación pero sobretodo que les den la oportunidad de decidir. Después de todo está en su naturaleza y los políticos pareciera que aún no lo han comprendido. Quieren ser capaces de influir. Quieren que les den la oportunidad de afrontar nuevos retos, que tienen ideas y demostrar que son capaces de llevarlas a cabo con éxito.
En una ocasión tuve la “oportunidad” de “participar” en una campaña en Venezuela para uno de los candidatos de las primarias de la Mesa de la Unidad. Pues bien, dinero era lo que sobraba en la campaña, y si bien era un candidato de alto reconocimiento sobre todo por sus logros a nivel internacional, sus asesores eran personas mayores de 60 años, simpatizantes políticos pero no asesores ni consultores y que ni siquiera pensaban en tomar en cuenta a la juventud como posible target. En ocasiones propuse tomar en cuenta al voto joven pero lo vieron innecesario e irrelevante. En ese momento solo pensé en la locura que cometían al no escucharme, pero también comprendí que después de todo, esos eran los objetivos de su campaña. Por supuesto, el candidato no ganó.
Así mismo, los millenials esperan mayor participación de los políticos en redes sociales, pero participación real. Quieren ver a los políticos tal y como son. Y aunque si bien hay una estrategia siempre detrás del contenido que se muestra en las redes del político, hay quienes pueden ser ejemplo de cercanía a través de los canales de comunicación digital. Entre ellos destaco el perfil de Inés Arrimadas en su cuenta de Instagram, el perfil de Barack Obama o el de Justin Trudeau.
¿Qué aportan los millenials en la política?
Irreverencia, ideas, habilidades y aptitudes, experiencia porque siempre están en constante formación y la cercanía entre los nuevos votantes y los votantes con más años. Son el puente entre el político y la familia. Expertos y altos consumidores de tecnología, siempre sabrán como conectar lo on line con lo off line, porque aunque muchos lo ven como dos factores dependientes, la verdad es que son factores interdependientes.
Para resumir, todo político debe tener en cuenta lo siguiente:
El voto joven es importante.
Los millenials quieren ser escuchados, influyentes y capaces de decidir.
Los millenials quieren participación y activismo.
Los millenials pueden ser un puente conector entre el político y el voto nuevo y la familia.
Y como decía James Grunig escuchar es siempre una buena estrategia. Básicamente todo es escuchar, entender y cambiar de comportamiento. Quien lo entienda, lleva un paso adelante en su carrera porque tendrá una banda de leales seguidores.
Maira Pereira es socióloga egresada de la Universidad Central de Venezuela, con más de 7 años de experiencia haciendo política en la dirigencia universitaria y a nivel nacional. Master en Estudios Internacionales y Diplomáticos y Diplomada en Comunicación Política. (@mairapereiram)
Artículo publicado inicialmente en el blog Miss Política oficial.