Película: «Los 33», la comunicación de una tragedia televisada

DENISE PERÓ

El rescate de los 33 mineros de Atacama (Chile), sin duda fue un acontecimiento que recorrió el mundo entero. 32 chilenos y 1 boliviano quedaron atrapados en una mina a más de 720 metros bajo tierra. La película “Los 33” narra los 69 días de encierro que vivieron los mineros hasta ser rescatados.

Filmada en unas minas de sal en Colombia y en el mismo desierto de Atacama, la cinta cinematográfica llegó a las salas de cine con el más prestigioso repertorio de artistas hispanos pero la película es hablada en inglés.

Pero más allá de las desventuras de los mineros bajo tierra, resulta interesante analizar cómo se desarrolla la historia de quienes luchan por rescatarlos.

Es cierto que todo relato necesita de un héroe y un villano que se enfrentan –o se unen– en virtud de un fin mayor y esta película no es la excepción. Sin embargo, el guión se permite bastantes licencias creativas que poco tienen que ver con la realidad.

Interpretando al ministro de minería vemos a Rodrigo Santoro en un dramático rol de héroe y mártir, luchando contra viento y marea y contra la voluntad de su jefe –el presidente de la República y el villano de la trama– por rescatar a los 33.

Durante la tragedia en 2010 tuve la fortuna de vivir en primera persona cómo el presidente Sebastián Piñera recibía la noticia y suspendía sus actividades oficiales en Colombia para volver a Atacama y enterarse de los hechos, cuando aún no había ningún periodista en terreno. Fui testigo de la franca conversación que tuvo con los familiares de los mineros atrapados y de cómo impulsó personalmente los esfuerzos por rescatarlos.

El gobierno se enfrentó a la instalación de un campamento improvisado por los familiares en un lugar sin servicios de ningún tipo, en el desierto más árido del mundo. Luego, la llegada de los medios de comunicación nacionales e internacionales que se fueron estableciendo en un lugar en que, a pulso, las autoridades iban dándole forma de “ciudad” al que bautizaron como “Campamento Esperanza”. Se implementó un sistema de alimentación, servicios básicos e incluso una escuela para las familias que se quisieron quedar en el desierto esperando ver con vida a sus seres queridos.

Se establecieron voceros técnicos y reportes periódicos a los familiares y a la prensa sobre los avances y/o retrocesos de la búsqueda. Hubo que ser muy delicados en el manejo de expectativas del resultado de la misión (pues era completamente incierto) y gestionar a los miles de periodistas que iban llegando de todas partes del mundo para informar lo que estaba sucediendo. Los ojos del mundo estaban literalmente puestos en Chile y en las decisiones que se tomaban día a día en la mina, por lo que hubo que ser muy rigurosos en la entrega de información.

La habilidad del ministro para empatizar con las familias, para establecer un vínculo emocional con ellas y ofrecer contención fueron, sin duda, fundamentales para el manejo de expectativas y que la situación no se desbordara.

En términos de comunicación, el gobierno afrontó un desafío mayor. Solamente el rescate convocó a más de dos mil periodistas acreditados y su transmisión en horas equivale a una inversión superior a los dos mil millones de dólares americanos en publicidad para promoción del país, por ejemplo.

El gobierno que había llegado al poder con la promesa de ser diligentes en la resolución de los problemas y de convocar a los mejores profesionales para hacerlo, logró lucirse y elevar sus índices de aprobación. Estudios posteriores indican que, hasta entonces, Chile era conocido mundialmente por la dictadura de los años 1973-1989. Sin embargo, a partir de este hecho a Chile se le asocia con el rescate de los mineros.

La tragedia que vivieron 33 chilenos fue la oportunidad de un país entero de proyectarse al mundo con valores renovados de excelencia, gestión y unidad.

Una vez más, la realidad superó a la ficción. La historia tal cual sucedió merece la pena ser contada.

 

*Una alternativa a «Los 33» es el documental que hizo el mismo encargado de la transmisión del rescate de los mineros, el director de televisión Reynaldo Sepúlveda, con imágenes reales de hasta un año después del rescate. Se puede ver el documental online en: http://www.cinepata.com/peliculas/33/

 

Denise Peró es periodista y consultora de comunicación política en Ideograma. Fue asesora de comunicaciones del expresidente Sebastián Piñera y es, además, fundadora de Reforestemos Patagonia.

Publicado en Beerderberg

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