Un libro sobre el uso estratégico y táctico del lenguaje en la política, los negocios y la vida diaria.New York Times Bestsellers. Uno de los más renombrados analistas políticos de Estados Unidos, Dr. Frank Luntz, gurú de la opinión pública, desvela en este interesante libro el trabajo que hay que llevar a cabo para contar en cada ocasión con el lenguaje más eficaz. Tanto si el objetivo es aumentar las ventas de una empresa, ganar unas elecciones, inspirar a los empleados o conseguir un aumento de sueldo, hay que encontrar y saber utilizar las palabras adecuadas, porque lo importante no es lo que usted dice sino lo que la gente entiende.
Cómo transformar las meras palabras en un «arsenal» infalible es la enseñanza que usted encontrará en estas páginas. Palabras para influir, motivar, despertar emociones…, para marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de una campaña publicitaria, un eslogan político o un mensaje personal.
Todos nos rendimos ante el poder del lenguaje, tanto si somos conscientes de ello como si no. Y uno de sus más destacados arquitectos nos cuenta las innumerables ventajas que puede proporcionarnos el hecho de transmitir con claridad lo que realmente queremos transmitir.
Sea usted el mensaje. Viejas palabras, nuevo significado. Casos prácticos políticos y empresariales. «Las grandes palabras pueden conseguir grandes cosas. Si realmente desea conocer el poder de la comunicación, lea La palabra es poder».
Frederick W. Smith, presidente y consejero delegado de FedEx Corporation. «Las palabras son enormemente importantes para mí. Adoro el lenguaje, el puro placer de las palabras expresadas en el orden adecuado. Frank Luntz es brillante en el uso de las mismas».
Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York. «El lenguaje es como la música. Desgraciadamente, los republicanos tienen a Paul McCartney en la persona de Frank Luntz. Nosotros, los demócratas, nos tenemos que conformar con Yoko Ono».
Al Franken, político, escritor y humorista estadounidense. «Frank Luntz conoce el poder que tienen las palabras para modificar la opinión pública y para comunicar grandes ideas. Cualquier demócrata que descarte sus análisis y sus décadas de experiencia tan sólo porque trabaja para el adversario político está cometiendo un gran error. Sus lecciones no tienen una etiqueta partidista. La única cuestión es encontrar a nuestro propio Frank Luntz».
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