Dentro de poco tiempo, la tecnología nos permitirá resolver problemas de maneras altamente originales, así como realizar sofisticadas intervenciones a gran escala en los ámbitos de la política, la cultura y la vida cotidiana. La tentación de la era digital es la de arreglar todo –desde el crimen y la corrupción hasta la polución o la obesidad– por medio de estrategias digitales de cuantificación. Sin embargo, una vez que los dilemas políticos y morales más profundos y persistentes se transformen en cuestiones no controvertidas y fácilmente manejables por medios tecnológicos, ¿qué resultados tendrá este «solucionismo»? ¿Sabemos acaso cómo nos afectará? Si cambiamos las motivaciones de nuestro comportamiento cívico y moral, es probable que cambiemos también la naturaleza misma de dicho comportamiento.
Con el argumento de que necesitamos con suma urgencia una manera nueva de debatir las consecuencias morales de las tecnologías digitales, ‘La locura del solucionismo’ tecnológico nos advierte sobre las trampas y los peligros de la fantasía, no tan lejana, de un mundo de eficiencia sin fisuras.
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