LAUTARO ARIAS
El motivo del presente artículo es tratar de comprender de cara a las generales de noviembre, la excelente elección en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que hizo el precandidato a Diputado Nacional Javier Milei en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) en septiembre del corriente año 2021. La idea es no subestimar el fenómeno, ni sobreestimarlo; sino que es tratar de darle una dimensión lo más acorde posible. Para ello se tratarán de analizar algunos factores por separado que esperemos faciliten la comprensión del caso.
Situación político-electoral en CABA
El propósito es analizar dos cuestiones que se han impuesto en la opinión pública; se han tratado en distintos medios de comunicación, debatido en bares y discutido en redes sociales. En primer lugar el planteo acerca de que la gran elección del candidato liberal se debe a una crisis de legitimidad del sistema político argentino. Para repensar esa postura parece pertinente tomar como parámetro las elecciones legislativas del 2001 en CABA, aquellas que funcionaron como una advertencia a la clase política del estallido social por venir a finales de ese mismo año.
La segunda cuestión está relacionada a la (¿sobre?) valoración de Javier Milei como líder de un espacio político reemergente, con raíces en el libertarismo. Para tratar de ponderar el hecho, se toma como punto de referencia las elecciones PASO del 2017. La selección de dichos comicios tiene su argumento en que son el último antecedente que hay de votación netamente legislativa en el distrito especificado.
Los comicios del 2019 no son abordados por el condicionante de que estaba en juego la elección del presidente, en un esquema de boleta con todos los cuerpos en conjunto. Allí el escenario es otro porque en general los votantes tienden a utilizar su voto más estratégicamente. Sobre todo en un contexto de polarización que muestra solo dos candidaturas con expectativas reales de victoria, como el que se presentaba entre el oficialismo y la principal oposición compuesta por un frente peronista. El criterio es tratar de mantener constantes la mayor cantidad de variables que se pueda.
¿Crisis del sistema político o crisis de representatividad?
En primer lugar habría que discutir la noción de crisis del sistema político en Argentina en el 2001. Crisis de representatividad seguramente, pero no del sistema. Sino cómo se explica que con semejante coyuntura de conflictividad social y una economía en franca decadencia, el sistema evitó niveles extraordinarios de abstencionismo y meses después pudo sortear institucionalmente la acefalía. No es poco teniendo en cuenta lo debilitada que históricamente se veía la democracia argentina. Es relevante marcarlo porque una confusión sobre éste hecho puede dar lugar a comparaciones malintencionadas entre la actualidad y aquel momento.
La representatividad sí resulta fundamental para dimensionar uno y otro período. Lo dicho, en el 2001 la participación fue cerca del 73% del padrón (1.887.846 ciudadanos). Veinte años después en un contexto pandémico fue de alrededor del 70% (1.777.562 ciudadanos según el recuento provisorio). Ambos niveles entran dentro de los estándares.
La diferencia fundamental radica en el hecho de que en el 2001 cerca de 550 mil votos se dividieron entre nulos y blancos. Es decir que casi el 30% de quienes acudieron a las urnas, expresaron que ninguno de los espacios políticos en pugna los representaba. Muy por el contrario en las elecciones del corriente año se informa que el componente de votos en blanco y nulos es alrededor de 55 mil votos, o lo mismo que decir cerca del 3% de los votos.
Entonces, lo sucedido en septiembre del 2021: ni crisis de legitimidad del sistema, ni crisis en el esquema de representación. Al menos comparándolo con la situación del 2001 como están haciendo muchos. De lo analizado en las últimas líneas, podría desprenderse la interpretación de que el espacio de Javier Milei, “La Libertad Avanza”, ha logrado canalizar todo ese descontento y ha transformado votos nulos en votos suyos. Sin embargo, entre elección y elección pasaron 20 años y mucha agua bajo el puente. Sobre ésto trata el próximo punto.
Terceras fuerzas en la ciudad, electorado volátil y la alternativa a los partidos dominantes
“La naturaleza de los pueblos es variable, y resulta fácil convencerlos de algo pero difícil mantenerlos en esa convicción”. (Maquiavelo, trad. en 2007)
Las PASO del año 2017 pueden resultar útiles como parámetro para contrastar con las suscitadas éste año. Datos a tener en cuenta sobre resultados del 2017. Participación del 75% del padrón y cerca de 42 mil votos entre nulos y blancos, solo 13 mil votos por debajo de los niveles del año en curso. Javier Milei no se postuló como candidato en aquellas elecciones, es decir que los votantes estuvieron contenidos dentro de algún otro frente, o en su defecto entre varios espacios políticos.
“Vamos Juntos” el frente oficialista, con la candidata Elisa Carrió como cabeza de lista, logró el primer lugar (sin internas) con cerca de 943 mil votos que representan casi el 49% de los sufragios. “Unidad Porteña” (con internas) la principal fuerza opositora de raíz peronista obtuvo el segundo lugar, lejos del primero con alrededor del 20% de los votos, equivalente al apoyo de casi 400 mil ciudadanos. En tercer lugar (y aquí un factor a tener en cuenta) “Evolución Ciudadana”, la coalición entre una parte de la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista encabezada por Martín Lousteau, presentando una programática afín a la socialdemocracia, atrajo aproximadamente 250 mil votos, lo que equivaldría a un 13% del total. En cuarto lugar se ubicaría el “Frente de Izquierda de los Trabajadores” con casi 75 mil votos, igual al 3,7% de los sufragios.
Si se lo compara con las PASO del 2021, se puede observar que el frente oficialista en la Ciudad, con la candidata María Eugenia Vidal a la cabeza (con internas), vio afectado su rendimiento en casi dos puntos porcentuales, a pesar de haber sumado a sus filas desde el 2019 al espacio de Martín Lousteau. Mientras que el “Frente de Todos”, el espacio oficialista a nivel nacional representado principalmente por Leandro Santoro (sin internas), mejoró su performance cerca de un 4%. El frente de izquierda mantiene su núcleo duro de votantes, pero también logra aumentar su caudal de votos casi un 2%. La tercera fuerza está liderada por Javier Milei, un candidato emergente. El economista anarcoliberal con gran presencia en los medios sobre el que trata el presente artículo obtuvo cerca de 240 mil votos que porcentualmente significa un 13,6%.
Si la política fuera lineal, si el capital electoral de los espacios o las internas se agregaran o desagregaran matemáticamente, se podría haber pronosticado una victoria mucho más amplia del oficialismo porteño. Sumando los 943 mil votos de la lista de “Vamos Juntos” y los 250 mil de “Evolución Ciudadana” de Martín Losteau en 2017, daría como resultado 1.193.000, lejos de los 841.500 a los que se acercaron..
La idea que subyace a tantos números y comparaciones es que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires existe cierta volatilidad en una porción del electorado. Un caudal de votos considerable que está al alcance de cualquier espacio político que logre presentarse ante esos ciudadanos, como una alternativa a las dos fuerzas que vienen disputándose la nación en la historia reciente, a saber; “Juntos por el Cambio” y el kirchnerismo bajo cualquiera de sus formas.
De hecho ya en 2019 cuando Martín Lousteau unió fuerzas con el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodriguez Larreta, hubo una tercera fuerza llamada “Consenso Federal” (que aglutinó en su interior diversas líneas políticas moderadas, incluidos peronistas) con la nada despreciable suma de 140 mil votos en un escenario de polarización total.
Para que el comportamiento electoral de los votantes resulte consistente, una condición sine qua non es que las entidades partidarias sean internamente consistentes. Si el conglomerado político es artificial o un rejunte de ocasión (…) difícilmente los electores puedan tomar decisiones a largo plazo bien fundamentadas. (Gallo, 2016).
¿Es posible que esos votos hayan sido traccionados por Javier Milei y su espacio? Es una interpretación que merece ser tenida en cuenta y en la que se profundizará en otro apartado.
Bastante se ha escrito acerca de las comunas donde históricamente se hace fuerte el peronismo/kirchnerismo. La comparación entre los resultados del 2017 y 2021 en esas comunas que miden los índices de vulnerabilidad social más altos, puede ser reveladora.
En la comuna 4 de la que forman parte los barrios populares de La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya, los resultados comparados arrojan una leve baja de rendimiento electoral del oficialismo porteño en contraste con una notoria mejoría de “Unidad Porteña” devenida en el “Frente de Todos”. La tercera fuerza en el 2017, “Evolución” de Lousteau obtuvo más de 17 mil votos (el 13,5% en términos porcentuales). En el 2021 ese espacio se ha integrado a las filas del oficialismo, por lo que el tercer lugar en la comuna lo ocupa otra fuerza, “La Libertad Avanza” con Javier Milei a la cabeza, y números muy similares a los de Lousteau en 2017. Casi 17 mil votos, el 13,7% de los sufragios.
En la comuna 8 integrada por los barrios obreros de Villa Soldati, Villa Lugano y Villa Riachuelo; sucede algo semejante, baja de rendimiento del partido de gobierno y aumento del caudal del Frente de Todos. En 2017 Lousteau obtuvo casi 15 mil votos y 14,4%; en el 2021 Milei obtuvo apenas pasados los 14 mil votos y el 14,8%.
¿Qué pasa si se observan los resultados comparados de los bastiones históricos de Juntos por el Cambio en el cordón norte de la Ciudad? Se puede ver una tendencia parecida. En la comuna 13 pierde algunos votos el oficialismo, aumenta los propios por poco margen el “Frente de Todos”, y los números de Losteau en 2017 (rozando los 20.000 votos = 11,9%) y Milei en 2021 (cercano a los 19.500 votos = 12,8%) llaman la atención por ser casi idénticos.
Como se ha postulado anteriormente, la política electoral no es lineal y no se trata de afirmar que absolutamente todos los votos pasaron de un candidato a otro. Muchas situaciones operan en el medio y hay variables difíciles de medir estando tan próximos al fenómeno.
No obstante, sí se puede pensar que hay una tendencia y que es muy probable que muchos se incluyan en esa dinámica electoral que demuestra una leve pérdida de votos del oficialismo, la ganancia de la primera oposición y la estabilidad en los niveles de apoyo de una tercera fuerza.
¿Cómo Javier Milei con su discurso antisistema pudo atraer votos que antes contabilizaban en fuerzas moderadas o progresistas? Para tratar de responder a esa pregunta es la siguiente sección.
Clima de época. El show del pánico en plena luz del día
La aparición y empoderamiento de una figura como la de Javier Milei no es un hecho aislado y exclusivo de la política argentina. Están consolidándose en el mainstream político éste tipo de personalidades a nivel global. En un proceso de retroalimentación, la opinión pública empieza a estar más receptiva hacia éste tipo de discursos y más proclive a sostenerlos en sociedad.
La reproducción constante de ésta clase de mensajes en los medios tradicionales y las redes sociales, produce una suerte de naturalización del tema que es demostrativa del grado en que han penetrado en la comunidad (sobre todo en los jóvenes); y que a su vez va profundizando su impacto en la gran mayoría de los sistemas políticos.
Si bien cada caso tiene sus propias especificidades y una mixtura particular de distintos elementos, se pueden observar algunas líneas presentes en casi todos. Discurso contra el sistema y el establishment, teorías conspirativas, agitación en nombre de la libertad (más profundizado en la pandemia), críticas al poder regulador del Estado, anti progresismo, retórica contra el “comunismo”, contra la ideología de género, etc. Cuentan con la ventaja de poder denunciar sin la necesidad de respaldar esas aseveraciones con datos empíricos o experiencias en el mundo actual. Una huella que va asentándose en la cultura política de éstos tiempos.
Sus máximos exponentes en América son Donald Trump y Jair Bolsonaro. Dos figuras que llegaron por vía democrática al sillón presidencial. Aunque comulgan en varias líneas discursivas, uno trata de capitalizar el mito del “sueño americano” y la retroutopía de Estados Unidos como líder hegemónico; mientras que el otro tiene un perfil más militarista y religioso; un típico liberal latinoamericano que defiende el libre mercado pero políticamente expresa ultraconservadurismo.
Desnúdate y ven a mis dientes
Siendo sumamente simplistas; en los últimos 70 años la mayor parte de la juventud ha acostumbrado al mundo a mostrar imágenes de rebeldía con consignas de izquierda o como mínimo progresistas. Sus objetivos de máxima eran transformar al sistema capitalista por ser la causa principal de la desigualdad. Sus aspiraciones mínimas eran luchar por una mejor redistribución de la riqueza y presentar una batalla cultural.
¿Por qué vuelve a estar en auge un mensaje que postula una salida por derecha al sistema imperante? Quizás la respuesta tenga que ver con cierta actitud estática de las formaciones de izquierda y progresistas. Su integración como parte de las democracias liberales. Evaluaron que es preferible defender las instituciones existentes (éste status quo), que perder posiciones ante derechas radicalizadas que vienen dando advertencias. “Mejor malo conocido que bueno por conocer” podría ser un dicho que aplique para la ocasión. Ese “conservadurismo” del progresismo puede que haya sido contraproducente porque ha perdido atractivo para la juventud.
Cabría entonces preguntarse por qué se ha abandonado la esperanza de un cambio para mejor. Esto puede tener fundamentos de raíces más filosóficas y en este sentido son importantes las apreciaciones que hablan de una modificación de la cosmovisión acerca del futuro. El porvenir ha dejado de verse como algo prometedor y empieza a pensarse como una amenaza. La capacidad “científica” de imaginar el fin del mundo supera, por lejos, la capacidad “política” de imaginar un sistema alternativo (Danowski y Viveiros de Castro, 2019, como se citó en Stefanoni, 2021). Un grito en silencio que parece meterse en nuestras cabezas diciendo “sálvense quien pueda”.
Aspectos de la campaña. Soy el rey y te destrozaré
“Por lo tanto, un príncipe no debe poseer necesaria y efectivamente todas las cualidades mencionadas, pero es bien necesario que parezca tenerlas”. (Maquiavelo, trad. en 2007)
La descripción de los apartados anteriores no intenta restar virtudes a la elección de Javier Milei, sino más bien ponerla en contexto para comprenderla mejor. En ésta sección el propósito es el de entender las cuestiones específicas del caso, las tensiones políticas y económicas existentes en Argentina en general y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en particular; sin dejar de lado el modo en que las capitaliza el candidato a través de su meritoria campaña.
Ideológicamente el candidato Milei se inscribe en un espacio liberal donde confluyen personajes con distintos matices, aunque desde un punto de partida que se ubica muy lejos del centro del espectro político. Él se percibe como anarcoliberal y reivindica la escuela de economía austriaca, sin embargo admite el diálogo y los puntos en común con otro tipo de liberales como José Luis Espert (candidato de la organización en la provincia de Buenos Aires). A partir de la idea madre del “libre mercado” es que va a configurarse programáticamente y a construir la estrategia a implementar en su campaña.
Parte de un concepto en clave retroutópica, que describe a la Argentina como un país que prometía ser potencia mundial en el S XIX (¿“Make America Great Again”?), mencionando reiteradamente a figuras como la de Juan Bautista Alberdi. Una referencia del liberalismo hispanoamericano y uno de los autores intelectuales de la Constitución argentina de 1853, que fundó las bases de la república tal y como se la conoce ahora.
Vale la pena acentuar el carácter económico del modelo liberal de Milei y su espacio. Para afianzar determinadas representaciones individuales, recurre al uso frecuente de la palabra “libertad”; sin embargo el candidato no hace alusión durante su campaña a alguna agenda relacionada con las libertades en el seno social. Solo a las meramente comerciales.
Sin dudas que hay una intención detrás de esa decisión. No es solo el perfil ideológico del candidato, sino que es un atributo del liberalismo fuertemente presente en las sociedad argentina y latinoamericana. Se lo concibe desde el punto de vista económico, pero es profundamente conservador en el resto de los aspectos (religión, ecología, género, etc), incluso en distritos más cosmopolitas como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Evidentemente ésta característica social fue parte del diagnóstico que realizó Milei con su equipo de campaña. Así como también lo fue el ánimo público del momento, las emociones en pugna, el terreno político, los actores en disputa y la mejor manera de capitalizar su posición en el mercado electoral. Supo que tenía que pelear del 3er lugar para abajo; es por eso que al igual que el Frente de Izquierda, se posicionó como un competidor lejano y empleó tácticas discursivas agresivas para generar mayor impacto e imponer sus ejes prioritarios en las agendas política y mediática.
La campaña la empezó a desarrollar desde la selección de esos ejes. En primera instancia establecer la premisa que afirma al modelo económico liberal no solamente como el más adecuado para que una sociedad se desarrolle, sino como el único modelo moralmente aceptable. Ésto le abre el paso a un segundo eje que tiene que ver con hacerle un planteo a la política desde esa lectura moral.
Dicho en otras palabras, instalar la noción de que el gran problema de la Argentina es que su clase dirigente (a partir de ahora “la casta” política) impide el desarrollo del único modelo justo, basado en la libertad. Pero no por una cuestión de incapacidad, sino que por una cuestión de defender sus intereses como casta. Con ese propósito esencialmente inmoral, tratan de perpetuar el modelo de control e intervención estatal actual, a expensas de las personas.
¿Por qué la elección de la palabra “casta”? Porque denota rápidamente privilegios, inmovilidad, clausura, verticalidad. Con éste movimiento configura toda su red de adversarios, es decir la mayor parte del arco político en funciones. El Frente de Todos como oficialismo nacional, con peronistas y kirchneristas en su interior. Juntos por el Cambio con los radicales; y con Macri y Larreta a la cabeza.
Todos los cómplices son de mi apetito
Un asunto trascendental a considerar es el target hacia el que planificaron orientar su mensaje. Las próximas líneas intentarán esquematizar a los segmentos objetivo con sus rasgos generales.
En principio apuntaron fuertemente a su segmento “de origen”, que lo constituyen jóvenes transgresores por derecha. Posicionados en el extremo del espectro político, contra cualquier elemento relacionado al progresismo, adhieren a teorías conspirativas, critican los temas de debate en agenda (como los de género o los ecológicos), denuncian la existencia de policías del pensamiento, de formadores de opinión y de imposiciones culturales. No obstante, éstos representarían un sector aún marginal de la “juventud”.
Del mismo modo enfocaron a un grupo de personas adultas que en los últimos 40 años han visto atomizado su voto en diversos espacios de la derecha. Ninguno de esos partidos pudo aglutinarlos, ni contenerlos a su interior durante un prolongado período de tiempo. Probablemente hayan votado a Cambiemos en el pasado reciente por la presencia dentro del frente de figuras como Patricia Bullrich o López Murphy que traccionan ese tipo de electorado.
Los temas que los preocupan son similares a los del segmento anterior pero con resabios de militarismo. Suelen ser antiperonistas, negacionistas que defienden las intervenciones de las fuerzas armadas en el país, identifican al peronismo/kirchnerismo con el comunismo, y lo consideran el virus nacional. Generalmente hay un fuerte elemento discriminatorio, contra los pobres y los planes. Algunos pueden tener raíces nacionalistas pero no necesariamente.
Tanto Milei como su equipo observaron el contexto mundial con Trump y Bolsonaro como referencia; por lo que comprendieron que el clima de época actual le permite a su discurso penetrar en segmentos sociales más cuantiosos en los que normalmente no lo hacía. Se enfocaron en tratar de persuadir a parte de ese electorado mencionado en el primer apartado, que en los últimos años optaron por terceras fuerzas integradas por profesionales de la política, sean moderados o progresistas.
Esos espacios políticos recibían votos basados en el descontento con la situación económica; y el desgaste político por el clivaje que domina la escena nacional entre kirchneristas y antikirchneristas. La sensación de varios porteños de superar ese conflicto político fundamental, disgustados por lo que produjo en sus propios círculos sociales (como por ejemplo en reuniones familiares y grupos de Whatsapp con amigos). Sumado al hecho de ver frustradas sus expectativas de mejora en la calidad de vida, por la falta de respuesta de los aquellos que se presentaban como alternativas políticas (muchas veces cooptados al interior del partido de gobierno como sucedió con Lousteau); generaron un estado de ánimo particular, una actitud de hastío con la política tradicional.
En términos generales este grupo está integrado por jóvenes y adultos-jóvenes asalariados. Les preocupan problemáticas como la caída de su poder adquisitivo en los últimos diez años, la inflación, la imposibilidad de imaginarse comprando una vivienda tal como lo hizo la generación de sus padres. Gente que ante esa situación evalúa como una aberración el control estatal a la única forma segura de ahorro que conocen los argentinos, que es la adquisición de divisa extranjera. En respuesta a eso se aventuran en el mercado no regulado de moda, las criptomonedas. Se autoperciben como gente del mundo de las finanzas.
Por eso el mensaje de Milei es tan permeable en éstos segmentos. A ellos se dirige cuando plantea temas financieros, cuando enumera los temas del “jamás” (una de sus palabras clave). Asegura que jamás irá contra la libertad, jamás subirá, ni creará un impuesto. Además de proponer bajar el gasto público; eliminando la obra pública y, fundamentalmente terminando con la corrupción inherente al Estado con la casta política enquistada. En algunos de sus discursos se expresa en contra de acciones de gobierno puntuales, como la ley de alquileres, la de teletrabajo, la de góndolas, o “cualquier legislación”.
Durante el transcurso de la campaña encontraron buena receptividad en un segmento que no enfocaron especialmente al inicio. Los jóvenes y adultos-jóvenes de los barrios más vulnerables de la ciudad. Segunda o tercera generación de su familia sin empleo formal. Es aquella gente que se las ingenia con distintas iniciativas para sobrevivir en lo cotidiano. Por su edad muchos no recuerdan o no vivieron el contexto en sus barrios antes de los programas universales de contención social. Sienten el peso comunitario sobre sus hombros ante la mirada despectiva y el prejuicio que supone en Argentina ser potencialmente beneficiario de un plan.
Allí hay reacciones positivas porque se sienten valorados por el candidato cuando les pondera el emprendedurismo, creando un contexto de mercado desregulado. El mensaje es que en otra coyuntura de país donde se replique un modelo como el que implementan en sus barrios, van a poder mejorar su calidad de vida por su vocación microempresarial, sin la necesidad de un plan.
En aquellos barrios no habla de suspender la nómina de beneficiarios de los planes, sino que habla de un proyecto a largo plazo cuando puedan consolidarse. Éste elemento es importante porque es un tema que evita mencionar cuando se dirige a su target de origen.
“Hola a todos, yo soy el león…”
Las redes sociales son una herramienta tan utilizada por Milei como por personajes de similar índole en otras latitudes. Él y su equipo de campaña aprovechan la información que proviene de esa fuente para poder micro segmentar y agrupar según aspiraciones emocionales, intereses y expectativas; al mismo tiempo que analizan respuestas a distintos estímulos. No obstante hay un atributo diferencial de Javier Milei en éste caso que consiste en el excelente uso que le da a una plataforma clásica, la televisión.
Es un espacio en el que se desenvuelve desde hace varios años como invitado, y ha sacado ventaja de ese aprendizaje. Entiende tanto los tiempos, como los tonos televisivos. Gracias a ese formato su mensaje llega a adultos en vivo y en directo; pero también a jóvenes que lo reproducen por Twitter, Youtube o Instagram. En ésta plataforma exhibe los aspectos que lo hacen sobresalir, donde ha logrado imponer un estilo propio.
Al público le entretiene su faceta de técnico económico, cómo sostiene sus posicionamientos a través de una oratoria depurada enunciando tesis de teoría económica. Especialmente cuando presume frente a la falta de respuesta de sus interlocutores con perfiles menos técnicos. También gusta su faceta polémica y performativa, donde acusa con agravios a distintos personajes y descalifica ideas. No es común encontrar el tono disruptivo de su discurso en la televisión abierta, y eso consiste en parte de su atractivo. Sabe distinguir muy bien los momentos, interlocutores y audiencia entre los que tiene que presentar una u otra faceta.
Actualmente éste tipo de candidaturas resultan exitosas, porque se muestran con mayores habilidades comunicacionales, perfiles histriónicos; así como también con mayores conocimientos y competencias. En este sentido el candidato se luce haciendo parecer factibles e inmediatas las soluciones a los problemas de la gente.
Desde el punto de vista estético es un adulto que no se reconoce como tal en los términos que la política tradicional acostumbra. Por eso se le puede ver a simple vista un estilo jovial, con su pelo largo desarreglado adrede y las camperas de cuero. Es otro recurso que utiliza para lograr identificación en los jóvenes.
Rugió la bestia en medio de la avenida
En los discursos públicos ante sus militantes se muestra como un líder prácticamente “mesiánico”. En ellos emplea una serie de recursos retóricos y operativos muy eficaces. El discurso de cierre de campaña funciona como ejemplo sintético para visualizar varios de estos factores.
Eligió como locación el Parque Lezama, que es una locación del sur de la Ciudad de raigambre popular, para apuntalar las buenas sensaciones de la campaña. Hizo su ingreso con una canción de La Renga, una banda de rock nacional muy convocante, que tiene letras transgresoras y que aquí han sido tomadas prestadas para titular los apartados. Utilizó expresiones “maradoneanas” (“LTA” por dar un caso) muy presentes en la cultura popular argentina.
Forzó su voz en reiteradas exclamaciones como marcador discursivo para arengar a la gente. Sostuvo su posición acerca del liberalismo con datos cuantitativos, y con citas de autoridad de la escuela austriaca; para legitimarlo como el único modelo de desarrollo justo. Mencionó elementos de reivindicación nacional como la figura de Alberdi y recita el tramo final del himno argentino enfatizando su palabra preferida “Oid mortales libertad, libertad, libertad”.
Definió a su principal adversario, “la casta política”. A pesar de agrupar a diversas fuerzas y personalidades dentro de ese concepto, generalmente no los distinguió y los unificó con calificativos potentes e insultos como “zurderío”; “parásitos”, “chorros”, “basuras”, “burros”, “liberticididas, “hijos de puta”. Solo particulariza en un tramo a Juntos por el Cambio, ironizando sobre su nombre.
Identificó las propuestas del resto de los candidatos con Cuba y Venezuela como ejemplos del colectivismo. También trató de que sean percibidos como ignorantes. Se valió de preguntas retóricas para exacerbar al público, contraponiendo su modelo moral contra el inmoral de la clase política, asemejando las competencias estatales de intervención económicas con el concepto del “robo”.
En varias secciones utilizó frases como doctrinas. algunas incluso las repitió junto al público como un pastor, tal como sucedió en el cierre. “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo. Basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad” (Canal Milei Presidente, 2021, 27m30s).
Intentó impactar emocionalmente y direccionar la comprensión de sus postulados en el público, a través de analogías tomadas de textos sagrados o mitología. Citó el mito de Procusto, “no hay nada más injusto que algo que esté por afuera de la igualdad ante la ley. Buscar la igualdad de los que somos naturalmente desiguales, es un proceso sangriento que solo conduce a la pobreza” (Canal Milei Presidente, 2021, 16m15s); al rey Salomón; y habló del primer capítulo de los macabeos, “la victoria en la guerra no depende de la cantidad de soldados. Depende de las fuerzas que vienen del cielo” (Canal Milei Presidente, 2021, 26m30s) haciendo alusión al avance irrefrenable de su proyecto liberal como una especie de designio de la providencia. Aquí una salvedad, las referencias a textos del judaísmo puede restarle un número marginal de electores potenciales que conservan rasgos antisemitas.
Yo soy el rey de un mundo perdido
La misma impronta que le trae réditos en diversos espacios de campaña, todavía encuentra algunos límites de permeabilidad. Muchas personas que se sienten persuadidas por su discurso, no dejan de considerarlo una referencia mediática que nunca podría ser la cabeza de un Estado. En este sentido es que el status que proyecta no siempre es el adecuado para todo el abanico de potenciales electores. Liberales tradicionales que optan por figuras más convencionales, como el mencionado caso de López Murphy. O jóvenes que presionados por su entorno no se animan (por lo menos aún) a darle su voto.
Sin López Murphy en carrera por haber perdido las internas, y con la muestra de competitividad que dio Milei en las PASO; hay una posibilidad concreta de que esos votos migren de un espacio al otro.
Todavía resta por saber si va a poder sostener su caudal de votos a lo largo del tiempo; si sus ideas lograrán interpelar a la ciudadanía prolongadamente; o si es solo una experiencia efímera. En el proceso de los próximos años se verá la capacidad de Milei para consolidarse como líder de una marca política, que logre crear una comunidad con valores compartidos estables; o si solamente será un personaje que tuvo la capacidad de capitalizar en votos la oportunidad que le dio un estado de ánimo coyuntural.
Lautaro Arias es politólogo egresado de la Universidad de Buenos Aires, analista y consultor político. (@lautaro_catrian)
Imagen de cba24n
REFERENCIAS
-Gallo, A. (julio-diciembre 2016). A PASO desdoblado. Análisis sobre la aplicación conjunta del sistema de PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias) y el desdoblamiento de las elecciones subnacionales en la Argentina. Revista Reflexión Política, (vol 18-num 36), 80-100
-Maquiavelo (2007). El Príncipe (Trad. R. Raschella). Editorial Losada. (Trabajo original publicado ca. 1513)
-Stefanoni, P. (2021). ¿La rebeldía se volvió de derecha? Cómo el antiprogresismo y la anticorrección política están construyendo un nuevo sentido común (y por qué la izquierda debería tomarlos en serio). Editorial Siglo Veintiuno
-Canal MILEI PRESIDENTE. (19 de septiembre de 2021). Milei reúne 20000 personas en el cierre de su campaña. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=Ygt-tWDkhMc