La insoportable levedad del político

ADRIÁN BELTRÁN

El escritor checo Milan Kundera, en su obra La insoportable levedad del ser (1984), reflexiona sobre qué es lo que da peso a nuestra vida, aquello que la dota de significado y guía nuestro destino, y qué es lo que da levedad, aquello intrascendente en nuestra existencia. De forma maestra, a lo largo de las páginas Kundera pone frente al espejo a diferentes personajes, con sus dudas y contradicciones, que se debaten entre estos dos planos.

El autor plantea que la vida humana está condenada a la levedad, aunque todos buscamos algo que nos aporte sentido, densidad. Cuando se cumplen cuarenta años  de su publicación, e inmersos de lleno en la sociedad líquida, acuñada por el sociólogo Zygmunt Bauman (1925 – 2017), donde predomina la fragmentación de la identidad, la inestabilidad laboral, la sobredosis de información sin filtrar, la economía del exceso y los desechos, la falta de credibilidad de los modelos educativos, el fin del compromiso mutuo y las relaciones interpersonales fugaces, parece que el pensamiento de Kundera está más vigente que nunca. Vivimos en un estado de incertidumbre permanente sin elementos o valores sólidos, de peso, que sostengan nuestra conciencia.

Y los políticos no son ajenos a esta insoportable levedad del ser. A este reino de liviandad. Es por ello que, ahora, en comunicación política prevalece lo estético a lo profundo, el continente al contenido, el zasca a la reflexión, el ruido al debate real, el parloteo a los grandes discursos. Incluso hay quienes miden el éxito de su gestión con el número de fotos publicadas en el periódico o reels subidos.

Y en este punto me surgen algunas preguntas que nos podemos hacer los profesionales de la comunicación: ¿nos hemos dejado llevar por la corriente y hemos vaciado los mensajes para encajar en este sistema? ¿Puede funcionar hoy en día una comunicación consciente que ponga en el centro las ideas, las necesidades colectivas y el propósito político? ¿El ciudadano ha renunciado a un contenido de valor por el infoentretenimiento? ¿Pueden los likes determinar el voto?

No tengo las respuestas, solo la intuición de que renunciar de lleno a aquello que da peso a nuestra existencia puede ser muy peligroso para el progreso de nuestra sociedad. Si buscamos, aún podemos encontrar hilos de esperanza, como que el 76,4% de la población utiliza contenidos digitales educativos, según el estudio Uso y actitudes de consumo de contenidos digitales publicado por el Ministerio de Transformación Digital. Y tampoco puede ser malo que cada vez haya más canales en plataformas digitales dedicados a entrevistas en profundidad, divulgación científica, análisis de la actualidad, educación financiera…

Entonces, más preguntas, ¿el ciudadano se conforma con que el político comparta un reel chulo y se sume al trend de moda? ¿O prefiere que, en su mismo lenguaje y en su plataforma favorita, comparta ideas, escuche demandas, rinda cuentas sobre las promesas cumplidas y plantee reflexiones sobre cómo mejorar el modelo de ciudad o de país? ¿En qué pueden ser más útiles, en la levedad o en el peso?

Son cuestiones que, como mínimo, nos debemos plantear los profesionales en comunicación política y debatir en nuestros gabinetes o equipos de campaña. Al fin y al cabo, está en nuestra mano elevar el valor de la comunicación y, por ende, el de la política.

 

Adrián Beltrán Miralles es Jefe de gabinete del Ayuntamiento de Onda (@adbeltran).