La derecha cada vez les mola más: es el nuevo punk

JAVIER MORANTE

La derecha es el nuevo punk. Lo es porque rompe con lo establecido, con las premisas hegemónicas de Occidente en un mundo en el que los preceptos que representa la izquierda actual, así como sus propuestas-estrella, son los mayoritarios. Que no se entienda mal: la derecha no es el nuevo progreso, no es la nueva Pasionaria ni representa los significantes anacrónicos del progreso, al menos en su sentido estricto. Pero sí es el nuevo punk si entendemos que representa lo alternativo. La derecha es la nueva ruptura de los preceptos mayoritarios de la sociedad occidental, sobre todo en lo referente a los parámetros sociales, sobre todo cuando la izquierda hegemónica ha abrazado ABSOLUTAMENTE TODOS los preceptos económicos y políticos de la derecha.

Así, la derecha lo tiene fácil para parecer rompedora, y para que la lucha contra lo políticamente correcto sea efectivamente la lucha contra lo que las instituciones imponen: sólo tiene que distanciarse de su imitadora, reivindicando lo de antes, y eso siempre es fácil. No es nada nuevo, claro. Pero sí existe una diferencia clave en todo esto, y es que lo novedoso actualmente es defender el reposo, lo de siempre, el rechazo al cambio constante, al estúpido apriorismo de lo positivo que es el cambio y la fluidez, etc. La derecha se convierte en el nuevo punk cuando se erige como la defensora de la rigidez (que en realidad no es tal, dado que ya no es hegemónica, pero para que se entienda), en un contexto en el que lo único que está en cuestión es el modelo social, no el económico ni el político, que esos han sido comprados por la izquierda hegemónica desde el 89.

Con respecto a los jóvenes, ¿qué pasa? ¿Se escapan ellos de esta redefinición de la derecha? Claro que no, al contrario, se ven más afectados que otras franjas de edad, este cambio axiológico (o casi) está dirigido a ellos. Cierto es que la mayoría compra esta tendencia posmoderna que confunde lo progresista con la desaparición de la estabilidad en cualquier ámbito de la vida, pero algunos se escapan, ya sea de manera consciente o inconsciente, ya sea de manera parcial o casi total. Lo vimos en Madrid y lo veremos cada vez más. ¡Oh!, ¿los jóvenes ya no votan a opciones progresistas, entonces? Los jóvenes ya no votan, tío, y eso, la abstención como acto acrítico, como consecuencia de sudar de todo, es la mayor y más explícita aceptación del modelo económico y político; pregúntenles si también social. Algunos pocos votan, sí y se disgregan entre un sinfín de opciones, las cuales incluyen sin lugar a dudas y de manera creciente a opciones conservadoras, porque la derecha es el nuevo punk, por oxímoron que parezca. Y la juventud, si algo quiere en esta sociedad que vende la revolución como algo positivo per se, es distanciarse de lo que considera hegemónico, institucional, implantado. Y no hay nada más implantado que los preceptos sociales de la izquierda posmoderna. Por eso lo está petando Ayuso entre los jóvenes y lo petará cada vez más. Por eso lo petan los youtubers de derechas y por eso la izquierda da muchas veces vergüenza ajena. Qué tiempos tan tristes para ser de izquierdas.