RENÉ PALACIOS
Un tétrico castillo se asoma por la pantalla. Podría ser una antigua fortaleza medieval de la vieja Rumanía pero no lo es. Se trata, en cambio, de la sede del Partido Republicano de Springfield, donde un comité de notables presidido por Montgomery Burns está debatiendo quién será su candidato a alcalde en las elecciones que se avecinan.
Una mesa variopinta disfruta un cóctel de bienvenida: Rich Texan encabeza la mesa sentado con su sombrero blanco y su revolver enfundado. Justo enfrente de él se sienta Rainier Wolfcastle, el actor de origen austríaco que inmortalizó a Mcbain en la pantalla grande. Le siguen el histórico abogado de cabello azul de Burns, el periodista conservador Tino Burgos y el Doctor Hibbert. Un solo invitado bebe algo diferente al resto: el Conde Drácula prefiere una copa de sangre. Mientras termina de sentarse en la cabecera, el señor Burns saluda a todos con un idioma extraño: se trata de enoquiano, una lengua asociada con las ceremonias ocultas y satánicas. Después, exclama: “Caballeros, viene la campaña para el alcalde. Si queremos vencer a Diamante necesitamos un candidato con nombre, prestigio e influencia en medios. Un buen líder que haga justo lo que se le diga”. Unos segundos más tarde, un Bob Patiño envuelto en una bandera estadounidense aparece detrás de la puerta. No solo es un guiño a la película Ciudadano Bob Roberts, es el comienzo de su campaña electoral.
El nueve de octubre de 1994 se estrenaba “El Regreso de Bob Patiño”, el quinto episodio de la sexta temporada de Los Simpson cuya trama transcurre en el intento del ex ayudante de Krusty El Payaso por convertirse en el nuevo alcalde de Springfield.
Aunque el capítulo está plagado de referencias a la política electoral, en esta nota nos vamos a centrar en echar luz sobre tres fenómenos que se ponen en escena durante todo el episodio: la radicalización política, la celebrity politics y la referencia de campaña negativa de la elección presidencial de 1988.
La radicalización política. Aunque el capítulo es de mediados de los noventa, muestra una tendencia que la llegada de Internet y las redes sociales haría más profunda: la radicalización de la política. Como marca Jorge Fontevechia: hace cincuenta años y cuando el mundo de la comunicación audiovisual estaba limitado a unos pocos canales de televisión y unas pocas señales de radio AM, estos medios de comunicación estaban obligados a tener posiciones ideológicas más moderadas que pudieran interpelar universos extendidos. Con la llegada de la radio FM, la televisión por cable y más adelante, la llegada de los medios digitales, se fueron generando públicos hipersegmentados que esperan escuchar mensajes que coincidan con los puntos de vista (y prejuicios) que ya traen formateados en su cabeza. Tino Burgos es un representante de la tendencia de los mensajes radicalizados que no dejan espacio al debate, sino que saben que necesitan alimentar el polo ideológico que es, finalmente, quien va a consumir sus productos.
Celebrity politics. Bob Patiño es, en términos de John Street, un claro representante de un celebrity politician. Un personaje con antecedentes previos en el mundo del entretenimiento, el espectáculo o los deportes, que decide participar en política para conseguir un puesto electivo. En ese sentido, da un paso más de aquellas figuras del espectáculo, el deporte o la sociedad que opinan sobre cuestiones públicas con el objetivo de influir en los tomadores de decisión. Lo que a mediados de los noventa podía ser una novedad para el resto del mundo (no para Estados Unidos, donde ya el actor Ronald Reagan había sido gobernador y presidente) donde un actor cómico es postulado para un cargo ejecutivo importante hoy es una moneda corriente. Una escena retrata bien cómo aprovechar el recurso del outsider: en una visita a la escuela primaria para hablar de las políticas de educación, Bob Patiño deja de lado las formalidades de la política pública y conecta con el público con lo que mejor sabe hacer: ante el entusiasmo de los niños que lo miran se pone a hacer piruetas y bailar como si estuviera en el programa que lo hizo famoso. Mientras tanto, Diamante mira desconcertado la escena y sólo revive cuando es salvado por Bart y Lisa, que lo abrazan intentando recrear una situación de contacto emocional que para un candidato que construyó su popularidad por fuera de las redes tradicionales de la política es más natural.
El spot de la puerta giratoria. Como dijimos al comienzo, el capítulo está lleno de referencias sobre cinematografía política (como la película Todos los Hombres del Presidente). Sin embargo, tal vez, la referencia más lograda es la que une a Patiño con George Bush (padre) durante la campaña a presidente de 1988. Una vez lanzado como candidato, Bob ataca a Diamante con una magnífica pieza publicitaria: en la imagen se ve una cárcel con una puerta giratoria donde hay presos que entran y salen. Después, a las puertas se les agregan desde una escalera mecánica hasta una silla de paseo. Mientras los presos salen contentos, el locutor dice: “El alcalde Diamante apoya la prisión de puertas giratorias. El alcalde Diamante incluso liberó a Bob Patiño, condenado dos veces por intento de homicidio. ¿Puede confiar en un hombre como Diamante? Vote por Bob Patiño”. Lo que algunos no saben es que ese spot es una parodia de un spot que se emitió en la campaña electoral que enfrentó a George Bush con el ex gobernador de Massachusetts, Michel Dukakis. El equipo de Bush, con Lee Alwater a la cabeza, sabía que el electorado (incluso el más afín a Dukakis) tenía la sensación de que el demócrata tenía una posición ambivalente frente al crimen. Por lo tanto se lanzó a golpear sobre ese flanco generando una campaña que, entre otras acciones, los mostró como el culpable directo de que el ex convicto William Horton haya violado y matado a una mujer un año después de haber sido beneficiado por un programa estatal de salidas transitorias para presos.
Un evento que tardó veintidós años. Finalmente, el episodio muestra que, gracias al voto de los muertos, Patiño se convierte, finalmente, en el nuevo alcalde de la ciudad. Sin embargo, gracias a la intervención de Bart y Lisa Simpson, que descubren el fraude, los ciudadanos de Springfield no se darían el gusto de ser gobernados por un payaso en esa oportunidad.
Veintidós años más tarde podrían sacarse las ganas.
René Palacios es el creador de República del Spoiler: Un podcast de comunicación política y ficción. (@RenchoPalacios)
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Citas
Street, J., 2004. “Celebrity politicians: popular culture and political representation”. The British Journal of Politics and International Relations, 6 (4), 435–452.
Fontevecchia, J. (25 de mayo de 2017). “La polarización”. Diario Perfil. Recuperado de https://www.perfil.com/noticias/columnistas/la-polarizacion.phtml