Kenshin, el guerrero samurái y la política: una Reflexión sobre la Era Meiji y el Camino del Guerrero

MIGUEL SÁNCHEZ

Si al igual que yo naciste a mediados de los 80s o inicios de los 90s, seguramente llegaste a ver en la televisión una serie animada sobre un samurai de pelo rojo que se enfrentaba a sus enemigos con una espada sin filo. Si no conoces esta “caricatura” o no recuerdas cómo se llama, te ayudo:

Rurouni Kenshin, mejor conocido como Samurai X en Latinoamérica y Kenshin, el guerrero samurái en España, es una obra de manga y anime creada por Nobuhiro Watsuki que ha dejado una profunda huella en la cultura popular dentro y fuera de Japón. Protagonizada por Kenshin Himura, un samurái errante que busca redimirse por su sangriento pasado como asesino durante la era Bakumatsu, la serie animada explora temas como la moralidad, la redención, la humildad y la lealtad en un mundo de transición del feudalismo al modernismo.

Esta obra no solo es una historia de aventuras y redención personal; también es sobre las tensiones políticas y sociales que marcaron el período de la Restauración Meiji en Japón. A través de sus personajes y tramas, la serie plantea preguntas profundas sobre el papel de la violencia en los cambios sociales, el costo personal de la guerra y la difícil tarea de encontrar un equilibrio entre la tradición y la modernidad, reflexión que se puede extrapolar a la actualidad.

A continuación, analizaremos cómo esta historia es un reflejo de las tensiones políticas de la época y cómo el camino del samurái en esta era de cambio se enfrenta a los desafíos de un nuevo orden político.

Contexto Histórico: La Restauración Meiji y la Caída del Shogunato

Comprender la era en la que se desarrolla la obra de Rurouni Kenshin es crucial para entender las implicaciones políticas de la serie. El período Meiji fue una capítulo en la historia de la nación japonesa que abarcó entre 1868 a 1912 y marcó la transición de Japón, pasando de ser un Estado feudal bajo el dominio del shogunato Tokugawa a un Estado moderno y centralizado bajo el liderazgo de un emperador.

Dicho cambio fue impulsado en gran parte por la presión externa de potencias occidentales, como Estados Unidos y Europa, forzando a la archipiélago nipón a abrir sus puertas al comercio internacional, debilitando el poder del shogunato y creando a su vez tensiones internas entre facciones leales a la tradición contra aquellos que apostaban por la modernización.

Kenshin Himura, el protagonista de Rurouni Kenshin, encarna estas tensiones. Antes de convertirse en el errante pacifista que todos conocemos, fue un temido asesino conocido como Battousai, que luchaba en favor de los Ishin Shishi, un grupo rebelde que buscaba derrocar al shogunato para restaurar el poder imperial y modernizar Japón. Esta lucha violenta y la posterior transformación de Kenshin en un hombre de paz refleja los dilemas de una nación en transición: ¿cómo reconciliar el honor y la tradición con las demandas de un nuevo orden social y político?

La Política de la Violencia y la Paz

Un tema central de la serie es el papel de la violencia en los cambios políticos. Kenshin, como Battousai, fue instrumental en la caída del shogunato, pero su arrepentimiento posterior y su juramento de no matar más reflejan una crítica a la violencia como herramienta para el cambio. Aunque el nuevo gobierno Meiji trajo consigo un periodo de modernización para Japón, la historia no deja de señalar el costo humano de este proceso.

Históricamente, la violencia ha sido un instrumento para generar cambios en los regímenes políticos y de poder. Si bien en tiempos modernos, se ha respetado un poco más los derechos humanos, siguen existiendo países que recurren a agentes violentos y estrategias dictatoriales para mantenerse en el poder, aunque se maquillen de democracia. Tal es el caso de regímenes de izquierda autoritarios en países como Rusia, Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Aunque muchos de los ciudadanos de estos países pidan a gritos cambios para resolver nuevas necesidades y reflejen su descontento en urnas, los Estados autoritarios no dudan en ejercer sus estrategias favoritas: fraudes electorales, reformas constitucionales o ataques violentos a todos aquellos que apoyen cualquier tipo de oposición al régimen existente.

El Japón que presenta la era Meiji está lejos de ser un paraíso pacífico. Aunque las viejas estructuras feudales fueron derribadas, las luchas internas, la corrupción y el uso de la violencia por parte del gobierno continúan, demostrando ser elementos intrínsecos de sus líderes como sucede actualmente.

El Camino del Samurai en un Japón Moderno

A través de sus personajes, la serie reflexiona sobre cómo estos antiguos guerreros pueden encontrar un nuevo lugar en la sociedad moderna. Kenshin, aunque ha renunciado a la violencia, sigue viviendo según un código de honor personal que lo obliga a proteger a los débiles y luchar por la justicia. Otros personajes, como Shishio Makoto, uno de los principales antagonistas de la historia, representa una visión más cínica y oscura: un samurái que, en lugar de adaptarse, busca dominar el nuevo Japón a través de la fuerza, replicando los métodos de opresión que el régimen Meiji pretendía erradicar.

Al final, Kenshin Himura encarna el ideal de un samurái que, a pesar de los cambios políticos y sociales, sigue siendo fiel a un código de honor basado en la justicia y la compasión, ofreciendo una visión esperanzadora en medio de un Japón en transición.

Viéndolo con las gafas de analista político, no cabe duda que este mensaje se extrapola fácilmente a la realidad: con los recientes cambios de gobiernos en diferentes países alrededor del mundo surge inevitablemente un sentimiento de temor y resistencia entre la población.

Como todo en esta vida, políticos van y vienen, pero formar parte de la sociedad en un mundo moderno implica estar expuesto al cambio constante de tendencias e ideologías, obligándonos formar parte o resistirlo usando nuestros ideales como brújula para no perdernos en el camino y encontrar nuestro papel en la sociedad.

Miguel Sanchez es Licenciado en negocios internacionales, con master en marketing, estrategia y comunicación politica (@Mickeylodeon28)