IV cumbre iberoamericana

Deseo que mis primeras palabras sean un homenaje a Colombia y a su Presidente Don César Gaviria. Agradezco su invitación y la caída acogida brindada a los participantes en esta Cumbre.

Mi Gobierno asigna a la Comunidad Iberoamericana de Naciones y a su expresión política, las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno, la mayor importancia.

Excelencias:

Nos encontramos en esta ciudad de Cartagena de Indias para reflexionar conjuntamente sobre un tema que representa un reto de particular importancia: el de la integración y comercio, clave para la prosperidad de nuestras comunidades nacionales.

Chile es un país con muchas opciones de inserción internacional, pero con una clara vocación de integración latinoamericana. Para ese propósito se propone llevar a cabo durante los próximos años una política regional caracterizada por el impulso a la integración económica y física y la cooperación en los planes de la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología.

Para desarrollar nuestro comercio debemos aceptar el principio de un «regionalismo abierto» en las relaciones económicas. Debemos intensificar nuestro comercio de manera realista, concreta y sin excepciones. En economía, como en política, la exclusión no es sólo injusta, sino también peligrosa.

Por otra parte, este desarrollo, demostrativo del potencial que ofrecen las economías más abiertas, nos obliga a mejorar nuestra competitividad en el mercado mundial. Ello a su vez exige realizar esfuerzos considerables en materia de formación y perfeccionamiento de nuestros recursos humanos.

Necesitamos urgentemente sistemas educativos capaces de responder a las necesidades de la democracia, de la sociedad y del mercado para lograr el desarrollo del comercio, de la industria y la profundización de la integración.

Mi gobierno ya está realizando acciones comprometidas con la necesidad de reformar profundamente a la estructura y la orientación de la educación en Chile. Sin embargo, mejorar los sistemas educativos iberoamericanos es una tarea compleja que demanda una acción común. Sobre la base de una reflexión conjunta y del análisis de los esfuerzos y logros obtenidos en nuestros países, debemos concluir en iniciativas expresadas en propuestas claras, destinadas a afianzar la modernización de los sistemas educativos regionales.

Esta acción colectiva debe ir acompañada por un esfuerzo en materia de ciencia y tecnología que permita subsanar los retrasos existentes en esta materia, que es determinante de las ventajas comparativas dinámicas y de la especialización productiva internacional.

Latinoamérica no ha tomado aún la decisión política de dar un impulso serio e integrado al desarrollo científico y tecnológico. Nos parece necesaria una reflexión conjunta para estudiar la creación de un fondo regional autónomo, destinado a financiar la ciencia y tecnología a nivel regional, que podría crearse en asociación con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esta reunión podría dar las instrucciones para dar comienzo a los estudios de factibilidad de esta iniciativa.

También creemos que la libre competencia internacional deber ser promovido y reforzada y ello requiere un doble compromiso. El primero es el de abstenerse en utilizar mecanismos de distinta índole -financieros, impositivos, económicos o de otro tipo- para alterar la competitividad, introduciendo elementos de distorsión en el juego de las ventajas comparativas y afectando el comercio de los productos en los que Iberoamérica es más eficiente. El segundo es el de no recurrir a instrumentos de política general -sanitarios, fiscales o medio ambientales, entre otros- con fines proteccionistas.

Para Chile el medio ambiente no contaminado es un elemento de calidad de vida y su legítima protección no puede ser utilizada para instrumentalizar consideraciones proteccionistas comerciales de corto plazo.

Excelencias:

El logro de un verdadero desarrollo nacional requiere que el crecimiento vaya acompañado por la equidad.

La dimensión social del desarrollo no puede ni debe ser olvidada. Los éxitos políticos y económicos que podamos alcanzar, sólo tienen sentido si implican un mejoramiento sustantivos en las condiciones de vida y en las oportunidades de todos nuestros conciudadanos. A su vez, este desarrollo, social constituye la base para un adecuado ejercicio de la democracia. De esta manera, como es sabido, crecimiento económico, desarrollo social y democracia política, constituyen una trilogía clave para la paz y la estabilidad de nuestras sociedades. La gran tarea que tenemos por delante es preservar en la conjunción de estos tres factores.

Mi gobierno ha hecho de la lucha contra la pobreza el eje fundamental de su política. Sin embargo, la acción gubernamental, por importante que sea, no es suficiente para luchar contra este flagelo que mantiene aún más de un millón de mis compatriotas en una situación de extrema miseria. Es necesario que la comunidad nacional en su conjunto se preocupe de esta cuestión. Por ello, la creación de una «cultura de la solidaridad», que coloque a las personas y su desarrollo como centro de la acción pública y de la actividad privada, es hoy imperativa. Consciente de esta realidad, en mi Gobierno ha creado el Consejo Nacional para la Superación de la Pobreza, instancia participativa que pretende englobar a toda la sociedad chilena en su rica diversidad política, económica, social y religiosa, con el objeto de aunar esfuerzos en la lucha contra la pobreza.

En segundo término, pensamos que la preocupación por la dimensión social del desarrollo supera las fronteras nacionales y aparece como un desafío para todos los Estados.

La conciencia respecto a esta realidad ha hecho que el Gobierno de Chile promueva y respalde la celebración de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de Copenhague, en 1995. Faltando menos de un año para la realización de este trascendental encuentro, deseo llamarlos a redoblar esfuerzos para asegurar una adecuada participación de nuestra Comunidad en la reunión, a fin de que ésta responda a las esperanzas que nuestros pueblos han depositado en ella.

Deseo referirme a un tema largamente postergado: la situación de no participación plena de la mujer en Iberoamérica y en el mundo.

Las mujeres no sólo representan más de la mitad de la población de nuestros países, sino que constituyen tradicionalmente uno de los grupos más afectados por las crisis económicas y que requiere con más urgencia la búsqueda de soluciones para asegurar la prosperidad. Sufriendo a menudo de la discriminación laboral, realizando de manera permanente dos jornadas en un mismo día y debiendo muchas veces asumir la jefatura de la familia.

Muchas Gracias